martes, 19 de marzo de 2024

La circuncisión en la historia. Rito, religión y medicina

historia

La circuncisión es una intervención quirúrgica sencilla por medio de la cual se extrae total o parcialmente el prepucio, que es la porción del pene que recubre al glande. Se cree que la principal función del prepucio es la de proteger al glande de factores lesivos externos y también para mantenerlo constantemente lubricado para así facilitar el apareamiento y, en definitiva, la reproducción. Sin embargo, al paso de los tiempos, el uso de ropaje y el control del comportamiento sexual hicieron que el prepucio fuera visto como un repliegue redundante, sin utilidad, e incluso fuente de problemas. La práctica de la circuncisión ha estado ligada históricamente a distintas razones tanto médicas como higiénicas, religiosas, étnicas, culturales o sociales desde los albores de nuestra civilización hasta nuestros días. Sus indicaciones han ido variando a través del tiempo con el fin de favorecer o perturbar las relaciones sexuales, como ritual de sacrificio de sumisión o fertilidad a los dioses, como marca de identificación tribal, como paso de la adolescencia a la edad adulta, como signo de riqueza y prestigio social, como recordatorio de una determinada casta social, como un ritual de fertilidad para obtener buenas cosechas, como una forma de control social ejercido por una autoridad, como test de resistencia, como ritual de humillación y marca de los enemigos, como concepto de reencarnación, para aliviar ciertas conductas anómalas sexuales y, más tarde, como parte de una estrategia contra la masturbación, como prevención para varios tipos de enfermedades, como un objetivo global e individual de higiene, para tratamiento de patologías locales del pene y como profilaxis contra infecciones de trasmisión sexual y el cáncer de pene.

Su práctica se remonta ya a la época prehistórica. Se tienen abundantes testimonios de su realización en civilizaciones orientales desde muy antiguo. Parece que pueblos semíticos la realizaban hace más de 6000 años, posteriormente seguidos por los egipcios, para extenderse más tarde entre los pueblos hebreos, fenicios, sirios, cristianos, árabes y africanos. Según estimaciones actuales de la OMS cerca de un 30 % de los hombres de todo el mundo están circuncidados, la mayoría desde la infancia, lo que representa unos 670 millones de personas. De este número, un 68% profesa el islamismo, menos de un 1% el judaísmo y un 13% son americanos que no siguen ninguna de estas confesiones religiosas. Las regiones donde es más prevalente corresponden a los países musulmanes, Israel, Oriente Medio, Asia Central, Corea del Sur, EE. UU. y partes del sudeste de Asia y en África. En los países occidentales se realiza generalmente por razones de indicación médica y no por ritos religiosos. No obstante, existen distintos criterios de indicación, dependiendo de cada país, variando desde un 5 %-6 % en el Reino Unido hasta un 60 % en EE. UU. Desde hace varias décadas se ha discutido mucho sobre la oportunidad de realizar en los países avanzados la circuncisión durante el periodo neonatal, predominando la tendencia actual de ir reduciendo progresivamente el número de casos.


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Técnica quirúrgica de la circuncisión. Pene con fimosis procediéndose a sección longitudinal del prepucio en la parte dorsal (1) y continuando en sección transversal en proximidad al surco balanoprepucial (2) para finalizar con puntos de sutura entre los bordes de sección (3)


Fundamentos históricos para la práctica de la circuncisión

Las motivaciones que están en el origen de esta práctica ancestral pudieron ser muy diferentes entre aquellas culturas que la iniciaron, pero más frecuentemente se correspondieron con un mandato divino, por identificación tribal, como rol social, respeto a los antepasados y el fomento de la castidad. Se postula que en su origen fuera realizada como una forma de purificación a los individuos al reducir el placer sexual, pues la sexualidad era consideraba sucia o impura en algunas sociedades. También se usó originalmente para rituales religiosos y para reforzar y hacer evidentes privilegios de dominio, clase social o realeza. En antiguas civilizaciones se practicaba con frecuencia como una forma menos invasiva de mutilación genital como castigo a los prisioneros de guerra. Si el pene representaba un signo de poder, entonces los enemigos vencidos deberían ser desposeídos del mismo. En el Antiguo Egipto, los guerreros capturados eran a menudo mutilados antes de ser condenados a la esclavitud. En las paredes del tempo egipcio de Karnak se representa al faraón Merneptah (1212 a. C.) junto a una colección de más de 13240 penes extirpados de enemigos como trofeo de guerra. También se procuraba que los enemigos esclavizados destinados al trabajo en harenes reales no pudieran mantener relaciones sexuales con las esposas y concubinas de faraones y sultanes. La exéresis completa del pene era motivo de graves complicaciones como la hemorragia, infección o estenosis uretral por lo que muy probablemente se adoptara realizar solo la exéresis del prepucio como un castigo menos invasivo de humillación simbólica a los enemigos derrotados y para preservar la vida útil del esclavo para el trabajo. Este modo de proceder con el enemigo continuó realizándose, incluso llegado el siglo XVIII, como sucedió con Warren Hastings, más tarde convertido en el primer Gobernador General de la India británica, que fue circuncidado públicamente cuando fue derrotado en 1756 por el ejército mongol en Kasimbazar. La circuncisión también sirvió como un fuerte indicador de jerarquía y diferenciación social y étnica a lo largo de la historia para justificar el uso de la violencia en conflictos bélicos durante el Imperio Otomano y Árabe, la Alemania nazi, en las guerras de secesión de la India y en las más recientes de los Balcanes y Timor Oriental. Durante la ocupación turca y posterior genocidio en Armenia en 1915, los varones armenios fueron circuncidados a la fuerza. En los años 1930, y nuevamente en los años 1980, la circuncisión masculina fue prohibida en Bulgaria debido a sus connotaciones con la anterior ocupación turca del país.


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Judíos húngaros de Transcarpacia deportados por la Alemania nazi al campo de concentración de Auschwitz marcados con la estrella de David para su identificación pública (mayo 1944)

En muchas culturas la circuncisión lleva realizándose desde hace muchos siglos incluida dentro de un conjunto de ritos para la iniciación del varón a la vida adulta como una prueba de virilidad, aunque puede que originalmente fuera una prueba de valor y resistencia. Este rito es practicado por varias culturas africanas subsaharianas y también por otros grupos étnicos como los aborígenes australianos, los aztecas y los mayas en América y nativos de Filipinas, del este de Indonesia y de varias islas del Pacífico, incluidas las islas Fiji y la Polinesia. Aquellos varones que, por una razón u otra, no estaban circuncidados no tenían la consideración de miembros del grupo y en muchos casos sufrían el rechazo. Entre los aborígenes australianos no se aceptaría comida de manos de un joven no circuncidado ni se comería en presencia de un hombre de una tribu no circuncidado, ya que se le consideraría espiritualmente impuro. En estos grupos étnicos, la circuncisión también está asociada a factores como la masculinidad, la cohesión social entre muchachos de la misma edad que son circuncidados a la vez, y a la identidad y espiritualidad. Para los aborígenes australianos, la circuncisión era una prueba de valentía y autocontrol que formaba parte del rito del paso a la edad adulta que faculta al joven para transmitir las tradiciones y formar su propia familia. En las culturas precolombinas probablemente se realizaba como una mutilación voluntaria para mostrar la valentía y resistencia de los hombres, a modo de sacrificio de sangre.


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Niños aborígenes australianos pintados y decorados para la ceremonia de su circuncisión en Isla Elcho, Territorio Norte de Australia (1960)


Por motivos exclusivamente religiosos, la circuncisión es practicada actualmente entre los varones judíos y musulmanes. Entre los cristianos solo se realiza actualmente en un reducido número de iglesias cristianas del continente africano. Tampoco se practica en las religiones hinduistas, budistas ni confucionistas. Cada vez es más frecuente que la circuncisión se realice por motivos sociales, como un deseo de ser como los demás en lugares donde la mayoría de los varones están circuncidados. En Filipinas, donde la circuncisión es prácticamente universal y se suele practicar entre los 10 y los 14 años, se realizó́ una encuesta en la que dos tercios afirmaron que se sometieron a la intervención simplemente para no estar en condición de incircuncisos, y un 41% porque formaba parte de la tradición. Las cuestiones sociales también eran el principal motivo en Corea del Sur, donde un 61% de los hombres encuestados pensaban que les ridiculizarían si no estuvieran circuncidados. Otra encuesta realizada en Denver (EE. UU.), donde la circuncisión se realiza normalmente después del nacimiento, mostraba que los padres de estos niños aducían el deseo que su hijo no fuera diferente al progenitor. Asimismo, el deseo de integrarse con el resto de la comunidad es probablemente el principal factor de la alta tasa de circuncisiones en hombres adultos que emigran a Israel desde países donde no existe esta tradición, como por ejemplo ocurre con los procedentes de la antigua Unión Soviética.


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Circuncisión siguiendo el rito musulmán. Territorio de Asia Central (1871-2)


Las campañas sectarias de círculos conservadores en contra de la masturbación que se producen a mediados del siglo XIX hicieron que se popularizase la práctica de la circuncisión, pues preconizaban que con ello podía prevenirse. Los factores socioeconómicos también han influido en el aumento del número de circuncisiones, especialmente en los países industrializados de habla inglesa. Cuando la circuncisión masculina se empezó a realizar en el Reino Unido a finales del siglo XIX y principios del XX, era más común entre las clases altas de la sociedad. Un restudio realizado en EE. UU., entre 1988 y 2000, mostraba que el aumento de circuncisiones en recién nacidos podía deberse al influjo de aseguradoras privadas y un mayor bienestar económico. Una mejora en las relaciones sexuales también ha sido motivo para someterse a la circuncisión. En una encuesta realizada a jóvenes de Filipinas, el 11% afirmó que había decidido realizarla porque las mujeres preferían mantener relaciones sexuales con hombres circuncidados. El 18% de los hombres encuestados en Corea del Sur apuntó que la circuncisión podía aumentar el placer sexual. En la misma línea, la mayoría de las mujeres en Nyanza (Ruanda) cree que el sexo es más placentero con hombres circuncidados. En el noroeste de Tanzania, los jóvenes asociaban la circuncisión con un mayor placer sexual tanto para el hombre como para la mujer, y en el distrito de Westonaria (Sudáfrica), cerca de la mitad de los hombres afirmó que las mujeres preferían que su pareja estuviera circuncidada.


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Ilustración que representa los efectos tardíos psíquicos y físicos de agotamiento debido a la masturbación según el libro “The secret companion a medical work on onaninsm” de RJ Brodie&Co (1845). Wellcome Collection, Londres

La circuncisión por razones de higiene y prevención de enfermedades infecciosas y cáncer de pene es una indicación de tiempos más recientes pues su relación con estas patologías no empezó a ser considerado verdaderamente hasta finales del siglo XIX. Ahora se conoce que la anatomía prepucial facilita el desarrollo de procesos infecciosos. El aseo deficiente de esta zona favorece la colonización de gérmenes que pueden ser difíciles de eliminar. Asimismo, la falta de limpieza después del coito facilita el acúmulo de microorganismos en el saco prepucial siendo causa de balanopostitis. Los pacientes diabéticos no circuncidados pueden llegar a formar una esclerosis en el prepucio por infecciones repetidas, de las que son más propensos. También ciertas enfermedades de transmisión sexual se ven favorecidas en varones no circuncidados, como es el caso del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Por otra parte, la infección crónica, unida a la falta de higiene, favorece el desarrollo de lesiones premalignas y tumores malignos. El conocimiento de todos estos factores médicos conllevó a que, a partir del siglo XX, se fomentase la realización de la circuncisión como profiláctico para todas estas enfermedades.


