La circuncisión es una
intervención quirúrgica sencilla por medio de la cual se extrae total o
parcialmente el prepucio, que es la porción del pene que recubre al glande. Se
cree que la principal función del prepucio es la de proteger al glande de
factores lesivos externos y también para mantenerlo constantemente lubricado
para así facilitar el apareamiento y, en definitiva, la reproducción. Sin
embargo, al paso de los tiempos, el uso de ropaje y el control del
comportamiento sexual hicieron que el prepucio fuera visto como un repliegue
redundante, sin utilidad, e incluso fuente de problemas. La práctica de la
circuncisión ha estado ligada históricamente a distintas razones tanto médicas
como higiénicas, religiosas, étnicas, culturales o sociales desde los albores
de nuestra civilización hasta nuestros días. Sus indicaciones han ido
variando a través del tiempo con el fin de favorecer o perturbar las relaciones
sexuales, como ritual de sacrificio de sumisión o fertilidad a los dioses, como
marca de identificación tribal, como paso de la adolescencia a la edad adulta,
como signo de riqueza y prestigio social, como recordatorio de una determinada
casta social, como un ritual de fertilidad para obtener buenas cosechas, como
una forma de control social ejercido por una autoridad, como test de
resistencia, como ritual de humillación y marca de los enemigos, como concepto
de reencarnación, para aliviar ciertas conductas anómalas sexuales y, más
tarde, como parte de una estrategia contra la masturbación, como prevención
para varios tipos de enfermedades, como un objetivo global e individual de
higiene, para tratamiento de patologías locales del pene y como profilaxis
contra infecciones de trasmisión sexual y el cáncer de pene.
Su práctica se remonta ya a la época prehistórica. Se tienen abundantes testimonios de su realización en civilizaciones orientales desde muy antiguo. Parece que pueblos semíticos la realizaban hace más de 6000 años, posteriormente seguidos por los egipcios, para extenderse más tarde entre los pueblos hebreos, fenicios, sirios, cristianos, árabes y africanos. Según estimaciones actuales de la OMS cerca de un 30 % de los hombres de todo el mundo están circuncidados, la mayoría desde la infancia, lo que representa unos 670 millones de personas. De este número, un 68% profesa el islamismo, menos de un 1% el judaísmo y un 13% son americanos que no siguen ninguna de estas confesiones religiosas. Las regiones donde es más prevalente corresponden a los países musulmanes, Israel, Oriente Medio, Asia Central, Corea del Sur, EE. UU. y partes del sudeste de Asia y en África. En los países occidentales se realiza generalmente por razones de indicación médica y no por ritos religiosos. No obstante, existen distintos criterios de indicación, dependiendo de cada país, variando desde un 5 %-6 % en el Reino Unido hasta un 60 % en EE. UU. Desde hace varias décadas se ha discutido mucho sobre la oportunidad de realizar en los países avanzados la circuncisión durante el periodo neonatal, predominando la tendencia actual de ir reduciendo progresivamente el número de casos.
Técnica quirúrgica de la circuncisión. Pene con fimosis procediéndose a sección longitudinal del prepucio en la parte dorsal (1) y continuando en sección transversal en proximidad al surco balanoprepucial (2) para finalizar con puntos de sutura entre los bordes de sección (3) |
Fundamentos históricos para la práctica de la circuncisión
Las motivaciones que
están en el origen de esta práctica ancestral pudieron ser muy diferentes entre
aquellas culturas que la iniciaron, pero más frecuentemente se correspondieron
con un mandato divino, por identificación tribal, como rol social, respeto a
los antepasados y el fomento de la castidad. Se postula que en su origen fuera
realizada como una forma de purificación a los individuos al reducir el placer
sexual, pues la sexualidad era consideraba sucia o impura en algunas
sociedades. También se usó originalmente para rituales religiosos y para
reforzar y hacer evidentes privilegios de dominio, clase social o realeza. En
antiguas civilizaciones se practicaba con frecuencia como una forma menos
invasiva de mutilación genital como castigo a los prisioneros de guerra. Si el
pene representaba un signo de poder, entonces los enemigos vencidos deberían
ser desposeídos del mismo. En el Antiguo Egipto, los guerreros capturados eran
a menudo mutilados antes de ser condenados a la esclavitud. En las paredes del
tempo egipcio de Karnak se representa al faraón Merneptah (1212 a. C.) junto a
una colección de más de 13240 penes extirpados de enemigos como trofeo de
guerra. También se procuraba que los enemigos esclavizados destinados al
trabajo en harenes reales no pudieran mantener relaciones sexuales con las
esposas y concubinas de faraones y sultanes. La exéresis completa del pene era
motivo de graves complicaciones como la hemorragia, infección o estenosis
uretral por lo que muy probablemente se adoptara realizar solo la exéresis del
prepucio como un castigo menos invasivo de humillación simbólica a los enemigos
derrotados y para preservar la vida útil del esclavo para el trabajo. Este modo
de proceder con el enemigo continuó realizándose, incluso llegado el siglo
XVIII, como sucedió con Warren Hastings, más tarde convertido en el primer
Gobernador General de la India británica, que fue circuncidado públicamente
cuando fue derrotado en 1756 por el ejército mongol en Kasimbazar. La
circuncisión también sirvió como un fuerte indicador de jerarquía y
diferenciación social y étnica a lo largo de la historia para justificar el uso
de la violencia en conflictos bélicos durante el Imperio Otomano y Árabe, la
Alemania nazi, en las guerras de secesión de la India y en las más recientes de
los Balcanes y Timor Oriental. Durante la ocupación turca y posterior genocidio
en Armenia en 1915, los varones armenios fueron circuncidados a la fuerza. En
los años 1930, y nuevamente en los años 1980, la circuncisión masculina fue
prohibida en Bulgaria debido a sus connotaciones con la anterior ocupación
turca del país.
