lunes, 29 de abril de 2024

Disfunción sexual del rey Luis XVI de Francia. Posible resolución con la circuncisión

Luis XVI

Luis XVI nació el 23 de agosto de 1754 con el nombre de Luis Augusto. Fue rey de Francia entre 1774 y 1792 tras el fallecimiento de su abuelo Luis XV. Se había convertido en delfín de Francia por la muerte de su padre, Luis de Francia, y de sus dos hermanos mayores que le precedían en los derechos dinásticos. Fue el último monarca francés con poderes absolutos tras el triunfo de la Revolución Francesa. Con el propósito de aliarse con Austria para poner fin al poderío creciente de Gran Bretaña y Rusia, decide casarse el 16 de mayo de 1770 con María Antonieta, archiduquesa de Austria e hija menor de Francisco I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y la emperatriz María Teresa de Austria. La esposa del delfín fue rechazada desde el principio por la corte francesa, a la que dieron el apelativo de Perra austriaca. También se ganó gradualmente la antipatía del pueblo, que la acusaba de derrochadora, presumida, libertina y de influir a su marido en favor de los intereses austriacos, lo que le valió el mote de Madame Déficit y Loba austriaca. El matrimonio no fue consumado hasta siete años después de la boda, cuando la pareja ya había ascendido al trono, y este retraso fue relacionado con una posible fimosis que afectaba al rey, aunque también podía haber influido la inmadurez y falta de educación sexual de la jovencísima pareja. Otras posibles causas invocadas fueron una cierta aversión inicial de Luis hacia el sexo en consonancia con su personalidad apática y timorata favorecido, además, por una educación religiosa estricta y una infancia difícil, como también a la existencia de una disfunción eréctil por un posible hipogonadismo o diabetes mellitus. Después de varias consultas médicas y la recomendación de distintas medidas terapéuticas, entre las que incluye una posible circuncisión, se iniciaron por fin relaciones conyugales satisfactorias que tuvieron como resultado el nacimiento de cuatro hijos.

Luis XVI tuvo un reinado convulso debido al déficit económico acumulado por los dos reinados anteriores. El descontento social de las clases media y baja provocó una fuerte oposición a la aristocracia y a la monarquía absoluta, de la que Luis y su esposa se veían como representantes y símbolos de la tiranía del Antiguo Régimen. El aumento de las tensiones estuvo marcado por una serie de disturbios violentos en París, como la toma de la prisión de la Bastilla el 14 de julio de 1789, que obligaron al monarca a reconocer definitivamente la autoridad legislativa de la Asamblea Nacional revolucionaria. La popularidad del rey se deterioró progresivamente después del intento de huida del país en junio de 1791, con perspectivas de buscar apoyos en el extranjero, consumándose así cada vez más la posibilidad de deponer a los reyes y establecer un estado republicano.


Luis XVI
Toma de la Bastilla. Ilustración de Jean-Pierre Houel (1789). Bibliothèque Nationale de France


En un ambiente de caos nacional, provocado por el conflicto civil, Luis XVI fue arrestado y depuesto el 10 de agosto de 1792. Un mes después, la monarquía fue abolida y la familia real encarcelada en la torre del Temple. El 21 de septiembre de 1792 se proclamó la Primera República francesa. El depuesto monarca fue desacralizado con el nombre de “ciudadano Luis Capeto”, en referencia a su ancestro Hugo Capeto, y posteriormente juzgado por la Convención Nacional, que lo declaró culpable de alta traición a la nación siendo ejecutado en la guillotina el 21 de enero de 1793 cuando contaba con treinta y ocho años de edad. Nueve meses después de la ejecución de su marido, María Antonieta también fue juzgada y condenada por traición a pena de muerte pasando por la guillotina el 16 de octubre de 1793. Así, Luis XVI se convirtió en el único rey de Francia ejecutado, y con su muerte se dieron por finalizados más de mil años de dominio monárquico. Tres de sus hijos murieron en la infancia y únicamente llegó a la edad adulta su hija María Teresa, que fue entregada a los austriacos a cambio de prisioneros de guerra franceses, y finalmente murió sin descendencia en 1851. María Antonieta, tras su muerte, se convirtió en un personaje icónico de la cultura popular. Si bien es cierto que su comportamiento, considerado como frívolo y superficial, ayudó a aumentar la agitación durante el inicio del proceso revolucionario, muchos historiadores consideran que su figura fue injustamente retratada y obedeció a distintos intereses palaciegos que buscaban desprestigiar a los monarcas en beneficio propio.