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Durante el siglo XX se extendió la práctica de realizar la circuncisión en neonatos en países fundamentalmente del área anglosajona por razones médicas de higiene y prevención de enfermedades infecciones y del cáncer


Por ritual religioso o tradicional, en las distintas culturas ha sido variable la edad recomendada para realizar la circuncisión, variando generalmente desde el momento del nacimiento hasta llegar a la pubertad. En el judaísmo se realiza al octavo día después del nacimiento, pero para los musulmanes y muchas culturas tribales se suele realizar en un periodo inmediatamente anterior a la pubertad. En algunas tribus africanas, la circuncisión se realiza en el momento de paso hacia la pubertad o previo al matrimonio. En el siglo XX, en los países anglosajones se adquirió la costumbre de practicar la circuncisión en los niños neonatos. En la antigüedad, la circuncisión era realizada por prácticos y también por religiosos con habilidades quirúrgicas. En el Egipto Antiguo el procedimiento era realizado por sacerdotes con sus mismas uñas, a menudo impregnadas de oro. En el pueblo judío de esta labor se encarga el mohel que, después de circuncidar al niño, lo bendice y lo entregaba a los padres en una ceremonia que ha cambiado muy poco en el curso de los tiempos. Hasta el medioevo se mantuvo la responsabilidad del procedimiento a los hombres ligados a la religión. Posteriormente, por motivos fundamentalmente no religiosos, sería competencia de los cirujanos-barberos y, más tarde, de los cirujanos latinos. En la actualidad son los especialistas en urología los encargados de su realización, lo que supone una de las intervenciones más frecuentes dentro de su labor quirúrgica. Previamente a la introducción de la asepsia, cualquier procedimiento quirúrgico, incluida la circuncisión, estaba asociado a un alto riesgo infección que incluso podía ocasionar la muerte por septicemia.

 

La circuncisión en distintas fases de la historia

No hay acuerdo entre los antropólogos sobre cuando se empezó a practicar la circuncisión masculina. Se cree que se originó de forma independiente en muchas culturas diferentes. Aunque podría ser ya practicada por el hombre prehistórico, de forma fehaciente se tiene información de su realización desde al menos el año 4000 a.C. según se refiere en un papiro egipcio. Existen varios testimonios de esta práctica en bajorrelieves y momias egipcias de 2300 a. C., para luego extenderse por el cercano oriente, pueblos africanos, aborígenes australianos y polinesios, nativos americanos precolombinos y entre los musulmanes de la India y sudeste de Asia. Se cree que la circuncisión en el hombre prehistórico representaba un ritual de paso a la edad adulta. Seccionar una porción de los genitales formaba parte de la tradición de sacrificar lo más preciado para recibir los beneficios divinos de salud y prosperidad. Posteriormente se realizaba para marcar una seña de identidad social, de pertenencia a grupo o jerarquía y, más tarde, por como un ritual de mandato divino y para simbolizar o expresar una identidad religiosa específica.

 

Civilizaciones primitivas

Se especula que en tiempos prehistóricos ya pudiera empezar a practicarse la circuncisión y se considera que, junto a la trepanación, sería una de las más antiguas cirugías practicadas por el hombre. El culto al órgano viril, por su relevancia en el acto de la reproducción, tiene un origen ancestral. Es probable que la circuncisión y la idea de mejorar las condiciones del acto sexual y, por consiguiente, la reproducción y la perpetuación del clan, estarían en el origen de su práctica. Se encontraron pinturas rupestres en cavernas del sur de Francia que datan de hace 9000 a 20000 años, en pleno paleolítico superior, que muestran escenas que ensalzan el ritual fálico. Se tienen referencias del empleo inmemorial de cuchillos de piedra con los que podía realizarse esta operación, sustituidos más tarde con la introducción de los metales.


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Falos prehistóricos tallados en piedra hallados en Francia (Blanchard, Abri Castanet, Forneau du diable y La Madeleine) y Alemania (Vogelherd)


Se tiene conocimiento de la práctica de la circuncisión desde antiguas civilizaciones de Mesopotamia, los sumerios en el sur y más específicamente los semitas de la región occidental. Posteriormente, tratando de mantener una identidad particular para diferenciarse de los babilonios, adquiere más importancia y trascendencia. Se cree que era realizada como un acto de valor y virilidad o como simbolismo del paso de joven a adulto. Los arqueólogos alemanes Hauptmann y Schmidt descubrieron en un asentamiento mesopotámico de 8500 y 9500 a. C., situado sobre un tributario del río Eufrates en la llanura de Harran, la presencia de figuras itifálicas andrológicas-ginecológicas de tres metros de altura en forma de T y realizadas en piedra caliza, semejando en ocasiones penes circuncidados, lo que vendría a reforzar la teoría del egiptólogo inglés Grafton E. Smith, que consideraba a la circuncisión como uno de los signos de las culturas heliolíticas diseminadas por el mundo 15000 años atrás.

 

Antiguo Egipto

La circuncisión ya era practicada en el Antiguo Egipcio sobre el año 4000 a. C. La mayoría de los investigadores consideran que fueron los egipcios los primeros en otorgar a la circuncisión un significado ritual desvinculado de lo puramente sexual. Se realizaba de forma generalizada por motivos religiosos, pero también de pureza del cuerpo, así como requisito previo para contraer matrimonio y como tratamiento para la denominada gangrena del prepucio. La circuncisión, que originalmente era realizada como un castigo impuesto a esclavos y enemigos, se acabaría convirtiendo en un signo de aristocracia y clase social cuando se asoció con los dioses y adoptada voluntariamente por el sacerdocio siendo un requisito necesario para ser admitido en los círculos más altos de la sociedad egipcia. Se tiene mucha información sobre la existencia de esta práctica entre los egipcios a través de dibujos, relieves y escritos, y también han podido ser observados penes circuncidados en momias. A menudo, en las tumbas y templos egipcios se muestran imágenes de sacerdotes de alto rango y miembros de la nobleza egipcia que están circuncidados.


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Circuncisión en el Egipto Antiguo. Grabado en la tumba de la mastaba de Ankhmahor, capataz-Visir del Rey Teti (VI dinastía, 2345-2220 a. C.), en la ciudad de Sakkara. (Arriba) Bajorrelieve de la tumba, (Abajo) Dibujo esquemático del bajorrelieve

En el museo de El Cairo se conserva una pintura de un faraón circuncidado del año 3000 a.C. En el templo de Khonsu, en Karnak, obra del tercer milenio, hay un bajorrelieve que representa la circuncisión de un niño de unos ocho años. Más conocido es el bajorrelieve de la tumba del visir Ankhmahor en la necrópolis de Saqqara, de cerca del año 2345-2220 a. C., durante la VI dinastía del Imperio Antiguo, donde se pueden contemplar dos fases diferentes de la circuncisión y las actitudes adoptadas por el cirujano, que era un sacerdote llamado padre circuncisor, su ayudante y el joven paciente, en lo que se cree representa una ceremonia de iniciación sacerdotal (tahara). También durante esta misma dinastía, en el Libro de la Muertos se describe el mito egipcio del dios solar Ra que se circuncidó a sí mismo y, con la ayuda de los dioses Hu y Sia, se dio origen al universo y a la existencia humana a partir de la sangre derramada de su miembro viril circuncidado. El color rojo del horizonte, usual en Egipto en el amanecer y atardecer, se interpretaba como reflejo de la sangre de la circuncisión del dios Ra. Este mito podría ser uno de los fundamentos de la práctica de la circuncisión en el pueblo egipcio. Otros autores mantienen que este ritual esté inspirado en la mitología de Osiris. El mito cuenta que Seth, su hermano y enemigo, lo seccionó en catorce partes y arrojó los restos al río Nilo. Isis recogió las distintas partes de su esposo Osiris, las cosió todas juntas y embalsamó el cuerpo reconstruido para darle sepultura. Sin embargo, no pudo encontrar su pene, ya que había sido devorado por un mítico pez del Nilo, el medjed. Entonces, la agraviada Isis ordenó que se hiciera una réplica de oro del pene de su marido. Los sacerdotes del culto a Osiris para emular el sacrificio del dios ofrecían sus propios penes en señal de devoción. La circuncisión sería una opción menos invasiva, pero seguía suponiendo un gesto tangible de fidelidad religiosa.


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Osiris es el dios más importante del panteón del Egipto antiguo. Venerado como dios de la resurrección, de la regeneración del Nilo y de la fertilidad al que también se le atribuye la invención de la agricultura y la religión. Estatuilla de Osiris, Dios de la Muerte (600-550 a.C.). Walters Art Museum, Baltimore


Las razones religiosas, por tanto, son determinantes en el origen de esta práctica en la cultura egipcia antigua. El egiptólogo Budge sostiene que en los inicios de la civilización egipcia existía un dios de la Circuncisión cuya misión era mantener la fertilidad en los bancos del Nilo. Otros investigadores sostienen que en el antiguo Egipto el alma se localizaba en los genitales y con la circuncisión se ofrecía la piel a las divinidades como un signo de su alianza o sumisión y, además, existía la intención de purificarse con el acto. Los sacerdotes egipcios exigían la circuncisión antes de que un faraón ascendiera al trono. Sin embargo, a pesar de la autoridad y supremacía del sacerdocio, Amenhotep IV (más tarde conocido como Akenatón) se opuso a todos los rituales sacerdotales, incluida la circuncisión. Este acto formó parte de una revolución religiosa durante su reinado, que probablemente inició una reversión del estatus social de la circuncisión. Clemente de Alejandría señala que el matemático griego Pitágoras, con ocasión de un viaje a Egipto, fue obligado a realizarse la circuncisión antes de permitirle entrar en la gran biblioteca de Alejandría, lo que pone de manifiesto la importancia del rito para acceder también a las fuentes del conocimiento de la época.


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Estatua de hombre egipcio circunciso (V Dinastía, ca. 2.400 a. C.). Kunsthistorisches Museum, Viena


En los períodos avanzados de la civilización egipcia, la operación se realizaba en todos los varones, no solo para la clase sacerdotal, generalmente a los 13 o 14 años, con un carácter ritual en la ceremonia de iniciación de la adolescencia. Ghalioungui mantiene que con la circuncisión se quería eliminar la ambigüedad sexual de los adolescentes. También se han esgrimido razones de limpieza para su práctica. El historiador griego Heródoto, que visitó Egipto hacia 450 a. C., documentó lo popularizada que estaba la circuncisión entre los ciudadanos de clase alta, argumentando que perseguían con ello estar limpios y aseados. Las pinturas murales egipcias nos muestran pacientes sufriendo de hematuria macroscópica con dolores intensos para realizar la micción, así como la presencia de fimosis y cálculos vesicales. El papiro de Kahun (1900 a. C.) describe remedios contra la hematuria, producida frecuentemente por el parásito Schistosoma haematobium, habitante habitual de las aguas del río Nilo. Esta enfermedad, llamada esquistosomiasis, quedó documentada por la presencia de huevos y parásitos calcificados encontrados en riñones de momias. Esta parasitosis pudo ser un motivo más para realizar la circuncisión bajo la consideración de que el prepucio podría actuar como un reservorio del parásito que facilitaría el desarrollo de la enfermedad. Con el paso del tiempo se fue cambiando la importancia del rito de la circuncisión y en la época del éxodo bíblico eran de nuevo los esclavos, y no la nobleza, los que se circuncidaban en Egipto. El instrumento utilizado para la práctica de la circuncisión era un bisturí que en el Imperio Antiguo estaba constituido por hojas de obsidiana o pedernal siendo sustituido por metal en los Imperios Nuevos (1567-1085 a. C.). Después del procedimiento, se colocaba miel con aceite sobre las heridas para mejorar la cicatrización y evitar las infecciones.

 

Judaísmo

La circuncisión como símbolo de compromiso y de renovación de pacto ancestral, representa un indiscutible distintivo del pueblo judío. Un símbolo que los separa de los cristianos desde que en el Concilio de Jerusalén se decidiera eliminar la circuncisión como requisito de ingreso a la iglesia primitiva cristiana. No obstante, el rito de esta práctica no comienza con el pueblo judío, sino que fue precedida por los egipcios como ya ha sido comentado. Inclusive entre los propios judíos, previamente a su exilio egipcio, no representaba una práctica importante. Heródoto, en el siglo V a. C., mantiene que “los pueblos de Cólquida, de Egipto y de Etiopía son los únicos del mundo que se hacen circuncidar, pues los fenicios y los de la Palestina confiesan que han tomado la circuncisión de los egipcios”. Voltaire escribe en el Diccionario Filosófico de 1764 que “es evidente que varios pueblos habían tomado la circuncisión del Egipto, pero ninguna nación cree haber adquirido esta costumbre de los judíos”. Por tanto, los judíos adoptaron la práctica de la circuncisión de los egipcios, aunque se cree que fueron los primeros en realizarla a los recién nacidos.