Judíos húngaros de Transcarpacia deportados por la Alemania nazi al campo de concentración de Auschwitz marcados con la estrella de David para su identificación pública (mayo 1944) |
En muchas culturas la
circuncisión lleva realizándose desde hace muchos siglos incluida dentro de un
conjunto de ritos para la iniciación del varón a la vida adulta como una prueba
de virilidad, aunque puede que originalmente fuera una prueba de valor y resistencia.
Este rito es practicado por varias culturas africanas subsaharianas y también
por otros grupos étnicos como los aborígenes australianos, los aztecas y los
mayas en América y nativos de Filipinas, del este de Indonesia y de varias
islas del Pacífico, incluidas las islas Fiji y la Polinesia. Aquellos varones
que, por una razón u otra, no estaban circuncidados no tenían la consideración
de miembros del grupo y en muchos casos sufrían el rechazo. Entre los
aborígenes australianos no se aceptaría comida de manos de un joven no
circuncidado ni se comería en presencia de un hombre de una tribu no
circuncidado, ya que se le consideraría espiritualmente impuro. En estos grupos
étnicos, la circuncisión también está asociada a factores como la masculinidad,
la cohesión social entre muchachos de la misma edad que son circuncidados a la
vez, y a la identidad y espiritualidad. Para los aborígenes australianos, la
circuncisión era una prueba de valentía y autocontrol que formaba parte del
rito del paso a la edad adulta que faculta al joven para transmitir las
tradiciones y formar su propia familia. En las culturas precolombinas
probablemente se realizaba como una mutilación voluntaria para mostrar la
valentía y resistencia de los hombres, a modo de sacrificio de sangre.
Niños aborígenes australianos
pintados y decorados para la ceremonia de su circuncisión en Isla Elcho, Territorio
Norte de Australia (1960) |
Por motivos
exclusivamente religiosos, la circuncisión es practicada actualmente entre los
varones judíos y musulmanes. Entre los cristianos solo se realiza actualmente
en un reducido número de iglesias cristianas del continente africano. Tampoco
se practica en las religiones hinduistas, budistas ni confucionistas. Cada vez
es más frecuente que la circuncisión se realice por motivos sociales, como un
deseo de ser como los demás en lugares donde la mayoría de los varones están
circuncidados. En Filipinas, donde la circuncisión es prácticamente universal y
se suele practicar entre los 10 y los 14 años, se realizó́ una encuesta en la
que dos tercios afirmaron que se sometieron a la intervención simplemente para
no estar en condición de incircuncisos, y un 41% porque formaba parte de la
tradición. Las cuestiones sociales también eran el principal motivo en Corea
del Sur, donde un 61% de los hombres encuestados pensaban que les
ridiculizarían si no estuvieran circuncidados. Otra encuesta realizada en
Denver (EE. UU.), donde la circuncisión se realiza normalmente después del
nacimiento, mostraba que los padres de estos niños aducían el deseo que su hijo
no fuera diferente al progenitor. Asimismo, el deseo de integrarse con el resto
de la comunidad es probablemente el principal factor de la alta tasa de
circuncisiones en hombres adultos que emigran a Israel desde países donde no
existe esta tradición, como por ejemplo ocurre con los procedentes de la
antigua Unión Soviética.
Circuncisión siguiendo el rito
musulmán. Territorio de Asia Central (1871-2) |
Las campañas sectarias de
círculos conservadores en contra de la masturbación que se producen a mediados
del siglo XIX hicieron que se popularizase la práctica de la circuncisión, pues
preconizaban que con ello podía prevenirse. Los factores socioeconómicos
también han influido en el aumento del número de circuncisiones, especialmente
en los países industrializados de habla inglesa. Cuando la circuncisión
masculina se empezó a realizar en el Reino Unido a finales del siglo XIX y
principios del XX, era más común entre las clases altas de la sociedad. Un
restudio realizado en EE. UU., entre 1988 y 2000, mostraba que el aumento de
circuncisiones en recién nacidos podía deberse al influjo de aseguradoras
privadas y un mayor bienestar económico. Una mejora en las relaciones sexuales
también ha sido motivo para someterse a la circuncisión. En una encuesta
realizada a jóvenes de Filipinas, el 11% afirmó que había decidido realizarla
porque las mujeres preferían mantener relaciones sexuales con hombres circuncidados.