 

Problemas en la relación conyugal de la joven pareja

Los problemas que surgieron desde el principio en la joven pareja no fueron la falta de aceptación ni de compromiso sino su incapacidad para iniciar una relación sexual. La emperatriz María Teresa había programado una esmerada educación para su hija María Antonieta, pero veía con decepción que no conseguía progresos ni en el aprendizaje del idioma francés ni en las clases de música que recibía de Christoph W. Gluck. Sus tutores le expusieron que la archiduquesa era un tanto impaciente y perezosa, incapaz de terminar de leer un libro, pero que a la vez asimilaba rápidamente la información que se le suministraba y que sus juicios eran, a menudo, acertados. En el aspecto físico, María Antonieta era alta y tenía una figura estilizada, con cierto atractivo, más expresiva que guapa. Luis, en cambio, era un joven reflexivo, tímido y apático, educado en una estricta moral católica, con tendencia a la holgazanería, pero con cierta disposición a aprender. Tuvo una infancia solitaria, ya que fue desplazado por sus padres en favor de su hermano mayor, el duque de Bourgogne, al que preparaban para ser futuro rey de Francia. Además, se le mantuvo aislado de la corte, lo que le provocó, en cierta medida, dificultades de adaptación para las relaciones sociales. Una amante de su padre lo había definido como un "niño gordo y mal educado". Luis no pasaba de ser un joven que parecía incapaz de superar la pubertad y sentía poco interés por las mujeres. Su abuelo, el rey Luis XV, lo describió más tarde como "un hombre diferente a los demás hombres”. Tenía un físico poco atractivo, voluminoso por el sobrepeso, miope, risa chillona y torpe en sus movimientos. Un cortesano austríaco afirmaba que "la naturaleza parece haberle negado todo al delfín".


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El delfín de Francia Luis Augusto y la archiduquesa de Austria María Antonieta en sendas pinturas de 1769, un año antes de su enlace matrimonial, cuando contaban con 15 y 14 años de edad respectivamente. (A la izquierda) Luis Augusto (1769) pintado por Louis-Michel van Loo, Château de Versailles. (A la derecha) María Antonieta (1769) pintada por Joseph Ducreux, Château de Versailles


Al momento de su matrimonio con María Antonieta, el príncipe tenía 15 años y la archiduquesa 14. Los testigos señalaron que el novio estuvo excesivamente tembloroso durante toda la ceremonia y que se sonrojó cuando le puso el anillo a la novia. Durante el banquete que siguió a la boda, el abuelo del novio, el rey Luis XV, aprovechó para darle algunos consejos para su primera noche de vida conyugal. Sin embargo, la noche de boda discurrió sin tener contacto sexual alguno, quedándose el delfín completamente dormido. La archiduquesa comentó que su esposo “ni siquiera le había dado la mano”. El propio príncipe escribió en su diario la palabra “Nada”. La duquesa de Northumberland comentó que al día siguiente “el delfín bostezaba con mucha frecuencia, a pesar de que todos decían que había dormido muy bien”. Al día siguiente se levantó temprano para ir a cazar, su afición favorita.


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Boda de Luis Augusto con María Antonieta, celebrada el día 16 de mayo de 1770. Grabado de la época


Después de esta primera noche, Luis volverá a dormir en su propia cámara y su esposa en una habitación separada. A juicio de los empleados cortesanos de Versalles se comportaban como un matrimonio de ancianos. El embajador de España, Conde de Fuentes, informaba a su corte que el matrimonio seguía sin consumarse tras ocho semanas desde el matrimonio, y que tanto el embajador austriaco, Florimond de Mercy-Argenteau, como el ministro de Asuntos Exteriores, el duque de Choiseul, le habían asegurado que esto no se debía a ningún obstáculo físico, sino a una especie de “frigidez moral” que el tutor privado del delfín estaba tratando de mitigar. Por otra parte, María Antonieta, recién salida de la infancia, tampoco estaba en condiciones muy favorables para ayudar a su marido a pesar de los consejos que recibía de las tías del delfín, que actuaban como sus tutoras.