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El rito judío de la circuncisión tiene origen bíblico basado en la alianza que Dios estableció con el pueblo judío (Génesis 17, 10-14). Maestro de Boqueteaux. Circuncisión de Abraham. Ilustración incluida en la Biblia de Jean de Sy (1355-6). Biblioteca Nacional de Francia, Paris


La significación de la circuncisión en el pueblo judío, como es conocida hoy en día, según muchos investigadores se adquiere durante el éxodo desde Egipto a la tierra prometida, después de un cautiverio que duró 205 años. El Libro de Josué describe que los judíos fueron circuncidados en el desierto, sin embargo, parece que no se produjo durante la travesía sino inmediatamente antes de entrar en la tierra prometida. Moisés hizo circuncidar a los varones al octavo día del nacimiento antes de iniciar el éxodo y al final del viaje, cuarenta años después, su hermano Josué ordenó la circuncisión a todos los varones que habían nacido durante todos estos años de travesía haciendo enterrar sus prepucios en las arenas del desierto. Otros autores sostienen que los judíos iniciaron la circuncisión en Egipto durante el tiempo de esclavitud. Los egipcios practicaban la circuncisión a sus esclavos como un acto de humillación, pero también para preservar su salud y, así, su disponibilidad para el trabajo, pues creían que la arena del desierto causaba irritación y posteriormente infección en la zona prepucial, que actuaba como un reservorio para propagar infecciones. Por tanto, es probable que el verdadero origen histórico del rito judío de la circuncisión provenga de su cautiverio en Egipto, pues el pueblo judío siempre se ha sentido orgulloso de su pasado de esclavitud y, por tanto, quisieran mantener ese símbolo de distinción como pueblo liberado por su dios.


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(Izquierda) Instrumentos y objetos sagrados del mohel para la ceremonia de circuncisión judía: bisturí, platos de recogida, ungüentario, protector de prepucio, cajita para guardar el prepucio y escritura enrollada de la Torah (Bernard Picart, 1722). (Derecha) Objetos utilizados para la circuncisión judía: Plato decorado para recogida del prepucio con escena de circuncisión, bisturí y escritura enrollada de la Torah (ca. 1842). Wellcome Collection, Londres


La circuncisión judía, llamada Brit Milah o Pacto de Abraham Avinu, es uno de los principales rituales del judaísmo. Para muchos investigadores su origen es bíblico, fundamentándose en la alianza que Dios hizo con el pueblo judío, entre 2000-1500 a. C., ordenando la circuncisión de Abraham y su descendencia según se revela en el Libro del Génesis (17, 24). El día que Abraham se circuncidó a sí mismo, a los 99 años de edad, junto a su hijo Ismael de trece años y otros 318 hombres de su clan, constituye una de las celebraciones más señaladas en el pueblo judío y se denomina Iom Kipur o Día del Perdón. En el Génesis (17, 10-14) también está escrito que Dios revela a Abraham que “esta es la alianza que habréis de guardar, una alianza entre yo y vosotros y tus descendientes: sea circuncidado todo varón entre vosotros. Os circuncidaréis la carne del prepucio y esa será la señal de mi alianza con vosotros. A los ocho días de nacer serán circuncidados todos los varones de cada generación: los nacidos en casa y los comprados con dinero a extranjeros que no sean de vuestra raza. Deberán ser circuncidados los nacidos en casa y los comprados con dinero. Así llevaréis en la carne mi alianza como alianza perpetua. Todo varón incircunciso, que no haya circuncidado la carne de su prepucio, será extirpado de mi pueblo, por haber quebrantado mi alianza”. En el Libro del Levítico (12, 3-4) también se lee que “al octavo día se circundará al niño y los no circuncidados deben ser aislados del pacto”.


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Banco utilizado para practicar la circuncisión judía en la sinagoga (ca. 1750). Jüdisches Museum, Berlin


Por tanto, este rito tenía el objetivo de consagrar desde el nacimiento la vida de cada hombre al Señor y, por supuesto, recordarle este pacto cada día. Maimónides, filósofo judío del Renacimiento, opinaba que también tenía el objetivo secundario de recordarle a cada hombre que la existencia consagrada a Dios debía realizarse día a día afirmando la supremacía del espíritu sobre los instintos y placeres de los sentidos. Según el Talmud, la circuncisión “es el único intermedio para llegar a la perfección material y espiritual … Es una condición indispensable para poder estudiar y comprender la profundidad de la Torah”. El pueblo judío cumple, por tanto, lo ordenado por Dios. A cambio del derecho divino de la tierra prometida, Abraham en su propio nombre y en el de sus descendientes se compromete aceptar a Dios como la deidad del pueblo judío. En el Génesis (17, 7) se escribe que “Yo establezco contigo y con tu descendencia después de ti por sus generaciones, mi pacto eterno de ser tu Dios y el de tú descendencia después de ti”. Y como firma del pacto, Abraham acepta el rito de la circuncisión (herith) como seña de ser el pueblo elegido. Se han aducido otras razones, a parte de las propiamente religiosas, que pudieran explicar esta práctica dentro del pueblo judío. Se ha llegado a interpretar que tuviera que ver con la fecundidad personal y con la fertilidad de los campos y, por ende, con la prosperidad. En el Génesis (17, 2) se dice, antes de ordenar Dios la circuncisión, que “te multiplicaré más y más en gran manera y procede entonces a enunciar el pacto”.


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Kit de circuncisión para el rito judío del siglo XVII que contiene cuchillos, tijera, pinza, alfiler, plato, tazas y protector de prepucio. Congregation Mickve Israel, Savannah, EE. UU.

En algunos períodos de la historia, por momentos, se dejó de practicar este rito en el pueblo judío. El Libro de los Reyes refiere que bajo el reinado de Izbel (siglo XI a. C.), los judíos habían abandonado la tradición de la circuncisión. Además, hubo varios intentos a lo largo de la historia para prohibir este ritual judío. En el Libro de los Macabeos (I.1) se menciona que, en el año 168 a. C. durante la época helenística, el rey seléucida Antíoco IV Epífanes ordenó penalizar la circuncisión con la tortura, la crucifixión o la lapidación. Los judíos ya circuncidados, ante esta grave amenaza, intentaban restaurar la anatomía prepucial para evitar el castigo. El anciano líder religioso Matatías y sus cinco hijos levantaron a la población en contra de estas ordenanzas, iniciando la guerra de los Macabeos, que terminó con la expulsión del rey seléucida. Antonio el Piadoso, entre los años 86-161 a. C., también prohibió a los judíos circuncidarse bajo pena de muerte. En el año 70, el emperador romano Vespasiano introdujo un impuesto a todos los judíos del Imperio Romano por estar circuncidado, conocido como Fiscus Judaicus, para lo cual quedaba permitida la inspección genital por funcionarios autorizados de todos los ciudadanos varones. Bajo el emperador romano Adriano se quiso prohibir nuevamente la circuncisión, con pena de muerte, lo que dio origen a una revuelta judía liderada por Simón Bar Kokhba en el año 132. En la Epístola de los Corintios (7: 18), de mediados del siglo I, también hay referencias sobre la práctica de la reconstrucción del prepucio. Una nueva prohibición por el emperador bizantino Justiniano (siglo VI) tampoco logró eliminar esta costumbre, que ya estaba demasiado arraigada en el pueblo judío como para ser erradicada. Más recientemente, en la antigua Unión Soviética se suprimió legalmente la circuncisión. Durante la persecución de los judíos por el régimen nacionalsocialista en Alemania, en la primera mitad del siglo XX, se produjo un resurgimiento de las técnicas de reconstrucción prepucial para evitar las duras represalias.


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Ceremonia judía de la circuncisión en una sinagoga (Brith Milah)



Según la ley judía todo niño nacido de madre judía es judío y, por tanto, si es varón su padre está obligado a circuncidar a su hijo al octavo día del nacimiento. Si no se cumple con esta obligación, se cree que Dios le castigará acortándole la vida. El padre será el propio ejecutor del procedimiento o designará a un mediador (mohel) para que circunde a su hijo. Este ritual fue codificado en el Talmud en el siglo II, con posteriores modificaciones por Maimónides en el siglo XII y por Jospeh Karo en el siglo XVI, constituyendo un imperativo para todos los recién nacidos varones excepto si hay contraindicaciones médicas. Ya en el Talmud de Babilonia se dictaba una norma que prohibía su realización en caso de existir sangrado previo durante el ritual en dos hijos de la misma familia, lo que hacía suponer la existencia de un trastorno hemorrágico. La circuncisión se realiza generalmente en el mismo hogar de la familia. De realizarse en la sinagoga, el padrino mantiene al niño sentado sobre la silla del profeta Elías, llamado el ángel de la alianza. El padre del niño prepara la ceremonia, que se realiza normalmente a primera hora de la mañana tras una noche de rezos, y en este acto eminentemente religioso se ejecutan dos bendiciones y se anuncia el nombre del niño. El procedimiento se ejecuta sin anestesia y los instrumentos utilizados por el mohel son unas tijeras, un verduguillo, con el que se separa el prepucio del glande, y una mangueta, que protege el glande para que no sufra daños. Actualmente existen grupos de judíos no ortodoxos que optan por no circuncidar a sus hijos y sustituyen el ritual por una ceremonia de bienvenida que llaman Shalom Brit. Esta ceremonial no está aprobado oficialmente por el judaísmo, que recomienda circuncidar a los niños, por lo que se mantienen puntos de controversia dentro de la comunidad judía.

 

Grecia y Roma clásicas

La circuncisión no tenía cabida en la Grecia clásica porque la estética ideal de los genitales externos masculinos, al igual de lo que iba a ocurrir en Roma, incluía el prepucio cubriendo totalmente el glande. En estas dos grandes civilizaciones de la historia antigua, se consideraba un acto indecente y descortés tener el glande al descubierto. Los griegos dividían anatómicamente al prepucio en dos partes, el posthe y el akroposthión. El posthe sería la porción que recubre al glande y el akroposthión la porción final que sobresale del glande, a la que se la atribuían propiedades ornamentales. De ahí que los héroes griegos fueran representados en pinturas y esculturas con un largo akroposthión para realzar su atractivo estético y heroico. En la antigua Grecia, un prepucio largo e intacto era signo de aristocracia y, entre los solteros, suponía una prueba de virginidad. Por tanto, esto suponía un grave problema para los varones que tenían un prepucio corto (lipodermos), ya fuera de origen congénito o por haber sido circuncidados. Se intentaba corregir este defecto mediante la administración de fitoterapia, la tracción forzada o por corrección quirúrgica.


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El ideal de la figura masculina en la cultura griega y romana clásica quedaba representado con el pene pequeño y recubierto totalmente por el prepucio. Estatua de Hércules del escultor Glaucón (siglo III). Museo Arqueológico Nacional de Nápoles

Los griegos adoptaban estar desnudos en actividades de concurrencia pública como los baños, prácticas deportivas y de gimnasia, al igual que hacían los romanos. Aquellos varones que tenían una piel prepucial corta se sometían a procedimientos de alargamiento como la infibulación que consistía en el estiramiento del prepucio suspendiéndolo con un peso o traccionándolo con una atadura sujeta a la cintura. También se colocaba un instrumento, de forma de un alfiler-broche circular, en el borde distal de prepucio para mantenerlo cerrado (epispatikós). Los atletas que participaban en los Juegos Olímpicos estaban completamente desnudos y, así, quedaban totalmente expuestos a la observación de una multitud. No había peor problema para un atleta que exhibir accidentalmente un glande al descubierto pues se consideraba un acto inmoral. Para evitar esta situación, durante las actividades deportivas, los atletas (komasts) se protegían atándose lazos o tiras de cuero alrededor del prepucio que, a su vez, se desplazaba hacia arriba para sujetarlo a la cintura (kynodesme) con el fin de prevenir que el glande protruyera.