El 18% de los hombres encuestados en Corea del Sur apuntó que la circuncisión
podía aumentar el placer sexual. En la misma línea, la mayoría de las mujeres
en Nyanza (Ruanda) cree que el sexo es más placentero con hombres
circuncidados. En el noroeste de Tanzania, los jóvenes asociaban la
circuncisión con un mayor placer sexual tanto para el hombre como para la
mujer, y en el distrito de Westonaria (Sudáfrica), cerca de la mitad de los
hombres afirmó que las mujeres preferían que su pareja estuviera circuncidada.
La circuncisión por
razones de higiene y prevención de enfermedades infecciosas y cáncer de pene es
una indicación de tiempos más recientes pues su relación con estas patologías
no empezó a ser considerado verdaderamente hasta finales del siglo XIX. Ahora
se conoce que la anatomía prepucial facilita el desarrollo de procesos
infecciosos. El aseo deficiente de esta zona favorece la colonización de
gérmenes que pueden ser difíciles de eliminar. Asimismo, la falta de limpieza
después del coito facilita el acúmulo de microorganismos en el saco prepucial
siendo causa de balanopostitis. Los pacientes diabéticos no circuncidados
pueden llegar a formar una esclerosis en el prepucio por infecciones repetidas,
de las que son más propensos. También ciertas enfermedades de transmisión
sexual se ven favorecidas en varones no circuncidados, como es el caso del virus
de inmunodeficiencia humana (VIH). Por otra parte, la infección crónica, unida
a la falta de higiene, favorece el desarrollo de lesiones premalignas y tumores
malignos. El conocimiento de todos estos factores médicos conllevó a que, a
partir del siglo XX, se fomentase la realización de la circuncisión como
profiláctico para todas estas enfermedades.
Por ritual religioso o
tradicional, en las distintas culturas ha sido variable la edad recomendada
para realizar la circuncisión, variando generalmente desde el momento del
nacimiento hasta llegar a la pubertad. En el judaísmo se realiza al octavo día
después del nacimiento, pero para los musulmanes y muchas culturas tribales se
suele realizar en un periodo inmediatamente anterior a la pubertad. En algunas
tribus africanas, la circuncisión se realiza en el momento de paso hacia la
pubertad o previo al matrimonio. En el siglo XX, en los países anglosajones se
adquirió la costumbre de practicar la circuncisión en los niños neonatos. En la
antigüedad, la circuncisión era realizada por prácticos y también por
religiosos con habilidades quirúrgicas. En el Egipto Antiguo el procedimiento
era realizado por sacerdotes con sus mismas uñas, a menudo impregnadas de oro.
En el pueblo judío de esta labor se encarga el mohel que, después de
circuncidar al niño, lo bendice y lo entregaba a los padres en una ceremonia
que ha cambiado muy poco en el curso de los tiempos. Hasta el medioevo se
mantuvo la responsabilidad del procedimiento a los hombres ligados a la
religión. Posteriormente, por motivos fundamentalmente no religiosos, sería
competencia de los cirujanos-barberos y, más tarde, de los cirujanos latinos.
En la actualidad son los especialistas en urología los encargados de su
realización, lo que supone una de las intervenciones más frecuentes dentro de
su labor quirúrgica. Previamente a la introducción de la asepsia, cualquier
procedimiento quirúrgico, incluida la circuncisión, estaba asociado a un alto riesgo
infección que incluso podía ocasionar la muerte por septicemia.
La circuncisión en
distintas fases de la historia
No hay acuerdo entre los
antropólogos sobre cuando se empezó a practicar la circuncisión masculina. Se
cree que se originó de forma independiente en muchas culturas diferentes.
Aunque podría ser ya practicada por el hombre prehistórico, de forma fehaciente
se tiene información de su realización desde al menos el año 4000 a.C. según se
refiere en un papiro egipcio. Existen varios testimonios de esta práctica en
bajorrelieves y momias egipcias de 2300 a. C., para luego extenderse por el
cercano oriente, pueblos africanos, aborígenes australianos y polinesios,
nativos americanos precolombinos y entre los musulmanes de la India y sudeste
de Asia. Se cree que la circuncisión en el hombre prehistórico representaba un
ritual de paso a la edad adulta. Seccionar una porción de los genitales formaba
parte de la tradición de sacrificar lo más preciado para recibir los beneficios
divinos de salud y prosperidad. Posteriormente se realizaba para marcar una
seña de identidad social, de pertenencia a grupo o jerarquía y, más tarde, por como
un ritual de mandato divino y para simbolizar o expresar una identidad
religiosa específica.
Civilizaciones
primitivas
Se especula que en
tiempos prehistóricos ya pudiera empezar a practicarse la circuncisión y se considera
que, junto a la trepanación, sería una de las más antiguas cirugías practicadas
por el hombre. El culto al órgano viril, por su relevancia en el acto de la
reproducción, tiene un origen ancestral. Es probable que la circuncisión y la
idea de mejorar las condiciones del acto sexual y, por consiguiente, la reproducción
y la perpetuación del clan, estarían en el origen de su práctica. Se
encontraron pinturas rupestres en cavernas del sur de Francia que datan de hace
9000 a 20000 años, en pleno paleolítico superior, que muestran escenas que
ensalzan el ritual fálico. Se tienen referencias del empleo inmemorial de
cuchillos de piedra con los que podía realizarse esta operación, sustituidos
más tarde con la introducción de los metales.