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Emperatriz María Teresa I de Austria. Madre de la delfina María Antonieta con la que mantuvo una fluida comunicación epistolar. Pintura de Martin van Meytens (1759). Akademie der Bildenden Künstede (Viena)


La joven delfina sabía que su posición en la corte francesa y la estabilidad de la alianza entre Francia y Austria dependían de que produjera un heredero. La situación se volvió aún más tensa cuando, dos meses después de la coronación, la cuñada de Luis, María Teresa, dio a luz a un hijo que sería el heredero al trono francés si el delfín no tenía descendencia. El rey Luis XV, y también los nobles de la corte y la ciudadanía, también empezaron a preocuparse por la falta de un heredero. Su abuelo escribió al príncipe pidiéndole que hiciera todo lo posible para consumar el matrimonio. María Antonieta, dispuesta a complacer a su esposo, era rechazada continuamente y mostraba una gran preocupación por entender cuál era el problema que le impedía mantener relaciones sexuales, pero ni tan siquiera el interesado parecía comprenderlo exactamente. Luis, volcado en la gastronomía y a sus interminables partidas de caza, reafirmó su pasión por ella y se justificó en que hasta que se trasladaran a Compiègne, una localidad campestre situada a 65 Km del norte de París, no podrían iniciar su vida íntima, pero tampoco este desplazamiento tuvo resultados positivos. El delfín continuó "haciendo una pausa para reflexionar" y pidió aún más tiempo para "vencer su miedo". Transcurrieron algunos meses y la joven princesa comenzó a preocuparse seriamente. Lo comentó con su madre, quien solicitó la opinión de Van Swieten, archimédico de la corte de Viena, el cual contestó con evasivas sin dar soluciones concretas. Los consejos de la emperatriz se limitaron a recomendar a su hija “inspirar pasión (…) caricia, mime” para atraer a su marido, pero éste seguía mostrando poco interés sexual por su esposa.

 

Consultas médicas para establecer la causa de la disfunción conyugal

El príncipe tenía un comportamiento poco libidinoso, en contraposición con el resto de sus antecesores de la dinastía real francesa que practicaron todo tipo de excesos sexuales. De hecho, no se conoció que tuviera ninguna amante. Pronto se extendieron rumores de que el príncipe no podía mantener relaciones sexuales debido a una anomalía genital, posiblemente una fimosis, y se especulaba sobre si una simple operación podría eliminar el problema. Dos meses después de su matrimonio, comenzaron las consultas a diferentes médicos relacionados con la corte francesa. El 18 de julio de 1770, el rey Luis XV pidió al cirujano real German Pichault de La Martinière su opinión al respecto. El rey, conocedor de la posible fimosis de su nieto, le pidió confirmación y la conveniencia de plantear una intervención quirúrgica. La Martinière, sin embargo, no encontró defecto alguno que justificara una intervención concluyendo que el delfín tenía una impotencia sexual. A partir del 21 de marzo de 1771, la pareja empezó a dormir junta en la misma cama y, a decir del embajador Mercy- Argenteau, el primer intento fracasó porque la penetración fue incompleta. El ministro de Asuntos Exteriores, el duque de Aiguillon, sugirió al conde de Marmora que el delfín no podía cumplir con sus obligaciones conyugales debido a una "falta de erección". La emperatriz María Teresa, preocupada por los acontecimientos después de haber pasado veinte meses sin consumar, decidió consultar el problema a su médico de cabecera en Viena, quien emitió un informe aconsejando al delfín “baños medicinales seguidos de una operación menor muy necesaria para eliminar obstáculos que impiden al príncipe consumar su matrimonio”.