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Cerámica que representa a un atleta griego colocándose el kynodesme en el prepucio para evitar que se descubra el glande durante las pruebas deportivas


Los varones que estaban circuncidados eran rechazados y ridiculizados. A éstos y también aquellos que tenían calvicie y a los ancianos desaseados se les denominaba despectivamente con la palabra psolos. Como puede verse en vasijas de cerámica, donde se representaba al héroe Hércules destronando al mitológico sacerdote-rey de Egipto Busiris, éste aparece con un aspecto gordo, feo, con su pene circuncidado y su glande prominente exteriorizado, contrastando con la figura de Hércules con un prepucio largo cubriendo completamente el glande. Escritores griegos, como Strabo (64 a. C.) y Diodorus Siculus (siglo I a. C.), escandalizaban a sus lectores describiéndoles la práctica de la circuncisión realizada por tribus primitivas de los territorios del Mar Rojo como los hebreos y los egipcios.


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Aditamento para estiramiento del prepucio (judeum pondum) propuesto por Galeno. Consistía en un pesario de cobre en forma de embudo que era colocado en la porción distal del pene con la pretensión de alargar la piel lo suficiente para cubrir el glande

Los romanos compartían con los griegos su rechazo total por la circuncisión, la cual consideraban una práctica irreverente y depravada. En consecuencia, desarrollaron remedios y técnicas quirúrgicas para la reconstrucción estética de los varones con pene circundado (recutitio). Galeno recomendaba para el prepucio corto de origen congénito la aplicación local de una planta rubefaciente, llamada thapsia garganica, la cual producía un aumento de volumen sobre los tejidos por efecto inflamatorio. Asimismo, Galeno propuso un aditamento o pesario, consistente en un instrumento tubular de cobre, conocido como judeum pondum, que pretendía el alargamiento de la piel del prepucio por acción del estiramiento.

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Celso en el siglo 1 describió dos métodos quirúrgicos para la reconstrucción prepucial. (Izquierda) En la primera técnica se realiza una incisión circular de la piel en la base del pene con posterior desplazamiento distal hasta cubrir el glande dando puntos de sutura para evitar su retracción. (Derecha) En la segunda técnica se practica una incisión circular en el surco balanoprepucial seguido de disección de piel peneana hasta su base para finalmente desplazarla distalmente para cubrir el glande colocando un vendaje en la base del pene para evitar su retracción


Celso (siglo I) describió dos técnicas para la reconstrucción del pene circundado. El primer método lo recomendaba principalmente para niños o para aquellos con un prepucio acortado congénitamente. Consistía en realizar una incisión circular superficial de piel en la base del pene, por encima vasos sanguíneos y procurando no lesionar la uretra, para posteriormente deslizarla distalmente hasta cubrir el glande. A continuación, se aplicaban puntos de sutura de anclaje en la piel deslizada para evitar que no se retrajese proximalmente. La zona denudada de piel de la base del pene se dejaba intacta para que fuera epitelizando progresivamente. El segundo método lo indicaba en varones adultos circuncidados por ritual religioso. En este caso se procedía a incisión circular en surco banaloprepucial y disección de toda la piel del pene hasta su base de modo que pudiera ser desplazada distalmente hasta cubrir el glande, evitando su retracción mediante la aplicación de un vendaje fijado firmemente en la base del pene. Los resultados de estas cirugías, tanto funcionales como cosméticos, es dudoso que fueran satisfactorios. Más tarde, Oribasio de Pérgamo (325-403), un eminente médico bizantino en la época del emperador Juliano El Apóstata, describió otra técnica más simplificada (krikosis).

 

Cristianismo

Según los textos del Nuevo Testamento, el cristianismo no requiere la circuncisión ni tampoco la prohíbe habiendo sido reemplazado este ritual judío con el sacramento del bautismo. No obstante, las distintas iglesias cristianas no han mantenido una postura uniforme sobre la necesidad de la circuncisión. Mientras que la Iglesia Ortodoxa Oriental la condena enérgicamente, se sigue manteniendo en antiguas iglesias cristianas como los coptos de Egipto, los ortodoxos de Etiopía y en la Iglesia Nomiya de Kenia. En Filipinas, un país de mayoría católica, la circuncisión es casi universal, pero parece que esta práctica ritual ya existía previamente a la cristianización efectuada por los colonizadores españoles y que pudo ser reforzada por la posterior colonización norteamericana a principios del siglo XX. El cristianismo se apoyaba en una idea de revelación divina, que prometía la salvación a través de un mediador, Jesús el Mesías, que anunciaba instaurar una nueva vida, plena de amor y virtud. La salvación del fiel dependía de su unión al Cristo salvador, unión que debía efectuarse a través de dos ritos: el bautismo, símbolo del renacer en Cristo, y la eucaristía, el ágape de comunión en la mesa del Mesías. Por tanto, la circuncisión cristiana es puramente espiritual.


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El cristianismo no requiere la circuncisión ni tampoco la prohíbe habiendo sido reemplazado este ritual judío con el sacramento del bautismo. La circuncisión de Jesús (ca 1347) pintado por el Maestro dell´Albero della Vita, Basilica de S. Maria Maggiore, Bergamo


Aunque Jesucristo fue circuncidado, sus seguidores dejaron de realizar este ritual pocos años después de su muerte, animados, sobre todo, por el apóstol Pablo, quien no la consideraba un requerimiento necesario para la salvación. Para los cristianos la “circuncisión espiritual” tomó lugar sobre la “circuncisión física” en tal grado que en la Epístola a los Filipenses (3, 4) se expresa como el apóstol Pablo reflexiona sobre la cierta y la falsa circuncisión de modo que “los verdaderos circuncisos somos nosotros, los que damos culto según el espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús sin poner nuestra confianza en la carne, aunque yo tengo motivos para confiar también en la carne. Si algún otro cree poder confiar en la carne, más yo”. En la Epístola a los Gálatas (5, 2-12), Pablo vuelve a insistir afirmando que “siendo del Mesías Jesús, no importa estar o no circuncidados; lo que cuenta es una fe activa por el amor”. También en la tercera parte de esta Epístola (6, 11-18), Pablo señala que “los que quieren hacer buena figura en lo exterior son los que os obligan a circuncidaros; lo hacen solo para no ser perseguidos a causa de la cruz del Mesías. Pues ni los mismos circuncidados observan la ley; pero quieren circuncidaros para gloriarse de someteros al rito corporal”. El principal enunciado de toda esta Epístola (3, 26-29) hace referencia a la unidad de todos los discípulos, cualquiera sea su origen y su condición ya que "por la fe en Cristo Jesús, todos sois hijos de Dios. Los que os habéis bautizado consagrándoos a Cristo, os habéis revestido de Cristo. Ya no se distinguen judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, pues con Cristo Jesús todos sois uno. Y si vosotros pertenecéis a Cristo sois descendencia de Abraham, herederos de la promesa".


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En el Concilio de Jerusalén (ca. 50) se decidió que la mayoría de las leyes mosaicas, incluyendo el requisito de la circuncisión de los varones, no fuera obligatorio para la conversión de los gentiles al cristianismo. San Pedro y San Pablo (1595) pintado por El Greco. Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona

El Concilio de Jerusalén, celebrado cerca del año 50, fue el primer concilio de la Iglesia Cristiana y se convocó por los problemas surgidos con los gentiles para su conversión al cristianismo. Los primeros cristianos fueron “judíos conversos”, originarios de Palestina. A continuación, se produjo la conversión de “judíos helenizados”, aquellos que vivían en regiones de influencia helena cuya cultura era diferente de la hebrea. Posteriormente se incorporaron los cristianos provenientes del mundo pagano, es decir, los gentiles, de ascendencia no judía, que al principio eran una minoría. Es muy importante destacar que en aquellos momentos los cristianos judíos se sentían como una continuación de la religión judaica, como parte integrante del pueblo de Israel, al contrario de los cristianos gentiles que no se identificaban con las costumbres hebreas y sentían rechazo de la imposición de la circuncisión a los varones.


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Jacobo el Justo, hermano de Jesús, fue quien emitió el Decreto Apostólico (Hechos 15, 19-21) como resultado de lo acordado en el Concilio de Jerusalén. Imagen de Santiago el Justo representado en un ícono bizantino


En la segunda parte de la Epístola a los Gálatas, Pablo describe el enfrentamiento que tuvo con Pedro en Antioquía. Este incidente fue provocado por el rechazo de los judaizantes a los gentiles, rechazo del que ni siquiera Pedro pudo escapar, y motivará que se convoque el Concilio de Jerusalén. En esta reunión, de importancia capital para la Iglesia Cristiana, las tesis de Pablo de Tarso a favor de la completa apertura de la buena nueva a los gentiles, que acabó contando con la aprobación de Pedro, triunfarán frente a las defendidas por los fariseos cristianizados que propugnaban la exclusión de los no judíos, con lo que el cristianismo se abrió en favor de la universalidad. A partir de esta fecha histórica, el mensaje de Cristo será proclamado a todos los pueblos de la tierra sin importar raza ni lugar. En la decisión final del Concilio se hacía saber que "el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles ninguna otra obligación fuera de estas cosas necesarias: absténganse de la carne ofrecida a los ídolos, de la sangre, de los animales sofocados y de las uniones ilegítimas. Harán bien en alejarse de estas cosas. ¡Estén bien!" (Hechos de los Apóstoles 15, 28-29). De esta forma, se liberaba a los cristianos gentiles de la obligación de tener que convertirse al judaísmo y la ley mosaica y, por tanto, de la imposición del rito de la circuncisión.


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Jesús, a pesar de su propia circuncisión por su condición de nacido judío, no requirió de la necesidad de la circuncisión como pacto de alianza con Dios "porque en Jesucristo, ni la circuncisión ni la incircuncisión cuentan para nada” (Gálatas 5, 6). Ilustración de La circuncisión de Cristo (1765) de Richard Earlom. Wellcome Collection, Londres


En la Sagrada Biblia Cristiana existen bastantes referencias y citas acerca de la circuncisión. En el Génesis (17, 10-14) se describe el pacto que Abraham realiza con Dios mediante la circuncisión. En el Libro I de Samuel (I, 18-25) se menciona la exigencia de Saúl a David de 100 prepucios filisteos como dote, para vengarse de los enemigos del Rey, siendo finalmente entregados 200. En la Epístola a los Gálatas (2, 1-5) el apóstol Pablo refiere que “ni siquiera Tito que estaba conmigo con ser griego, fue obligado a circuncidarse”. En la Epístola a los Gálatas (5, 1-12) se menciona que ni la circuncisión ni la reconstrucción prepucial tienen valor para Cristo. La única cosa que cuenta es la fe expresada en sí mismo a través del amor. En la primera Epístola a los Corintios (I7, 17-20), Pablo habla de la inutilidad de la circuncisión y que lo que de verdad cuenta es seguir los mandamientos de Dios. En la Epístola a los Romanos (3, 28-31) se menciona la circuncisión justificándola cuando se hace por fe. En esta misma Epístola (4, 9-12) se interroga si “¿es la bendición solamente para los circuncidados o también para los incircuncisos?