Falos prehistóricos tallados en
piedra hallados en Francia (Blanchard, Abri Castanet, Forneau du diable y La
Madeleine) y Alemania (Vogelherd) |
Se tiene conocimiento de
la práctica de la circuncisión desde antiguas civilizaciones de Mesopotamia,
los sumerios en el sur y más específicamente los semitas de la región
occidental. Posteriormente, tratando de mantener una identidad particular para
diferenciarse de los babilonios, adquiere más importancia y trascendencia. Se
cree que era realizada como un acto de valor y virilidad o como simbolismo del
paso de joven a adulto. Los arqueólogos alemanes Hauptmann y Schmidt
descubrieron en un asentamiento mesopotámico de 8500 y 9500 a. C., situado sobre
un tributario del río Eufrates en la llanura de Harran, la presencia de figuras
itifálicas andrológicas-ginecológicas de tres metros de altura en forma de T y
realizadas en piedra caliza, semejando en ocasiones penes circuncidados, lo que
vendría a reforzar la teoría del egiptólogo inglés Grafton E. Smith, que consideraba
a la circuncisión como uno de los signos de las culturas heliolíticas
diseminadas por el mundo 15000 años atrás.
Antiguo Egipto
La circuncisión ya era
practicada en el Antiguo Egipcio sobre el año 4000 a. C. La mayoría de los
investigadores consideran que fueron los egipcios los primeros en otorgar a la
circuncisión un significado ritual desvinculado de lo puramente sexual. Se
realizaba de forma generalizada por motivos religiosos, pero también de pureza
del cuerpo, así como requisito previo para contraer matrimonio y como
tratamiento para la denominada gangrena del prepucio. La circuncisión, que
originalmente era realizada como un castigo impuesto a esclavos y enemigos, se
acabaría convirtiendo en un signo de aristocracia y clase social cuando se
asoció con los dioses y adoptada voluntariamente por el sacerdocio siendo un
requisito necesario para ser admitido en los círculos más altos de la sociedad
egipcia. Se tiene mucha información sobre la existencia de esta práctica entre
los egipcios a través de dibujos, relieves y escritos, y también han podido ser
observados penes circuncidados en momias. A menudo, en las tumbas y templos egipcios
se muestran imágenes de sacerdotes de alto rango y miembros de la nobleza
egipcia que están circuncidados.
En el museo de El Cairo
se conserva una pintura de un faraón circuncidado del año 3000 a.C. En el
templo de Khonsu, en Karnak, obra del tercer milenio, hay un bajorrelieve que
representa la circuncisión de un niño de unos ocho años. Más conocido es el bajorrelieve
de la tumba del visir Ankhmahor en la necrópolis de Saqqara, de cerca del año
2345-2220 a. C., durante la VI dinastía del Imperio Antiguo, donde se pueden
contemplar dos fases diferentes de la circuncisión y las actitudes adoptadas
por el cirujano, que era un sacerdote llamado padre circuncisor, su
ayudante y el joven paciente, en lo que se cree representa una ceremonia de
iniciación sacerdotal (tahara). También durante esta misma dinastía, en
el Libro de la Muertos se describe el mito egipcio del dios solar Ra que
se circuncidó a sí mismo y, con la ayuda de los dioses Hu y Sia, se dio origen al
universo y a la existencia humana a partir de la sangre derramada de su miembro
viril circuncidado. El color rojo del horizonte, usual en Egipto en el amanecer
y atardecer, se interpretaba como reflejo de la sangre de la circuncisión del
dios Ra. Este mito podría ser uno de los fundamentos de la práctica de la
circuncisión en el pueblo egipcio. Otros autores mantienen que este ritual esté
inspirado en la mitología de Osiris. El mito cuenta que Seth, su hermano y
enemigo, lo seccionó en catorce partes y arrojó los restos al río Nilo. Isis
recogió las distintas partes de su esposo Osiris, las cosió todas juntas y
embalsamó el cuerpo reconstruido para darle sepultura. Sin embargo, no pudo
encontrar su pene, ya que había sido devorado por un mítico pez del Nilo, el medjed.
Entonces, la agraviada Isis ordenó que se hiciera una réplica de oro del pene
de su marido. Los sacerdotes del culto a Osiris para emular el sacrificio del
dios ofrecían sus propios penes en señal de devoción. La circuncisión sería una
opción menos invasiva, pero seguía suponiendo un gesto tangible de fidelidad
religiosa.
Las razones religiosas,
por tanto, son determinantes en el origen de esta práctica en la cultura
egipcia antigua. El egiptólogo Budge sostiene que en los inicios de la
civilización egipcia existía un dios de la Circuncisión cuya misión era
mantener la fertilidad en los bancos del Nilo. Otros investigadores sostienen
que en el antiguo Egipto el alma se localizaba en los genitales y con la
circuncisión se ofrecía la piel a las divinidades como un signo de su alianza o
sumisión y, además, existía la intención de purificarse con el acto. Los
sacerdotes egipcios exigían la circuncisión antes de que un faraón ascendiera
al trono. Sin embargo, a pesar de la autoridad y supremacía del sacerdocio,
Amenhotep IV (más tarde conocido como Akenatón) se opuso a todos los rituales
sacerdotales, incluida la circuncisión. Este acto formó parte de una revolución
religiosa durante su reinado, que probablemente inició una reversión del
estatus social de la circuncisión. Clemente de Alejandría señala que el
matemático griego Pitágoras, con ocasión de un viaje a Egipto, fue obligado a
realizarse la circuncisión antes de permitirle entrar en la gran biblioteca de
Alejandría, lo que pone de manifiesto la importancia del rito para acceder
también a las fuentes del conocimiento de la época.