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Germain Pichault de La Martinière. Cirujano personal del rey Luis XV que fue uno de los primeros facultativos en examinar al delfín Luis Augusto. Pintura de François-Adrien Latinville (sin datar). Musée du Service de Santé des Armées (Paris)


Transcurridos ya dos años sin que Luis Augusto consiguiera un coito exitoso, Luis XV convocó el 28 de octubre de 1772 a los dos jóvenes en una reunión privada encargándose él mismo de examinar los órganos genitales de su nieto. El delfín le manifestó que había intentado copular con su esposa, pero el intenso dolor que le producía se lo impedía sin poder precisar si la causa era por una anomalía física o por algún otro factor. El rey constató que parecía existir una anormalidad del pene, sin detallar de que tipo, pero que según su criterio no necesitaba de ninguna operación. Desde entonces corrió entre el pueblo el rumor de que una malformación congénita en los genitales obligaba al príncipe a moderar sus impulsos por el intenso dolor que le ocasionaba. La inexistente vida sexual del matrimonio se convirtió en un asunto público sobre el que se debatía y chismorreaba tanto en la corte como en la ciudad. Los versos, chistes y cancioncillas satíricas sobre la presunta fimosis o impotencia sexual del rey se extendían a lo largo de toda Francia, al modo de: “Todo el mundo se pregunta por lo bajo: / ¿El Rey puede o no puede? La triste Reina pierde la esperanza. / Uno dice que no puede empalmarse, / El otro que no puede entrar en ella, / Que la tiene como una flauta travesera. / El problema no es ese, / Anuncia gravemente Mamamouchi, / Sino que solo le sale agua clara”.


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Dibujo satírico de Luis XVI y María Antonieta “Los dos que no hacen uno” (1791). Representa a los reyes como un monstruo de dos cabezas tirando en direcciones opuestas. Luis XVI es retratado como un cornudo y Mª Antonieta como una medusa con plumas de avestruz (en clara referencia a Austria y al lujo). Library of Congress - Prints and Photographs Division (Washington)


En 1773, su abuelo lo remitió a su propio médico, Joseph Marie de Lassone, quien después de examinarlo declaró de manera oficial que no había malformación alguna en los órganos sexuales del delfín, coincidiendo con La Martinière que la causa de la disfunción conyugal era una impotencia sexual. Aun así, la creencia general era que el príncipe tenía el prepucio demasiado estrecho y que eso restringía la posibilidad del coito. En 1774 fallecía el viejo rey Luis XV, a consecuencia de la viruela, y Luis y María Antonieta se convertían en los nuevos reyes de Francia. Llegado este momento, el problema se volvía más acuciante tras cuatro años de casados y sin tener aún descendencia. El 15 de enero de 1776 fue examinado por Jacques-Louis Moreau, afamado cirujano del Hôtel-Dieu de París. Sobre esta visita, la reina María Antonieta comenta a su madre que Moreau había dicho a su marido más o menos lo mismo que los demás médicos, es decir, que el problema podía resolverse sin cirugía cuando normalizara su vida sexual.


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Los reyes de Francia no tuvieron a su primer hijo hasta después de 8 años de matrimonio. Luis XVI y María Antonieta (detalle). Pintura de Josef Hauzinger (ca. 1776). Kunsthistorisches Museum (Viena)


María Antonieta, entonces, confesaba a su madre sus preocupaciones porque la persistencia de la falta de actividad sexual era motivo de creciente burla popular. También le comentaba que circulaban rumores atribuyéndole amantes de ambos sexos. No obstante, mucho de lo contado sobre las infidelidades de la reina parece más leyenda que realidad. Varios panfletos ironizaban sobre la desenfrenada vida sexual de la reina, suponiendo que mantenía relaciones lésbicas con sus inseparables amigas Therèse de Saboya, princesa de Lamballe, y con la duquesa Gabrielle de Polignac. La soberana concentraba así todo el odio popular primeramente acusada de despotismo y derroche económico para añadir después la infidelidad, homosexualidad y desenfreno. También se le atribuyeron amantes de sexo masculino, comenzando por su propio cuñado, el conde d'Artois, hermano menor de Luis XVI, y que años más tarde, con la Restauración borbónica reinaría con el nombre de Carlos X. Otros amantes destacados fueron el duque de Coigny y el conde sueco Hans Axel von Fersen. Todos estos chismorreos que circulaban por la corte de Versalles eran aprovechados por los hermanos del rey con el fin de desprestigiarle y apurar sus opciones de sucederle en el trono. Por otra parte, los partidarios de la república también utilizaron estos argumentos para debilitar a la monarquía.