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Niños cristianos coptos vistiendo trajes tradicionales para la circuncisión (2022). La iglesia ortodoxa copta de Egipto es de las pocas facciones cristianas que mantiene la ceremonia de la circuncisión


En la Epístola a los Efesios (2, 11-13) se señala que “recuerden que antiguamente ustedes que eran gentiles por nacimiento y llamados “no circuncidados”, estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y extranjeros con fe y sin Dios en este mundo. Pero ahora en Jesucristo ustedes están cerca de él a través de la sangre de Cristo”. En la Epístola a Tito (1, 10-16) se menciona que “hay mucha gente rebelde, charlatana y engañadora, especialmente aquel grupo partidario de la circuncisión. A esos hay que taparles la boca. Jesucristo, judío circuncidado exime a sus cristianos de tal pacto”. Pablo, en la Epístola a los Romanos (II, 25-28) dice que “la circuncisión sirve si observas la ley; pero si eres prevaricador de la ley, por más que estés circuncidado, vienes a ser delante de Dios como hombre sin circuncisión”. En el Evangelio según San Lucas se hace referencia a la circuncisión de Juan el Bautista (1, 59-60) y también de Jesús (2, 21-30). De hecho, el día primero de enero del calendario gregoriano, el octavo día después de la Natividad, se conmemoraba el día de la Circuncisión de Jesús hasta que con la reforma litúrgica de 1969 se sustituyó por la celebración de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. A pesar de su propia circuncisión, Jesús no insistió en el sacrificio del prepucio como pacto del Señor "porque en Jesucristo, ni la circuncisión ni la incircuncisión cuentan para nada” (Gálatas 5, 6).

 

Islamismo

Los musulmanes son el mayor grupo religioso en el mundo que realizan la circuncisión de forma ritual (khitan). Al igual que en el judaísmo, los islámicos confirman así́ su relación con Dios a través del pacto bíblico con el profeta Abraham. Se le atribuye además una función de pureza, de control del propio cuerpo y de protección contra enfermedades, por ello también es llamado tahara, que quiere decir "pureza"; y al hombre circunciso mutahhar, es decir, "purificado". En Arabia era una práctica común que precedió al islamismo. Ya era mencionada en la poesía preislámica y, de acuerdo con Al-Jahiz (siglo IX), la circuncisión fue practicada por los árabes ya desde los tiempos de Abraham y Hagar. Según escritos y colecciones del Hadith, como los de Ahmad Ibn-Hanbal (siglo IX), se escribe que el califa “Uthman Ibn-al-As fue invitado a la circuncisión, pero él se rehusó. Cuando le preguntaron la razón él dijo: en los tiempos de Mahoma no practicaban la circuncisión y no estábamos invitados para eso”. En la época de Mahoma, los musulmanes eran libres de circuncidarse según sus propios deseos y, así, se ha mantenido durante siglos después. En el libro sagrado del Corán no existen referencias escritas sobre la circuncisión. La única mención explícita está contenida en los versos 2:88 y 4:155, en los cuales se utiliza la palabra “no-circuncidado” de manera metafórica, no literal. Por lo tanto, la circuncisión no es ordenada por el Corán, sino que es aludida por la Sunnah, considerada la segunda fuente de ley islámica, que recoge roles de conducta establecidos por el profeta Mahoma, basándose en el mismo capítulo bíblico del Antiguo Testamento que los judíos (Génesis 17). Con la expansión mundial del islam, desde el siglo VII, la práctica fue adoptada por pueblos en los que previamente no se realizaba.


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Circuncisión según ilustración de un tratado médico turco del siglo XV. Miniatura del Tratado de “Cirugía del Sultán” de Serefeddin Sabuncuoglu (1466). Biblioteca Nacional de Francia, Paris


En la actualidad, la circuncisión es una práctica recomendada y valorada entre la comunidad mahometana como una forma de purificación y de seguir los predicamentos del profeta, pero sin la consideración de obligatoriedad, aunque supone un símbolo externo muy importante para señalar la condición de musulmán. Entre las seis escuelas de la ley islámica existentes (Sharia) solamente la escuela Shafi’í la considera obligatoria mientras que las restantes se limitan solo a recomendarla, aunque en realidad en todo el mundo musulmán se practica de forma casi universal. Po otra parte, si un varón se convierte al islam no es obligatorio que sea circuncidado. Del mismo modo, un varón nacido de padres musulmanes puede seguir teniendo la condición de musulmán, aunque no esté circuncidado. La justificación para realizarla en los niños musulmanes se basa en el hecho de que Mahoma había nacido ya circuncidado. En consecuencia, se practica la circuncisión a los niños para seguir al profeta y porque, con esta ceremonia, se prepara al niño para establecer su identidad social y sexual, además de obtener un nuevo rol entre sus familiares y amigos con el paso de la infancia a la adolescencia. Entre los eruditos existe controversia respecto al modo en que se realizó la circuncisión de Mahoma, habiéndose referido hasta cuatro versiones distintas, de la cual él mismo afirmaba que “por motivo de mi honorable posición en Dios, yo nací circuncidado y nadie vio mi pudor”. En una primera versión, su biógrafo Ibn Kathir (1313-1373.) afirma que el profeta había nacido sin prepucio (aposthia). Así lo corrobora el abuelo de Mahoma, Abd-al-Muttalib, quien dijo que "el mensajero de Dios nació circuncidado y con el cordón umbilical cortado. Este hijo mío seguro que será importante". El suegro de Mahoma, Abu Bakr, sostenía que el profeta fue circuncidado por el arcángel Gabriel. Otras dos versiones mantienen que Abd-al-Muttalib lo circuncidó cuando tenía siete días de vida o, también, que Mahoma había nacido incompletamente circuncidado y su abuelo seccionó el resto del prepucio.


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Instrumentos antiguos utilizados para la práctica de la circuncisión tradicional musulmana. De arriba a abajo: catéter. cúter y navaja

Para escritor árabe Bouhdiba, la circuncisión es una práctica musulmana más bien que islámica. Por tanto, debe ser considerada una tradición del pueblo árabe como un acto festivo equivalente a una boda, un momento de reunión familiar, vecinal o de amigos. Los árabes consideraban el prepucio impuro y, por ello, se desataron críticas contra los incircuncisos en poemas e invectivas. El poeta Al-Qays (siglo VI) llamó despectivamente al emperador bizantino aghlaf, que significa “no-circuncidado”. La orina del incircunciso es impura según la fracción Shiita del islamismo. En el Hadith se escribe que “la tierra se vuelve profanada 40 días por la orina de una persona no circuncidada … La tierra se queja vehementemente a Dios por la orina de los no-circuncidados … Circuncida tus hijos cuando ellos tienen 7 días de nacido y es mejor para ellos y la progenie crece más rápido”. La circuncisión fue prohibida en los pueblos árabes sometidos durante el imperio mongol liderado por Genghis Khan, que llegó a expandirse por toda Asia, y también por los emperadores de China de la dinastía Yuan, por ser considerada una tradición islámica. Esta prohibición provocó la rebelión de los musulmanes chinos en contra del imperio mongol, lo que contribuyó al derrocamiento de la dinastía Yuan en el siglo XIV y a instalar la nueva dinastía Ming, más tolerante con las costumbres islámicas.


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Circuncisión realizada a un niño según una ilustración en el periodo del Imperio otomano. Wellcome Collection, Londres


La edad para realizar la circuncisión, a diferencia de los judíos, es variable sin que exista acuerdo unánime entre los estudiosos del islam sobre la edad más idónea. Según el historiador judío Josefo (37-100), por aquel entonces, la edad en la cual los árabes eran circuncidados era a los trece años en imitación de Ismael, el hijo de Abraham. La tradición musulmana señala un tiempo recomendable para la circuncisión, que se fija al séptimo día desde el nacimiento (aq), como indicaba Mahoma. Como tiempo permisible se admite antes del séptimo día de nacido o después hasta la pubertad. El período obligatorio se establece cuando la pubertad llega, ya que coincide con las acciones de culto y reverencia, purificaciones y plegarias, y solo se pueden hacer correctamente si el individuo está circuncidado. En algunos países, como Irán, se acostumbra a realizar en el momento del nacimiento, pero actualmente en la mayoría de los países islámicos se realiza más tarde, entre los 7 y los 12 años. Lo importante es que se llegue a la pubertad circuncidado. siendo una premisa que todo musulmán debe estar circuncidado antes de contraer matrimonio.


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Niños musulmanes argelinos en espera para someterse al ritual de la circuncisión vestidos con el traje tradicional (2009)


La mayoría de las circuncisiones son realizadas por practicantes tradicionales, y sólo una pequeña parte se realiza en un centro sanitario adecuado donde un cirujano realiza la intervención bajo una estricta técnica aséptica y con anestesia. En la ceremonia tradicional, el niño se mantiene sentado con las piernas separadas. Para extirpar el prepucio se utiliza un catéter, un cúter de madera y una navaja barbera. La operación se realiza sin anestesia, sin suturas y con instrumentos no esterilizados. Para la hemostasia se utilizan cenizas de madera incandescentes. Para dar un aspecto festivo a una ceremonia tan virulenta para el niño, la ocasión se convierte en una especie de celebración donde asisten familiares e invitados. Las mujeres cantan canciones culturales y, al final, se sirve comida y dulces a todos los asistentes. El niño está vestido con prendas festivas impregnadas de perfume y recibe regalos conmemorativos por los presentes. Estas cerebraciones pueden variar según la región y cultura entre los diferentes países musulmanes.

 

Época medieval y Renacimiento

La circuncisión continúa siendo realizada de forma ritual entre los varones de confesión judía y musulmana. En la Edad Media, los pintores representan con frecuencia, en cuadros y frescos en las iglesias, el momento de la circuncisión de Jesús por influjo de la cultura judeocristiana. En la época medieval se publican contados textos médicos que describan las indicaciones y la descripción técnica de este procedimiento. El médico árabe cordobés Abulcasis escribió en el siglo X el tratado Kitab al-tasrif (La Práctica), que es considerado como uno de los libros médico-quirúrgicos más importantes de la Edad Media, en el que describe con detalle la técnica para realizar la circuncisión considerando que está indicada en “el albather, la corrupción, la negrura y la adherencia que ocurre en el prepucio y en la punta del pene”. En estas patologías del pene, unas de naturaleza benigna y otras malignas, propone realizar su extirpación más completa posible. Aconseja el uso de diverso material quirúrgico, como el cauterio lunar para control de la hemorragia. Para tratamiento de las adherencias preconiza evitar la circuncisión siempre que sea posible pues en los niños suele resolverse espontáneamente y si existen infecciones conviene primero proceder a la limpieza y el drenaje. Para realizar la circuncisión recomienda el uso de tijeras y ligaduras con hilo, desechando el uso de navajas de afeitar y la uña como habitualmente se hacía.


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El cirujano musulmán Abulcasis escribió en el siglo X el tratado Kitab al-tasrif (La Práctica), considerado como uno de los libros médico-quirúrgicos más importantes de la Edad Media, en el que describe con detalle la técnica de la circuncisión. (Arriba) Cauterio lunar para coagulación sanguínea. (Abajo) Tijera para seccionar el prepucio

Asimismo, el cirujano italiano Teodorico de Borgognoni, en su obra Cyrurgía (1267), sugiere la necesidad de “extirpar la parte final (del pene) en el tratamiento de verrugas negras y de tubérculos”, con lo que se van estableciendo una serie de indicaciones médicas más allá de su práctica por razones exclusivamente rituales y religiosas, aun cuando es probable que los cirujanos no realizaran ampliamente la circuncisión por criterio médico hasta la segunda mitad del siglo XIX. En el siglo XIII destaca la figura del influyente judío cordobés Maimónides, médico y filósofo, al que se debe la obra Guía de perplejos (ca. 1190), en donde propone la circuncisión para reducir el ímpetu sexual ya que “una de las razones de (la circuncisión) es, en mi opinión, el deseo de provocar una disminución de las relaciones sexuales y un debilitamiento del órgano en cuestión … El dolor causado al miembro es el verdadero propósito de la circuncisión. Ninguna de las actividades necesarias para la preservación del individuo es dañada por ella, ni se hace imposible la procreación, pero disminuyen la concupiscencia y la lujuria”.