Estatua de hombre egipcio circunciso
(V Dinastía, ca. 2.400 a. C.). Kunsthistorisches Museum, Viena |
En los períodos avanzados
de la civilización egipcia, la operación se realizaba en todos los varones, no
solo para la clase sacerdotal, generalmente a los 13 o 14 años, con un carácter
ritual en la ceremonia de iniciación de la adolescencia. Ghalioungui mantiene
que con la circuncisión se quería eliminar la ambigüedad sexual de los
adolescentes. También se han esgrimido razones de limpieza para su práctica. El
historiador griego Heródoto, que visitó Egipto hacia 450 a. C., documentó lo
popularizada que estaba la circuncisión entre los ciudadanos de clase alta,
argumentando que perseguían con ello estar limpios y aseados. Las pinturas
murales egipcias nos muestran pacientes sufriendo de hematuria macroscópica con
dolores intensos para realizar la micción, así como la presencia de fimosis y
cálculos vesicales. El papiro de Kahun (1900 a. C.) describe remedios contra la
hematuria, producida frecuentemente por el parásito Schistosoma haematobium,
habitante habitual de las aguas del río Nilo. Esta enfermedad, llamada
esquistosomiasis, quedó documentada por la presencia de huevos y parásitos
calcificados encontrados en riñones de momias. Esta parasitosis pudo ser un
motivo más para realizar la circuncisión bajo la consideración de que el
prepucio podría actuar como un reservorio del parásito que facilitaría el
desarrollo de la enfermedad. Con el paso del tiempo se fue cambiando la
importancia del rito de la circuncisión y en la época del éxodo bíblico eran de
nuevo los esclavos, y no la nobleza, los que se circuncidaban en Egipto. El
instrumento utilizado para la práctica de la circuncisión era un bisturí que en
el Imperio Antiguo estaba constituido por hojas de obsidiana o pedernal siendo
sustituido por metal en los Imperios Nuevos (1567-1085 a. C.). Después del
procedimiento, se colocaba miel con aceite sobre las heridas para mejorar la
cicatrización y evitar las infecciones.
Judaísmo
La circuncisión como
símbolo de compromiso y de renovación de pacto ancestral, representa un
indiscutible distintivo del pueblo judío. Un símbolo que los separa de los
cristianos desde que en el Concilio de Jerusalén se decidiera eliminar la
circuncisión como requisito de ingreso a la iglesia primitiva cristiana. No
obstante, el rito de esta práctica no comienza con el pueblo judío, sino que
fue precedida por los egipcios como ya ha sido comentado. Inclusive entre los
propios judíos, previamente a su exilio egipcio, no representaba una práctica
importante. Heródoto, en el siglo V a. C., mantiene que “los pueblos de
Cólquida, de Egipto y de Etiopía son los únicos del mundo que se hacen
circuncidar, pues los fenicios y los de la Palestina confiesan que han tomado
la circuncisión de los egipcios”. Voltaire escribe en el Diccionario
Filosófico de 1764 que “es evidente que varios pueblos habían tomado la
circuncisión del Egipto, pero ninguna nación cree haber adquirido esta
costumbre de los judíos”. Por tanto, los judíos adoptaron la práctica de la
circuncisión de los egipcios, aunque se cree que fueron los primeros en
realizarla a los recién nacidos.
La significación de la
circuncisión en el pueblo judío, como es conocida hoy en día, según muchos
investigadores se adquiere durante el éxodo desde Egipto a la tierra prometida,
después de un cautiverio que duró 205 años. El Libro de Josué describe
que los judíos fueron circuncidados en el desierto, sin embargo, parece que no
se produjo durante la travesía sino inmediatamente antes de entrar en la tierra
prometida. Moisés hizo circuncidar a los varones al octavo día del
nacimiento antes de iniciar el éxodo y al final del viaje, cuarenta años
después, su hermano Josué ordenó la circuncisión a todos los varones que habían
nacido durante todos estos años de travesía haciendo enterrar sus prepucios en
las arenas del desierto. Otros autores sostienen que los judíos iniciaron la
circuncisión en Egipto durante el tiempo de esclavitud. Los egipcios practicaban
la circuncisión a sus esclavos como un acto de humillación, pero también para preservar
su salud y, así, su disponibilidad para el trabajo, pues creían que la arena del desierto causaba irritación
y posteriormente infección en la zona prepucial, que actuaba como un reservorio
para propagar infecciones. Por
tanto, es probable que el verdadero origen histórico del rito judío de la
circuncisión provenga de su cautiverio en Egipto, pues el pueblo judío siempre se
ha sentido orgulloso de su pasado de esclavitud y, por tanto, quisieran
mantener ese símbolo de distinción como pueblo liberado por su dios.