 

Diagnóstico de posible fimosis y cirugía de posible circuncisión

Cuatro años después de la boda, los escasos avances a la hora de practicar el sexo motivaron que finalmente se aconsejara una intervención quirúrgica reparadora, a pesar de lo cual Luis XVI se negó por temor al dolor o el riesgo de tener una complicación infecciosa. El conde de Aranda, que fuera secretario de estado durante el reinado de Carlos IV de España, y uno de los nobles mejor informados de Europa, en una carta fechada el 5 de agosto de 1774 comentaba, sobre la posible patología del monarca francés, que "Algunos dicen que el frenillo es tan corto que el prepucio no se retrae al entrar, causando mucho dolor a Su Majestad y obligándole a restringir los impulsos necesarios para completar el acto. Otros piensan que un prepucio apretado evita que la cabeza del pene quede expuesta, lo que hace imposible que Su Majestad tenga erecciones completas. Si se trata del primer supuesto, algo parecido les sucede a muchas personas, causando problemas cuando se vuelven sexualmente activas en los primeros intentos; pero como la mayoría de las personas tienen un deseo sexual más fuerte que Su Majestad, a causa de su temperamento más apasionado, el frenillo se desgarra por entero o por lo menos de forma suficiente para que pueda ser usado, lo que poco a poco regulariza el acto por completo. Pero cuando el paciente es tímido, el cirujano debe hacer una pequeña incisión, eliminando el obstáculo. Si se da el segundo caso, se debe realizar una operación que a la edad del rey es más dolorosa y severa, ya que requiere una especie de circuncisión, porque si no se realiza una incisión del prepucio, el coito será imposible”.


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El conde de Aranda, secretario de estado de Carlos IV de España, informó detalladamente sobre las posibles causas de disfunción sexual de Luis XVI de Francia. Pintura de Ramón Bayeu (1769). Museo de Huesca


Después de rechazar la cirugía, los siguientes intentos de consumar la relación siguieron siendo decepcionantes. En 1777, el hermano de María Antonieta, el emperador José II de Austria, hizo una visita de seis semanas a los monarcas franceses hablando con uno y otro para tener conocimiento directo del problema conyugal de la pareja. Luis XVI aceptó de buena gana la visita e incluso le solicitó su consejo. Las impresiones que José II extrajo después de la entrevista las transmitió en una carta remitida a su hermano menor, Pedro Leopoldo de Austria y gran duque de Toscana, manifestando que el rey de Francia "no tiene una debilidad del cuerpo o del espíritu; Es simplemente que aún no ha tenido su momento de “Que se haga la luz”, su técnica aún está en proceso de formación (...) En su lecho matrimonial, tiene fuertes erecciones, introduce el miembro, permanece allí durante unos dos minutos sin moverse, se retira sin eyacular y, mientras sigue erecto, le da las buenas noches. Es incomprensible. A veces tiene emisiones nocturnas, pero siempre mientras yace inmóvil. Está satisfecho y dice que lo hace solo por un sentido del deber, pero que no tiene ningún deseo de hacerlo (…) Mi hermana no tiene el temperamento para esto y juntos forman una pareja completamente inepta". La conclusión final del emperador austríaco fue tajante, aconsejando a su cuñado que debía someterse de inmediato a una intervención quirúrgica, ofreciéndose incluso él mismo para sostener al paciente. Se volvió a consultar a Lassone y, aunque el informe oficial del médico real se mantuvo en riguroso secreto, se puede deducir que la cirugía se llevó a cabo y resultó ser un éxito por sus buenos resultados, aunque no se sabe exactamente en qué fecha se realizó, qué tipo de intervención y quién fue el cirujano.