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Los artistas del Renacimiento representan al hombre desnudo con el prepucio recubriendo completamente al glande siguiendo el modo grecorromano clásico aun cuando se refiriesen a personajes de la historia bíblica hebrea. Obras de Miguel Ángel Buonarroti (A) David (1501-4), Galería de la Academia de Florencia. (B) Cristo resucitado (1514-1516), Monasterio de San Vicenzo de Bassano Romano

La circuncisión estaba repudiada en el Renacimiento por la mayoría de la población, salvo en aquellos casos de extrema necesidad por razones médicas, ya que se pretendía evitar ser identificado como un judío o musulmán. En esta época, también los pintores, escultores y orfebres van a representar la temática cristiana de la circuncisión de Cristo, incluso en mayor medida que en la época medieval, pues pocos pasajes de los textos bíblicos van a quedar sin ser considerados por los artistas renacentistas. No obstante, el modelo anatómico que va a prevalecer en la representación de la figura humana seguirá los patrones establecidos por los autores grecorromanos. Por tanto, quedará reflejado el modo griego clásico de representar los genitales externos del hombre con el glande completamente recubierto por el prepucio, incluso aun cuando las esculturas se refiriesen a personajes de la historia bíblica hebrea, que cabe suponer debían estar todos circuncidados. Sobre ello, han quedado muchos testimonios artísticos como las esculturas de Miguel Ángel Buonarrotti, el David o La creación de Adán, auténticos iconos del arte de este período histórico. Otros ejemplos destacables serían la ilustración El hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci o la pintura La expulsión de Adán y Eva del Paraíso de Masaccio. Este estilo artístico no debe ser considerado solamente como una moda pasajera sino como algo más profundo que forma parte del objetivo renacentista de recuperar la antigüedad clásica.

 

Tribus africanas subsaharianas

No está bien establecido el origen de la práctica de la circuncisión por parte de las tribus africanas habiéndose propuesto varias posibilidades. Para unos autores, fue llevada a las tribus de habla bantú de África por los judíos tras algunas de sus expulsiones de los países europeos, o por los musulmanes derrotados tras la conquista en 1492 por los cristianos de los últimos territorios hispanos ocupados. También se ha propuesto que, en la segunda mitad del primer milenio, nativos del noreste de África se encontraron con pueblos de Arabia, Oriente Próximo y África Occidental y adoptaron las costumbres de estas poblaciones, incluyendo la circuncisión. Posteriormente, estos nativos africanos migraron al sur y formaron lo que se conoce hoy como el pueblo Bantú. En el momento actual se practica en las tribus Yoruba e Igbo de Nigeria y otras de Sudán, Zaire, Uganda y en el sur de África.


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Máscara utilizada por una tribu de Mali para la ceremonia de la circuncisión de los adolescentes como paso para su edad adulta

Para estas culturas tribales, la circuncisión supone un ritual de iniciación que marca el paso desde la pubertad, o el período inmediato anterior, a la edad adulta como un indicador de madurez. El adolescente que toma parte de este ceremonial debe seguir una larga preparación psicológica que comienza con sus primeros pasos por la vida. El día que se anuncia su inminente circuncisión es rodeado por sus compañeros y sometido a duras pruebas físicas y mentales. La ceremonia propiamente dicha consiste en varias fases. En primer lugar, los adolescentes son conducidos a un sitio apartado de la selva y separados, no solo de sus madres, sino también de todo el resto de la aldea para poder encontrarse consigo mismo, y en donde van a ser iniciados en los ritos de la tribu y en la sexualidad. Después se procede a la extirpación del prepucio de acuerdo con el método seguido por cada localidad. Se deja que fluya la sangre, como posible señal del final de la infancia previo al renacimiento en una nueva vida. La ceremonia finaliza con los pertinentes cuidados postoperatorios. El procedimiento se practica sin anestesia, debiendo disimular los jóvenes el dolor para no mostrar falta de valentía. Tampoco se toman medidas básicas de asepsia, lo que condiciona la posibilidad de infecciones, lesiones deformantes o incluso la muerte. La circuncisión, entonces, supone un doble ritual de iniciación, para guiar al niño dentro de su identidad sexual y para llevarlo hacia la responsabilidad adulta junto con su igual. También incluye el aprendizaje de códigos masculinos, algunas veces con la adopción de nuevos nombres, símbolos de renacimiento y testigo de nuevas responsabilidades que serán conferidas al circuncidado.


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Figura tradicional africana de un hombre circuncidado (ca. 1900-25). Soul of Africa Museum, Essen


Por tanto, en el ritual de la circuncisión del adolescente africano, la vida, la muerte y el renacimiento son los tres estadíos que deberá atravesar simbólicamente antes de adquirir la condición de adulto, legitimar sus acciones sociales, permitírsele casarse y adherirse al clan para demostrar su capacidad viril como futuro cazador, pescador, guerrero y procreador. Lo califica para una vida sexual y lo autoriza para vestir ropas. Le permite ser aceptado como un igual, le proporciona cohesión social y le confirma al individuo su madurez. La circuncisión supone una marca física e identificatoria y un pasaje obligado para obtener una perfección mental, física y cosmogónica. En la sociedad tribal africana, los problemas psicopatológicos son más prevalentes entre los incircuncisos quienes encuentran mayor dificultad para su integración social y para participar en la vida social de la comunidad. Se considera que el adulto incircunciso no es un hombre y no puede tomar la palabra en una asamblea masculina, porque no tiene ningún valor. Por tanto, en el continente africano no existe ningún imperativo religioso subyacente para la práctica de la circuncisión.


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Barra utilizada para circuncisiones en tribu de isla de Goree (Senegal). Ilustración de Jacques Grasset de Saint Sauveur (ca. 1796)


Entre las distintas etnias africanas existen algunas diferencias en el ritual de la circuncisión. Para algunas, su naturaleza purificadora tiene que ver con la fertilidad. Una vez practicada la circuncisión, se derrama dentro de la herida agua fría extraída de un río que ha sido depositada en el interior de una calabaza y mantenida durante la noche. Al carácter purificador del agua, se le añade la naturaleza inmutable del tiempo, en eterno fluir como las aguas que discurren por el río. El uso de la calabaza simboliza la fertilidad, recordando al huevo, la concha protectora. El padre que sostiene a su hijo durante la ceremonia le indica la importancia de la entrada al mundo viril. Otras tribus consideran este ritual como un símbolo de sometimiento. Para los Masái, pueblo nilótico de Kenya y Tanzania, la circuncisión marca la etapa de cambio de la adolescencia a la edad adulta celebrándolo con danzas, cantos y pinturas sobre la cara de los iniciados. Al finalizar la ceremonia se le considera ya como un adulto y tomará una primera bebida compuesta por sangre fresca de ternera mezclada con leche agria. Se suele pagar la ceremonia con una cabra, un alto precio que muestra la importancia que se da al ritual. De forma excepcional, entre los etíopes Konso, la circuncisión señala el final de la vida sexual, una vez cumplidos los 60 años, para posteriormente convertirse en travestís como si hubiesen llegado a una especie de limbo sexual. Durante el ritual de la circuncisión de Madagascar, el prepucio encerrado en una fritura es ingerido por un tío paterno o un miembro anciano de la comunidad para que el niño pueda vivir tanto como él. El sacrificio de un toro viriliza al niño transmitiéndole su masculinidad. El ritual transforma al niño, un ser neutral cercano a la mujer en un completo varón. En muchas culturas africanas (Dogo, Malinka, Bambara), el mito de la circuncisión, tanto masculina como femenina, representa la intención de suprimir el lado ambivalente de cada sexo, fijando al individuo en su propio género.


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Ritual ancestral de la circuncisión en adolescentes de la tribu bukusu, en el oeste de Kenia, que es realizada sin las mínimas condiciones de higiene y seguridad

Para muchos grupos étnicos africanos, el mantener la tradición tiene una importancia primordial para realizar la circuncisión. En el estado de Bende, en el sur de Nigeria, el 43% de los hombres afirman en una encuesta que este fue motivo para circuncidarse. En aquellos lugares donde la circuncisión es habitual, se discrimina a aquellos hombres que no se han sometido a la intervención. Para las tribus Lunda y Luvale en Zambia, o Bagisu, en Uganda, es inaceptable no hacerlo, hasta tal punto que son frecuentes las circuncisiones forzadas. Entre los Xhosa, en Sudáfrica, los hombres que no han sido circuncidados pueden ser duramente castigados, intimidados y golpeados. A finales del siglo XX, África ha tenido la desgracia de presentar cifras alarmantes de infecciones causadas por el VIH, habiendo servido la circuncisión tradicional como un aliado en la lucha contra la transmisión de dicha enfermedad.

 

Campañas en favor de la circuncisión para combatir la masturbación durante los siglos XVIII y XIX

A finales del siglo XVIII, en países avanzados como EE. UU., Reino Unido o Suiza, se instauró una corriente de opinión contra la masturbación por considerarlo un acto pernicioso y causa de algunas enfermedades. La circuncisión volvió a recobrar protagonismo por la creencia de que su práctica podía restringir el hábito de la masturbación. En 1722 se publica “Onania; or the heinous sin of self-pollution”,, atribuido al inglés Dr. Bekkers, donde se afirmaba que la sangre era producida dentro del semen y posteriormente purificada dentro de los epidídimos. Por lo cual, el “vaciamiento” de los testículos, durante el acto masturbatorio, consumirá la parte más fina y más balsámica de la sangre provocando la degradación del esperma e impotencia. Asimismo, considera que la masturbación es causa de enfermedades y anomalías físicas como epilepsia, palidez, histeria, piernas y mandíbulas débiles. También advierte sobre la degradación de la raza humana al asociar la masturbación con el nacimiento de niños débiles y enfermizos. El médico suizo Samuel-A. Tissot publicó en 1760 “L´Onamisme. Dissertation sur les maladies produites par la masturbation” que se convirtió en consulta obligada de las campañas contra la masturbación de la sociedad de su tiempo. Llegó incluso a declarar que “la masturbación era más perniciosa que los excesos cometidos con las mujeres, inclusive con prostitutas”. Este errado discurso promovió la visita a los prostíbulos y, con ello, la difusión de infecciones de transmisión sexual, tan devastadoras como la sífilis. El cirujano inglés Jonathan Hutchinson, en su publicación “On Circumcision as a preventive of masturbation” de 1890, también recomendaba la circuncisión para reducir el hábito de la masturbación y prevenir ciertas enfermedades venéreas.


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En 1722 se publica en Londres “Onania; or the heinous sin of self-pollution” atribuido al Dr. Bekkers, considerado el primer libro de gran divulgación contra la masturbación por considerarlo un acto pernicioso y causa de algunas enfermedades

Asimismo, en EEUU durante el siglo XIX, surgirán voces contra la masturbación. Uno de los primeros médicos en defender la circuncisión fue Lewis Sayre como una supuesta cura para en jóvenes que presentaban parálisis o importantes problemas motores pues sostenía que la estimulación excesiva de los genitales era una perturbación del equilibrio del sistema nervioso y causa de problemas sistémicos. El pastor presbiteriano y nutricionista Sylvester Graham predicaba la abstinencia y llegó a elaborar productos vegetarianos para combatir el deseo de masturbarse, que en opinión de este autor llevaba a todo tipo de problemas como el acné, migrañas y epilepsia. Tuvo como seguidor al médico nutricionista John H. Kellogg que en su libro “Plain facts about sexual life”, publicado en 1877, enumera hasta 39 signos de degeneración por la masturbación entre los que destacaban somnolencia, morderse las uñas, hombros redondeados, sudoración, hábito tabáquico y apetito caprichoso. En consecuencia, recomendaba a los padres realizar la circuncisión a sus hijos, tanto varones como hembras, como disuasivo para la masturbación. Este libro fue leído por millones de personas y consiguió influir en las familias norteamericanas hasta bien avanzado el siglo XX. En 1902, W. G. Steele publicaba “Importance of circumcision” en donde afirmaba que con la masturbación podían producirse convulsiones, llanto constante en los niños, enfermedades que simulaban afectación de las caderas, enuresis, marasmo, incoordinación muscular, parálisis, neurastenia, esterilidad y epilepsia, todo lo cual era curado o mejorado por la circuncisión. Robert B. Powell, fundador de los Boys Scouts, en el manual de la organización juvenil “Scouting for Boys” de 1908, sostenía que el onanismo “provoca una debilidad de la cabeza y del corazón y si es persistente idiotez y locura”.