La circuncisión judía,
llamada Brit Milah o Pacto de Abraham Avinu, es uno de los
principales rituales del judaísmo. Para muchos investigadores su origen es bíblico,
fundamentándose en la alianza que Dios hizo con el pueblo judío, entre
2000-1500 a. C., ordenando la circuncisión de Abraham y su descendencia según
se revela en el Libro del Génesis (17, 24). El día que Abraham se
circuncidó a sí mismo, a los 99 años de edad, junto a su hijo Ismael de trece
años y otros 318 hombres de su clan, constituye una de las celebraciones más
señaladas en el pueblo judío y se denomina Iom Kipur o Día del Perdón.
En el Génesis (17, 10-14) también está escrito que Dios revela a Abraham
que “esta es la alianza que habréis de guardar, una alianza entre yo y
vosotros y tus descendientes: sea circuncidado todo varón entre vosotros. Os
circuncidaréis la carne del prepucio y esa será la señal de mi alianza con
vosotros. A los ocho días de nacer serán circuncidados todos los varones de
cada generación: los nacidos en casa y los comprados con dinero a extranjeros
que no sean de vuestra raza. Deberán ser circuncidados los nacidos en casa y
los comprados con dinero. Así llevaréis en la carne mi alianza como alianza
perpetua. Todo varón incircunciso, que no haya circuncidado la carne de su
prepucio, será extirpado de mi pueblo, por haber quebrantado mi alianza”.
En el Libro del Levítico (12, 3-4) también se lee que “al octavo día
se circundará al niño y los no circuncidados deben ser aislados del pacto”.
Banco utilizado para practicar la
circuncisión judía en la sinagoga (ca. 1750). Jüdisches Museum, Berlin |
Por tanto, este rito
tenía el objetivo de consagrar desde el nacimiento la vida de cada hombre al
Señor y, por supuesto, recordarle este pacto cada día. Maimónides, filósofo
judío del Renacimiento, opinaba que también tenía el objetivo secundario de
recordarle a cada hombre que la existencia consagrada a Dios debía realizarse
día a día afirmando la supremacía del espíritu sobre los instintos y placeres de
los sentidos. Según el Talmud, la circuncisión “es el único
intermedio para llegar a la perfección material y espiritual … Es una condición
indispensable para poder estudiar y comprender la profundidad de la Torah”.
El pueblo judío cumple, por tanto, lo ordenado por Dios. A cambio del derecho
divino de la tierra prometida, Abraham en su propio nombre y en el de
sus descendientes se compromete aceptar a Dios como la deidad del pueblo judío.
En el Génesis (17, 7) se escribe que “Yo establezco contigo y con tu
descendencia después de ti por sus generaciones, mi pacto eterno de ser tu Dios
y el de tú descendencia después de ti”. Y como firma del pacto, Abraham
acepta el rito de la circuncisión (herith) como seña de ser el pueblo
elegido. Se han aducido otras razones, a parte de las propiamente
religiosas, que pudieran explicar esta práctica dentro del pueblo judío. Se ha
llegado a interpretar que tuviera que ver con la fecundidad personal y con la
fertilidad de los campos y, por ende, con la prosperidad. En el Génesis (17,
2) se dice, antes de ordenar Dios la circuncisión, que “te multiplicaré más
y más en gran manera y procede entonces a enunciar el pacto”.
Kit de circuncisión para el rito judío del siglo XVII que contiene cuchillos, tijera, pinza, alfiler, plato, tazas y protector de prepucio. Congregation Mickve Israel, Savannah, EE. UU. |
En algunos períodos de la
historia, por momentos, se dejó de practicar este rito en el pueblo judío. El Libro
de los Reyes refiere que bajo el reinado de Izbel (siglo XI a. C.), los
judíos habían abandonado la tradición de la circuncisión. Además, hubo varios
intentos a lo largo de la historia para prohibir este ritual judío. En el Libro
de los Macabeos (I.1) se menciona que, en el año 168 a. C. durante la época
helenística, el rey seléucida Antíoco IV Epífanes ordenó penalizar la
circuncisión con la tortura, la crucifixión o la lapidación. Los judíos ya
circuncidados, ante esta grave amenaza, intentaban restaurar la anatomía prepucial
para evitar el castigo. El anciano líder religioso Matatías y sus cinco hijos
levantaron a la población en contra de estas ordenanzas, iniciando la guerra de
los Macabeos, que terminó con la expulsión del rey seléucida. Antonio el
Piadoso, entre los años 86-161 a. C., también prohibió a los judíos
circuncidarse bajo pena de muerte. En el año 70, el emperador romano Vespasiano
introdujo un impuesto a todos los judíos del Imperio Romano por estar
circuncidado, conocido como Fiscus Judaicus, para lo cual quedaba
permitida la inspección genital por funcionarios autorizados de todos los
ciudadanos varones. Bajo el emperador romano Adriano se quiso prohibir
nuevamente la circuncisión, con pena de muerte, lo que dio origen a una
revuelta judía liderada por Simón Bar Kokhba en el año 132. En la Epístola
de los Corintios (7: 18), de mediados del siglo I, también hay referencias sobre
la práctica de la reconstrucción del prepucio. Una nueva prohibición por el
emperador bizantino Justiniano (siglo VI) tampoco logró eliminar esta
costumbre, que ya estaba demasiado arraigada en el pueblo judío como para ser
erradicada. Más recientemente, en la antigua Unión Soviética se suprimió
legalmente la circuncisión. Durante la persecución de los judíos por el régimen
nacionalsocialista en Alemania, en la primera mitad del siglo XX, se produjo un
resurgimiento de las técnicas de reconstrucción prepucial para evitar las duras
represalias.