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El emperador José II de Austria, hermano de María Antonieta, intermedió en la problemática de la disfunción sexual de los reyes franceses aconsejando una posible circuncisión a Luis XVI. Pintura de Anton von Maron (1775). Kunsthistoriches Museum (Viena)


Dos meses más tarde de la partida de José II, el rey francés confesó a sus tías que "Me deleito en el placer, y lamento no haber sido consciente de ello durante tanto tiempo". El embajador austriaco Mercy-d`Argenteau confirmó el acontecimiento, añadiendo que la fecha elegida para consumar definitivamente el matrimonio fue el 18 de agosto de 1777, siete años después de su boda, y detallando que "El rey fue a ver a su esposa justo cuando ella estaba terminando de bañarse; los esposos estuvieron juntos alrededor de una hora y cuarto; El rey exigió a la reina el compromiso de que lo que había sucedido entre ellos permaneciera en secreto. La única excepción iba a ser el médico de cabecera, Lassone, quien, informado por el rey de todas las circunstancias, no dudó en afirmar que el matrimonio se había consumado”. El 30 de agosto, la misma María Antonieta escribía una carta a su madre manifestándole que "He llegado a la felicidad más fundamental (...) hace más de ocho días que el matrimonio ha sido plenamente consumado. El acto ha sido repetido ayer de forma más completa que la primera vez (...) Creo que no estoy embarazada todavía, pero por lo menos tengo la esperanza de poder estarlo de un momento a otro". Al año siguiente la reina estaba embarazada, y el 19 de diciembre de 1778 nacía en Versalles su primera hija, María Teresa, en medio de un ambiente prerrevolucionario, a la que siguieron tres hijos más.


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El médico personal del rey Luis XV, Joseph-Marie de Lassone, diagnosticó una posible disfunción eréctil en su nieto el delfín Luis pero finalmente recomendó una posible circuncisión. Pintura de Joseph-Siffred Duplessis (sin datar). Musée Calvet (Avignon)


Se puede especular sobre el remedio efectuado, pero no hay pruebas oficiales de que el rey francés se hubiera sometido a una circuncisión o a cualquier otra operación del prepucio. Sin embargo, es de destacar que Lassone era un médico que conocía bien el tratamiento quirúrgico de la fimosis; de hecho, había desarrollado una técnica quirúrgica para esta operación, de la que dio conocimiento en una reunión de la Royal Medical Society el 12 de septiembre de 1786. La operación consistía en realizar una intervención mínima donde solamente se practicaban pequeñas incisiones transversales, quedando el prepucio intacto y sin deformaciones notables, de manera que pudiese retraerse con facilidad. No es descartable que el rey se sometiera a esta mínima intervención, pero como no se dio ninguna explicación oficial, el pueblo pensaba que María Antonieta podía haber cometido adulterio cuando quedó embarazada. Posteriormente la pareja solo compartió el lecho en contadas ocasiones, y se difundía que la reina era vista en compañía de otros hombres.

 

Causas del retardo de las relaciones sexuales de Luis XVI

Se han propuesto varias posibles causas para explicar las dificultades que el monarca tuvo para mantener relaciones sexuales, unas de tipo psicológico y otras médicas. Lo que resulta desconcertante es que Luis no mostrara suficiente preocupación por la disfunción conyugal que padecía, no estando demasiado interesado en buscar consejo médico ni tampoco tenía en cuenta las burlas y los comentarios sarcásticos que circulaban por la corte y entre el pueblo llano. La inmadurez y falta de educación sexual han sido considerados frecuentemente como factores causales. Luis y María Antonieta se casaron demasiado jóvenes y, como todos los enlaces reales de la época, fue un matrimonio de conveniencia por asuntos de estado. Luis vio por primera vez la figura de la que iba a ser su esposa a través de un retrato realizado por Joseph Ducreux encargado poco antes de las nupcias. Durante su primer encuentro, justo antes de su boda, el príncipe parecía avergonzado y, incapaz de decirle nada, solamente se limitó a darle un tímido beso en la mejilla. Tampoco favorecía que el delfín fuese educado casi exclusivamente por su gobernador, el duque de La Vauguyon, quien le había inculcado un profundo sentimiento de desconfianza hacia el Imperio austríaco, la patria de origen de su esposa. Por otra parte, el rey mostró siempre desafección hacia las mujeres, al punto de no haber sido constatada ninguna relación adúltera, comportamiento que no puede ser atribuido a una presunta fimosis ya que, incluso después de realizarse la intervención quirúrgica, siguió manteniendo una vida apartada de amantes o favoritas.