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Ilustración del libro “Le livre sans titre” publicado en Paris en 1830, que representa los efectos perjudiciales producidos por el onanismo. Antes y después de la práctica, que conduce a la extrema debilidad y extenuación


A partir de la segunda mitad del siglo XIX fue cuando la circuncisión fue incorporada al campo de la salud pública. Más allá del ritual, la circuncisión comenzó a ser valorada como una práctica que promovía la higiene y la salud. A lo largo de este siglo se fueron estableciendo las indicaciones estrictamente médicas para su realización y fueron propuestas distintas modalidades técnicas en los manuales de cirugía. La introducción de la antisepsia y la anestesia, a mitad del siglo, supuso un gran avance para el desarrollo general de la cirugía. La indicación médica más común para la circuncisión fue la fimosis, y también queda indicada para la parafimosis, esclerosis prepucial o balanopostitis recurrentes, sobre todo después del fracaso del tratamiento médico. No obstante, seguían manteniéndose indicaciones improcedentes como aquellas relacionadas con el tratamiento o prevención de varias enfermedades como las convulsiones, epilepsia, paraplejia, neurastenia, histeria, enuresis, tuberculosis, eccema, elefantiasis, alcoholismo y otras, y también para mejorar el control sexual y en casos de disfunción eréctil u otros tipos de disfunciones sexuales.

 

Circuncisión en niños neonatos en países occidentales en el siglo XX

Durante la primera mitad del siglo XX se comenzó a practicar en EEUU la circuncisión en neonatos varones de forma sistemática aludiendo razones de higiene y para prevenir ciertas enfermedades. Posteriormente se difundió esta práctica a otros países como Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. Las divergencias científicas sobre los pros y los contras de este proceder provocaron opiniones contrapuestas en la segunda mitad del siglo. Comenzaron a aparecer publicaciones en revistas médicas que afirmaban que la circuncisión neonatal no se sostenía por ninguna base científica por considerarse innecesaria en la mayoría de los casos y porque los riesgos superaban a los beneficios conocidos, por lo que no era aconsejable como operación de rutina y proponían que se redujera sustancialmente el número de procedimientos.


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En la primera mitad del siglo XX se comenzó a practicar en los países del área anglosajona la circuncisión en neonatos de forma sistemática aludiendo razones de higiene y para prevenir ciertas enfermedades. Pronto surgieron detractores aduciendo falta de evidencia científica

En 1975, la American Academy of Pediatrics declaraba que “no hay indicaciones médicas absolutas para la circuncisión de rutina en el período neonatal” y en otra declaración de 2012 afirmaba que “los beneficios no son lo suficientemente grandes como para recomendar la circuncisión rutinaria para todos los varones recién nacidos … los padres deben tomar la decisión final acerca de la circuncisión, después de recoger información útil sobre los riesgos y beneficios del procedimiento”. Posteriormente otras sociedades pediátricas, como la australiana, canadiense, británica, alemana, sueca y suiza, se fueron adhiriendo a seguir este criterio destacando la ausencia de beneficios médicos, riesgo de complicaciones y problemas relacionados con la ética y la integridad personal. En 1994, John P. Warren y Jim Bigelow publican el famoso artículo “The case against circumcision” donde se manifiestan rotundamente en contra de la circuncisión no estrictamente necesaria en todo neonato. En 2010, la Real Asociación Médica Holandesa afirmaba que “la circuncisión no terapéutica es una violación de los derechos del niño a la autonomía y la integridad corporal”. En los últimos años, se ha ido reduciendo de forma sustancial en los países occidentales el número de circuncisiones en niños neonatos, pasando en EE. UU. desde un 68% en 1980 a un 58% en 2010.


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En la actualidad ninguna sociedad médica relevante recomienda la circuncisión de forma generalizada para todos los niños reservando la decisión final en sus padres una vez informados de los beneficios potenciales y efectos perjudiciales de dicho procedimiento

La fimosis al nacimiento se considera un estado fisiológico debido a las adherencias existentes entre prepucio y glande. En los tres primeros años de vida se va acumulando el esmegma segregado por las glándulas de Tyson, lo que favorece el progresivo despegamiento de prepucio y glande. Una vez cumplidos los tres años, en el 90% puede ser retraído el prepucio sin dificultad y en menos del 1% se diagnostica fimosis a la edad de catorce años. No se aconseja la retracción temprana porque pueden producirse esclerosis en el anillo prepucial de forma parecida a lo que ocurre en la balanopostitis crónica. El dictamen de la American Academy of Pediatrics de 1971 admite que son varios factores los que influyen para realizar la circuncisión en los neonatos, como el criterio familiar, creencias, tradiciones, cultura y religión, así como el consejo de cada pediatra. La Academia considera que los padres deben estar suficientemente informados sobre los posibles efectos beneficiosos como también de los perjudiciales, a corto y largo plazo, antes de tomar la decisión final. Al día de hoy, ninguna sociedad médica relevante recomienda la circuncisión de forma generalizada para todos los niños como tampoco la prohibición del procedimiento. Algunos autores consideran que la circuncisión neonatal es una especie de mutilación de tejidos sanos y funcionales, y por lo tanto constituye una violación a la integridad física del recién nacido, que por su edad no puede decidir por cuenta propia. Este último aspecto genera controversia relacionada con la ética médica, la justicia, los derechos humanos y la ciencia.

 

Indicaciones, contraindicaciones y complicaciones de la circuncisión en el momento actual

Las indicaciones médicas actuales para la circuncisión están actualmente bien establecidas siendo la fimosis el motivo principal. Otras indicaciones son la parafimosis, balanopostitis crónica, esclerosis prepucial, ciertas afecciones como el liquen o infecciones virales recurrentes, lesiones premalignas o como tratamiento conservador para tumores muy localizados y superficiales.

Las contraindicaciones para su realización serían en niños prematuros o la existencia de trastornos de la coagulación sanguínea graves como la hemofilia y otros. También está contraindicada en presencia de ciertas enfermedades neonatales y anomalías congénitas en los genitales externos como el hipospadias, epispadias, incurvación peneana o genitales ambiguos porque puede ser necesaria la piel prepucial para la cirugía reconstructiva.


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Diversas patologías del pene donde puede estar indicada la circuncisión terapéutica. De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Fimosis. Balanitis xerótica obliterante. Estenosis prepucial. Liquen escleroso. Balanopostitis crónica. Parafimosis


Se estima una tasa de complicaciones con la circuncisión del 1.5 al 11.2% según datos recogidos en centros médicos acreditados. Más difícil resulta conocer la frecuencia de complicaciones cuando el procedimiento se realiza fuera de un ambiente médico estricto, aunque cabe suponer una mayor tasa debido a la falta de recursos adecuados, ausencia de medidas antisépticas y baja cualificación del personal operador. En un estudio realizado en Turquía en 1997, la tasa de complicaciones era mayor cuando era ejecutada por prácticos (85%) respecto a la practicada por facultativos cualificados (15%). Las complicaciones más frecuentes que pueden aparecer son la hemorragia y la infección. Otras complicaciones son el dolor, exéresis insuficiente o excesiva del prepucio, síntomas miccionales, retención de orina, linfedema, estenosis de meato, fístula de uretra, necrosis por isquemia distal, así como complicaciones por la anestesia. Están descritos casos en que se produjo la muerte debido a alguna de estas complicaciones. En EE. UU., la tasa de mortalidad en niños neonatos se estima en 1 de cada 500000 procedimientos realizados. A largo plazo puede producirse pérdida de la sensibilidad y/o dolor durante el coito, fibrosis, cicatrices antiestéticas, quistes de inclusión y trastornos psicológicos (ansiedad, depresión, irritabilidad, falta de autoestima).


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Niño con necrosis de pene tras una circuncisión ritual. La falta de adecuadas garantías sanitarias para realizar el procedimiento en ceremonias rituales aumenta el riesgo de complicaciones


Cuando se practica la circuncisión en el niño neonato, por razones sociales o religiosas, tiene como resultado una experiencia dolorosa y estresante para el niño. El posible impacto de la circuncisión en la relación madre-hijo es evidente si se tienen en cuenta la aflicción de algunas madres y los cambios de comportamiento que muestran algunos niños. La ruptura del vínculo madre-hijo tiene implicaciones para el desarrollo del niño. Los efectos psicológicos a largo plazo pueden ser difíciles de determinar, ya que las consecuencias del trauma precoz sólo son reconocibles por la persona que las sufrió en raras ocasiones. Está claro que un trauma temprano, se recuerde o no conscientemente, puede tener efectos para toda la vida.

 

Efectos beneficiosos después de la circuncisión

En las últimas décadas se han preconizado una serie de efectos beneficiosos que podría tener la circuncisión como la facilitación de higiene y la profilaxis del carcinoma de pene, cáncer de cuello uterino en la mujer, balanitis y balanopostitis, esclerosis prepucial, infecciones urinarias e infecciones de trasmisión sexual (ETS) como la sífilis, condiloma acuminado, virus del herpes simple tipo 2 (HSV-2), virus del papiloma humano (VPH) y VIH, como también los aspectos desfavorables sobre el placer y vida sexual. En relación con la higiene, la Real Asociación Médica Holandesa y la American Academy of Pediatrics sostienen que no hay pruebas convincentes de esta mejora ni médica ni fisiológicamente. Es indudable que mantener las condiciones de higiene es más fácil en varones circuncisos, pero siempre que no exista fimosis, con una higiene básica se puede mantener limpio de esmegma. No obstante, este posible beneficio sigue siendo muy valorado por una parte de la población. En un estudio realizado en EE. UU. en 1983, las madres declararon que la higiene fue un factor determinante para decidir circuncidar a sus hijos recién nacidos. En Ghana, la circuncisión masculina se considera parte de la higiene del recién nacido. Un 23% de jóvenes circuncidados en Filipinas y en Corea del Sur aludieron como razón la mejora en la higiene y también el 71% para prevenir el cáncer de pene y el 78% para prevención de ETS y el VIH. En la provincia de Nyanza (Kenya), el 96% de los hombres sin circuncidar y el 97% de las mujeres afirmaron que, con independencia de sus preferencias, pensaban que a los hombres circuncidados les resultaba más fácil mantener la higiene.


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Esmegma en pene secretado fisiológicamente por las glándulas de Tyson. En los hombres circuncidados la acumulación de esmegma es menor, pero no ha podido ser establecido científicamente que la circuncisión mejore las condiciones de higiene

Las infecciones de orina afectan a un 1% de los niños menores de dos años, pero no existen claras evidencias de que la circuncisión reduzca esta tasa. Es más probable que pueda beneficiar a los niños con alto riesgo de infecciones urinarias recurrentes debido a defectos anatómicos. Esto se explica por un posible depósito de las bacterias bajo el prepucio en niños no circuncidados. Los estudios sobre el efecto de la circuncisión sobre la incidencia de ETS han proporcionado conclusiones divergentes. En la primera mitad del siglo XX se preconizaba la circuncisión por estimar que prevenía las ETS. R. A. Wilson en 1947 comprobó que la circuncisión disminuía la frecuencia de ETS entre los soldados canadienses durante la II Guerra Mundial y, así, se propuso la circuncisión para los conscriptos al servicio militar. Un estudio de 2005 establecía que la circuncisión podría reducir el riesgo de infección por Chlamydia trachomatis en las parejas sexuales femeninas. Un metaanálisis de 2006 encontró que la circuncisión se asoció con menores tasas de sífilis chancroide. No obstante, estudios realizados en 1992 por la National Health and Lifestyle Survey y otro en población británica en 2003 no encontraban ninguna evidencia de un papel profiláctico para las ETS. Estudios realizados en varones homosexuales han mostrado una insuficiente protección contra las ETS.