Ceremonia judía de la circuncisión
en una sinagoga (Brith Milah) |
Según la ley judía todo
niño nacido de madre judía es judío y, por tanto, si es varón su padre está obligado
a circuncidar a su hijo al octavo día del nacimiento. Si no se cumple con esta
obligación, se cree que Dios le castigará acortándole la vida. El padre será el
propio ejecutor del procedimiento o designará a un mediador (mohel) para
que circunde a su hijo. Este ritual fue codificado en el Talmud en el
siglo II, con posteriores modificaciones por Maimónides en el siglo XII y por
Jospeh Karo en el siglo XVI, constituyendo un imperativo para todos los recién
nacidos varones excepto si hay contraindicaciones médicas. Ya en el Talmud
de Babilonia se dictaba una norma que prohibía su realización en caso de
existir sangrado previo durante el ritual en dos hijos de la misma familia, lo
que hacía suponer la existencia de un trastorno hemorrágico. La circuncisión se
realiza generalmente en el mismo hogar de la familia. De realizarse en la
sinagoga, el padrino mantiene al niño sentado sobre la silla del profeta Elías,
llamado el ángel de la alianza. El padre del niño prepara la ceremonia,
que se realiza normalmente a primera hora de la mañana tras una noche de rezos,
y en este acto eminentemente religioso se ejecutan dos bendiciones y se anuncia
el nombre del niño. El procedimiento se ejecuta sin anestesia y los
instrumentos utilizados por el mohel son unas tijeras, un verduguillo,
con el que se separa el prepucio del glande, y una mangueta, que protege el
glande para que no sufra daños. Actualmente existen grupos de judíos no
ortodoxos que optan por no circuncidar a sus hijos y sustituyen el ritual por
una ceremonia de bienvenida que llaman Shalom Brit. Esta ceremonial no
está aprobado oficialmente por el judaísmo, que recomienda circuncidar a los
niños, por lo que se mantienen puntos de controversia dentro de la comunidad
judía.
Grecia y Roma
clásicas
La circuncisión no tenía
cabida en la Grecia clásica porque la estética ideal de los genitales externos
masculinos, al igual de lo que iba a ocurrir en Roma, incluía el prepucio
cubriendo totalmente el glande. En estas dos grandes civilizaciones de la historia
antigua, se consideraba un acto indecente y descortés tener el glande al
descubierto. Los griegos dividían anatómicamente al prepucio en dos partes, el posthe
y el akroposthión. El posthe sería la porción que recubre al
glande y el akroposthión la porción final que sobresale del glande, a la
que se la atribuían propiedades ornamentales. De ahí que los héroes griegos
fueran representados en pinturas y esculturas con un largo akroposthión
para realzar su atractivo estético y heroico. En la antigua Grecia, un prepucio
largo e intacto era signo de aristocracia y, entre los solteros, suponía una
prueba de virginidad. Por tanto, esto suponía un grave problema para los
varones que tenían un prepucio corto (lipodermos), ya fuera de origen
congénito o por haber sido circuncidados. Se intentaba corregir este defecto
mediante la administración de fitoterapia, la tracción forzada o por corrección
quirúrgica.
Los griegos adoptaban
estar desnudos en actividades de concurrencia pública como los baños, prácticas
deportivas y de gimnasia, al igual que hacían los romanos. Aquellos varones que
tenían una piel prepucial corta se sometían a procedimientos de alargamiento
como la infibulación que consistía en el estiramiento del prepucio
suspendiéndolo con un peso o traccionándolo con una atadura sujeta a la
cintura. También se colocaba un instrumento, de forma de un alfiler-broche
circular, en el borde distal de prepucio para mantenerlo cerrado (epispatikós).
Los atletas que participaban en los Juegos Olímpicos estaban completamente
desnudos y, así, quedaban totalmente expuestos a la observación de una
multitud. No había peor problema para un atleta que exhibir accidentalmente un
glande al descubierto pues se consideraba un acto inmoral. Para evitar esta
situación, durante las actividades deportivas, los atletas (komasts) se
protegían atándose lazos o tiras de cuero alrededor del prepucio que, a su vez,
se desplazaba hacia arriba para sujetarlo a la cintura (kynodesme) con
el fin de prevenir que el glande protruyera.
Cerámica que representa a un
atleta griego colocándose el kynodesme en el prepucio para evitar que se
descubra el glande durante las pruebas deportivas |
Los varones que estaban
circuncidados eran rechazados y ridiculizados. A éstos y también aquellos que
tenían calvicie y a los ancianos desaseados se les denominaba despectivamente
con la palabra psolos. Como puede verse en vasijas de cerámica, donde se
representaba al héroe Hércules destronando al mitológico sacerdote-rey de
Egipto Busiris, éste aparece con un aspecto gordo, feo, con su pene
circuncidado y su glande prominente exteriorizado, contrastando con la figura
de Hércules con un prepucio largo cubriendo completamente el glande. Escritores
griegos, como Strabo (64 a. C.) y Diodorus Siculus (siglo I a. C.),
escandalizaban a sus lectores describiéndoles la práctica de la circuncisión
realizada por tribus primitivas de los territorios del Mar Rojo como los
hebreos y los egipcios.