Luis XVI
Después del comienzo de las relaciones sexuales de los monarcas franceses se produce el nacimiento de sus cuatro hijos a partir de 8 años de matrimonio. María Antonieta con sus hijos (1787). Pintura de Marie-Louise Vigée-Lebrun. Château de Versailles


Se ha especulado también con la existencia de trastornos médicos, como la diabetes mellitus, pues Luis perdió bastante peso en los meses sucesivos a su boda, a pesar de ser consumidor habitual de carne de caza. El historiador Androutsos plantea la posibilidad de que padeciese un síndrome de retraso puberal por una distrofia adiposogenital que justificaría la obesidad, lentitud de movimientos, apatía y tendencia al sueño que manifestaba el rey. Cualquiera de estas dos enfermedades podría originar una disfunción eréctil, como mantuvieron que tenía algunos médicos consultados. También se sugirió que podía estar afectado de un hipogonadismo, que podría explicar la falta de libido que mantuvo durante toda su vida. Los médicos que le reconocieron no parece que dieran demasiada importancia a una posible patología del pene. Puede ser que fuera una fimosis poco marcada o que existiera simplemente una cortedad del frenillo, aunque ninguna de estas alteraciones sería motivo suficiente para impedir el coito. La posibilidad de un frenillo corto estaría en consonancia con lo expresado por La Martinére al considerar que la alteración peneana era una condición “extremadamente común en los adolescentes” que suele resolverse espontáneamente con el inicio de las relaciones sexuales. El dolor que decía sentir el rey en sus intentos de copular podía ser debido a la tirantez provocada por un frenillo demasiado corto. Otras posibilidades es que sufriera una progresiva esclerosis del prepucio secundaria a una posible diabetes mellitus, un liquen escleroso o cualquier otra patología que pudiera dificultar la retracción del prepucio. Menos probable es que tuviera una malformación más severa como una incurvación congénita del pene o un hipospadias. Pero en estos supuestos, los médicos que le examinaron debían haber resaltado claramente la presencia de dichas alteraciones.


Luis XVI
Los reyes de Francia acabaron siendo condenados a la guillotina por los revolucionarios franceses. (A la izquierda) Luis XVI (sin datar) pintado por Robert Lefevre. Musée d´Art Thomas Henry, Cherbourg-en-Cotentin. (A la derecha) María Antonieta le dijo a la rosa (1783) pintada por Marie-Louise Vigée-Lebrun, Château de Versailles


Se suele sostener que una posible fimosis fue la causa principal que motivó la disfunción conyugal del monarca. Esta patología puede dificultar la cópula, pero lo normal es que no se demore una intervención quirúrgica correctora. ¿Por qué se retrasó tanto la realización de la circuncisión? El hecho de que el rey tuviese un carácter retraído, una severa educación religiosa y falta de interés en las mujeres y el sexo, pudieran haber sido factores condicionantes. Más posible es que el retraso se debiese al temor a ser sometido a una intervención quirúrgica. Un argumento nada desdeñable tal como se desarrollaba la cirugía por aquel entonces, al no estar disponibles la anestesia y antisepsia, siendo muy frecuentes las complicaciones hemorrágicas e infecciosas. Asimismo, las opiniones contrarias a la cirugía que expresaron varios médicos causaron cierta confusión en el monarca sobre la oportunidad de la intervención. Sea como fuere, no se conoce con exactitud las causas que pudieran justificar este inexplicable retraso de la intervención. En resumen, el problema conyugal del rey fue probablemente de origen multifactorial influyendo factores psicológicos, educacionales y médicos que tuvieron como resultado un retraso del inicio de las relaciones sexuales hasta siete años después del matrimonio.

 

 

Bibliografía recomendada

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Como citar este artículo:

Lancina Martín JA. Disfunción sexual del rey Luis XVI de Francia. Posible resolución con la circuncisión. 2024 [citado el día/mes/año]. Disponible en: https://drlancina.blogspot.com/2024/04/Luis-XVI-fimosis-circuncision.html

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