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La infección de transmisión sexual producida por el virus del herpes simple tipo 2 reduce su frecuencia en un 28% por la circuncisión. HVS-2 vistos con microscopio electrónico de transmisión


Con la aparición en las últimas décadas de infecciones producidas por los virus del HSV-2, VPH y VIH, la circuncisión toma un nuevo auge para tratar de frenar la transmisibilidad de dichas infecciones. La OMS sostiene que la circuncisión brinda protección parcial para toda la vida contra las ETS, en especial la causada por el VIH. Un estudio de 2006 y otro de 2010 encontró que la circuncisión reduce la incidencia de infecciones por HSV-2 en un 28%. El VPH es la infección de transmisión sexual más común, y afecta tanto a hombres como a mujeres. Aunque en la mayoría de los afectados cursa de forma asintomática, algunos presentan verrugas genitales. Este virus favorece el desarrollo de cáncer de cuello uterino y cáncer de pene. La circuncisión podría reducir la probabilidad de cáncer, si consiguiera reducir la infección por VPH, pero no hay evidencia científica clara de que la circuncisión ofrezca protección frente a esta infección; incluso existen estudios que sugieren lo contrario. En 1986, se sugirió una reducción de la tasa de VIH entre parejas heterosexuales con varón circuncidado. Ensayos clínicos aleatorios realizados en Sudáfrica, Kenia y Uganda confirmaron que el grupo de varones circuncidados tenían un menor riesgo de infectarse por VIH respecto al grupo control. Está sin determinar si la circuncisión ofrece algún beneficio a parejas homosexuales. Como resultado de estos estudios, la OMS/ONUSIDA promovió la circuncisión en poblaciones de alto riesgo, como en el África subsahariana, pero asegurándose de que hombres y mujeres comprendan que la intervención no ofrece protección completa contra la infección. La circuncisión masculina debe considerarse como un elemento más de un conjunto de medidas más amplio para la prevención del VIH, entre las que se encuentran el uso del preservativo masculino o femenino de manera sistemática y correcta, el retraso en la iniciación de las relaciones sexuales y en evitar la promiscuidad sexual.


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El virus de papiloma humano favorece el desarrollo de cáncer de cuello uterino en la mujer y cáncer de pene en el hombre, pero no hay evidencia científica clara de que la circuncisión ofrezca protección frente a esta infección. VPH afectando al prepucio

Se ha documentado un efecto preventivo de la circuncisión contra el riesgo de cáncer de pene y el cáncer de cuello uterino en las parejas sexuales femeninas de los hombres heterosexuales. Ya en estudios de mitad del siglo pasado se hacía referencia a la baja prevalencia de este tumor en la población judía, así como también del cáncer de cuello uterino en mujeres judías. Se atribuyó este hecho a la práctica ancestral de la circuncisión en el pueblo hebreo. Hoy se conoce que el cáncer de pene es muy raro en las poblaciones de varones circuncidados neonatalmente. Aunque en la infancia o la adolescencia la circuncisión se asocia con un riesgo reducido de carcinoma de células escamosas invasivo, sin embargo, existe un mayor riesgo de cáncer de pene invasor en la circuncisión de adultos. La fimosis y la infección por VPH son factores de riesgo importantes para el desarrollo del cáncer de pene, los cuales son soslayados por la circuncisión. También se reduce el riesgo de cáncer de cuello uterino en sus parejas femeninas al reducirse la prevalencia de VPH causante del tumor. En el momento actual, debido a que el cáncer de pene es infrecuente, e incluso se está reduciendo aún más su frecuencia debido a las campañas de vacunación contra el VPH, y asumiendo que la circuncisión no está ausente de riesgos, esta práctica no se considera especialmente valiosa en los países occidentales como medida profiláctica contra el cáncer de pene.


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La OMS promueve la circuncisión en poblaciones de alto riesgo, como en el África subsahariana, dentro de un conjunto de medidas más amplio, para frenar la transmisión de VIH


Los efectos de la circuncisión sobre la sexualidad son objeto de discusión permanente. Así, mientras un estudio realizado en Dinamarca en 2011 afirma que la circuncisión dificulta el orgasmo, otro estudio efectuado en Uganda en 2009 sugiere lo contrario. No obstante, la mayoría de los estudios sugieren que no tiene efectos sobre el placer sexual, la función eréctil, la prolongación del acto sexual ni la eyaculación precoz. Estudios realizados en varones circuncidados a una edad adulta, comparando el antes con el después, respecto a la sensibilidad del glande se han dado los mismos resultados contradictorios como también a los efectos psíquicos, variando desde una desmesurada actividad sexual posterior a la circuncisión hasta una reducción de la misma. Otro efecto importante se produce en las reacciones de las parejas sexuales, que en algunos países suelen ser muy positiva, lo cual resulta en la mejora de las relaciones sexuales. En un estudio realizado en EE. UU., el 63% de los pacientes afirmó haber experimentado una mejora en su vida sexual, mientras que un 20% alegó un empeoramiento. Un estudio paralelo en Corea del Sur proporcionó unos resultados contradictorios, con solo 6% de los pacientes admitiendo una mejora en su vida sexual, el 20% un empeoramiento y la mayoría afirmando no haber experimentado cambios sustanciales.

 

Problemas éticos y legales para la circuncisión en menores de edad

En la actualidad, se están planteando cuestiones éticas y legales en relación con el consentimiento informado y los derechos humanos cuando la circuncisión es practicada en recién nacidos y niños por razones no terapéuticas. Esta problemática es motivo de controversia y de debate medicolegal en todo el mundo. La National Organization of Circumcision Information Resource Centers ha estimado que 13,3 millones de varones cada año son forzados a realizarse circuncisión sin indicación médica. Se estima una relación de 100:1 a favor del número de circuncisiones realizadas por razones no médicas respecto a las médicas. Este modo de proceder ha sido considerado actualmente como una violación de los derechos humanos por legisladores y organizaciones sociales. Además, la circuncisión en el neonato es un procedimiento generalmente innecesario, desde un punto de vista médico, puesto que debe esperarse al completo desarrollo del pene hasta tomar esta decisión. Las tres partes involucradas en esta problemática legal son el niño como paciente, sus padres o tutores y el facultativo realizador. El cirujano está obligado a cumplir los principios éticos de "promover el bienestar y no hacer daño", y así es el responsable de velar por los mejores intereses del paciente y reducir al mínimo los daños innecesarios. Por tanto, el cirujano puede adoptar una posición ética de oposición a realizar el procedimiento cuando los beneficios médicos no contribuyen suficientemente a superar los daños potenciales. En el caso de un recién nacido o menor de edad queda cuestionado el respeto a su autonomía y el consentimiento por no poder defender sus propios valores e intereses. Los especialistas en ética y teóricos legales sostienen que resulta cuestionable que los padres tomen una decisión para el niño que después le impida tomar una decisión diferente por sí mismo.


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La circuncisión en niños por razones no terapéuticas ha sido considerada actualmente como una violación de los derechos humanos por legisladores y organizaciones sociales

Por otra parte, en los países occidentales se cuestiona que el deseo y la autorización de los padres, basados en motivos religiosos y amparados en su autoridad parental, basten para que la circuncisión sea un acto legal. En algunos países como Alemania se han aprobado leyes que permiten la circuncisión no terapéutica bajo determinadas condiciones, mientras que la circuncisión rutinaria no religiosa es ilegal en Sudáfrica y Suecia. La mayoría de los países que conforman la ONU consideran que la circuncisión es una ofensa ética y legal del varón, a la edad que fuere, cuando se realiza sin una causa médica debida, y cuando se decida por encima de la opinión de la persona que la sufre. El Consejo de Europa considera que la circuncisión ritual efectuada a los niños sin una razón terapéutica es una violación a su integridad física. Desde el punto de vista de la medicina contemporánea no caben indicaciones religiosas o culturales. Además, la circuncisión debe ser realizada por cirujanos especializados bajo anestesia y en condiciones adecuadas de asepsia. De no ser así, existe el riesgo de producirse complicaciones que pueden producir secuelas irreversibles e incluso la propia muerte. Cada año, más de cien bebés menores de un mes mueren en EE. UU. debido a las complicaciones del ritual de la circuncisión.


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La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1989, declara que debe protegerse al niño contra toda forma de violencia física o mental aun cuando tuvieran el cuidado de los padres o de cualquier otra persona


En la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1989, se declara que “deberán tomarse todas las medidas apropiadas legislativas, administrativas, sociales y educacionales para proteger al niño contra toda forma de violencia física o mental, injuria, abuso, negligencia o tratamiento negligente, maltrato o explotación, incluyendo abuso sexual, aun cuando tuvieran el cuidado de los padres, o tutores legales o cualquier otra persona que esté al cuidado del niño”. En el VIII Symposium sobre Circuncisión y Derechos Humanos celebrado en Padova (Italia) en 2004 se llegaron a conclusiones similares. Sorger señala en 1994 que “la circuncisión causa dolor, trauma y una permanente pérdida del tejido protector y del tejido erógeno … remover el tejido normal, saludable, funcionante por razones no médicas tiene implicaciones éticas. La circuncisión viola la declaración universal de los derechos humanos de las Naciones Unidas (Art 5) y la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (Art 13)”. Fleiss refiere en 1995 que “a pesar de la crueldad irracional obvia de la circuncisión, los incentivos provechosos en la práctica médica hacían que los principios de los derechos humanos o los razonamientos científicos no pudieran interrumpir la industria altamente lucrativa de la circuncisión norteamericana. Es tiempo que las asociaciones médicas europeas condenen a la comunidad médica norteamericana por participar y aprovecharse de lo que ha sido una mutilación sexual barbárica sin sentido de niños inocentes”.


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La sociedad actual debate sobre los límites de la libertad religiosa cuando se contrapone a libertades fundamentales del individuo, como es el derecho a su integridad física, que queda transgredido por una circuncisión si no hay consentimiento expreso

La sociedad actual debate sobre los límites de la libertad religiosa frente a otros derechos fundamentales mientras que musulmanes y judíos defienden su libertad de culto. Este ritual se cuestiona desde un punto de vista ético ya que un recién nacido no puede tomar sus propias decisiones para dar su aceptación. La libertad religiosa tiene sus límites cuando se contrapone a libertades fundamentales del individuo, como es el derecho a su integridad física. Este derecho se transgrede por una circuncisión si no hay consentimiento expreso. Sin menoscabo al respeto de culto que debe tenerse a las comunidades religiosas, para evitar la confrontación con los derechos civiles deberían debatir sobre la posibilidad de una adecuación contemporánea de este acto ceremonioso. Una solución podría consistir en un retraso del ritual hasta que el varón alcance la mayoría de edad, con la decisión consciente de todas las partes involucradas. Mientras no se llega a una solución, si un niño con capacidad cognitiva va a ser sometido a la circuncisión, por tradiciones sociales o religiosas, debe explicársele adecuadamente en qué consiste, cuáles son sus valores y porqué es imperativo realizarla. De esta forma, se le ayudará a comprender y aceptar un acto que le es impuesto y, al mismo tiempo, puede preservarse mejor el vínculo madre-hijo.


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Cada vez un menor número de padres deciden realizar la circuncisión a sus hijos. Esta práctica generalmente es innecesaria por razones médicas debiendo considerarse la decisión por cada individuo cuando alcance la mayoría de edad


En la actualidad, la circuncisión por indicación médica es muy poco frecuente suponiendo alrededor del 1% a nivel mundial. Un 75 por ciento de los hombres del mundo permanecen incircuncisos. Cada vez es mayor número de padres que están a favor de no realizar la circuncisión en sus hijos. Debido a que la circuncisión casi nunca es médicamente necesaria, se debe dejar a la consideración de cada individuo para que decida cuando alcance la mayoría de edad. Lo que resulta claro es que la circuncisión es un acto ligado a creencias e ideologías muy arraigadas sobre el orden social. No es sólo una técnica de prevención, sino una práctica ligada de modo casi inevitable a la expresión de poder. Lejos de ser una operación banal o de rutina, la circuncisión es un acto con profundas connotaciones sociales y consecuencias físicas y psicológicas muy duraderas.

 

 

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Como citar este artículo:

Lancina Martín JA.  La circuncisión en la historia. Rito, religión y medicina [Internet]. Urología e Historia de la Medicina. 2024 [citado el día/mes/año]. Disponible en: https://drlancina.blogspot.com/2024/03/circuncision-historia-rito-religion-medicina.html


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