Los romanos compartían
con los griegos su rechazo total por la circuncisión, la cual consideraban una
práctica irreverente y depravada. En consecuencia, desarrollaron remedios y
técnicas quirúrgicas para la reconstrucción estética de los varones con pene
circundado (recutitio). Galeno recomendaba para el prepucio corto de
origen congénito la aplicación local de una planta rubefaciente, llamada thapsia
garganica, la cual producía un aumento de volumen sobre los tejidos por
efecto inflamatorio. Asimismo, Galeno propuso un aditamento o pesario,
consistente en un instrumento tubular de cobre, conocido como judeum pondum,
que pretendía el alargamiento de la piel del prepucio por acción del
estiramiento.
Celso (siglo I) describió
dos técnicas para la reconstrucción del pene circundado. El primer método lo
recomendaba principalmente para niños o para aquellos con un prepucio acortado
congénitamente. Consistía en realizar una incisión circular superficial de piel
en la base del pene, por encima vasos sanguíneos y procurando no lesionar la
uretra, para posteriormente deslizarla distalmente hasta cubrir el glande. A
continuación, se aplicaban puntos de sutura de anclaje en la piel deslizada
para evitar que no se retrajese proximalmente. La zona denudada de piel de la
base del pene se dejaba intacta para que fuera epitelizando progresivamente. El
segundo método lo indicaba en varones adultos circuncidados por ritual
religioso. En este caso se procedía a incisión circular en surco
banaloprepucial y disección de toda la piel del pene hasta su base de modo que pudiera
ser desplazada distalmente hasta cubrir el glande, evitando su retracción
mediante la aplicación de un vendaje fijado firmemente en la base del pene. Los
resultados de estas cirugías, tanto funcionales como cosméticos, es dudoso que
fueran satisfactorios. Más tarde, Oribasio de Pérgamo (325-403), un eminente
médico bizantino en la época del emperador Juliano El Apóstata, describió otra
técnica más simplificada (krikosis).
Cristianismo
Según los textos del Nuevo
Testamento, el cristianismo no requiere la circuncisión ni tampoco la
prohíbe habiendo sido reemplazado este ritual judío con el sacramento del
bautismo. No obstante, las distintas iglesias cristianas no han mantenido una
postura uniforme sobre la necesidad de la circuncisión. Mientras que la Iglesia
Ortodoxa Oriental la condena enérgicamente, se sigue manteniendo en antiguas iglesias
cristianas como los coptos de Egipto, los ortodoxos de Etiopía y en la Iglesia
Nomiya de Kenia. En Filipinas, un país de mayoría católica, la circuncisión es
casi universal, pero parece que esta práctica ritual ya existía previamente a
la cristianización efectuada por los colonizadores españoles y que pudo ser
reforzada por la posterior colonización norteamericana a principios del siglo
XX. El cristianismo se apoyaba en una idea de revelación divina, que prometía
la salvación a través de un mediador, Jesús el Mesías, que anunciaba instaurar
una nueva vida, plena de amor y virtud. La salvación del fiel dependía de su
unión al Cristo salvador, unión que debía efectuarse a través de dos ritos: el
bautismo, símbolo del renacer en Cristo, y la eucaristía, el ágape de comunión
en la mesa del Mesías. Por tanto, la circuncisión cristiana es puramente
espiritual.
Aunque Jesucristo fue
circuncidado, sus seguidores dejaron de realizar este ritual pocos años después
de su muerte, animados, sobre todo, por el apóstol Pablo, quien no la consideraba
un requerimiento necesario para la salvación. Para los cristianos la
“circuncisión espiritual” tomó lugar sobre la “circuncisión física” en tal
grado que en la Epístola a los Filipenses (3, 4) se expresa como el
apóstol Pablo reflexiona sobre la cierta y la falsa circuncisión de modo que “los
verdaderos circuncisos somos nosotros, los que damos culto según el espíritu de
Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús sin poner nuestra confianza en la carne,
aunque yo tengo motivos para confiar también en la carne. Si algún otro cree
poder confiar en la carne, más yo”. En la Epístola a los Gálatas (5,
2-12), Pablo vuelve a insistir afirmando que “siendo del Mesías Jesús, no
importa estar o no circuncidados; lo que cuenta es una fe activa por el amor”.
También en la tercera parte de esta Epístola (6, 11-18), Pablo señala
que “los que quieren hacer buena figura en lo exterior son los que os
obligan a circuncidaros; lo hacen solo para no ser perseguidos a causa de la
cruz del Mesías. Pues ni los mismos circuncidados observan la ley; pero quieren
circuncidaros para gloriarse de someteros al rito corporal”. El principal enunciado
de toda esta Epístola (3, 26-29) hace referencia a la unidad de todos
los discípulos, cualquiera sea su origen y su condición ya que "por la
fe en Cristo Jesús, todos sois hijos de Dios. Los que os habéis bautizado
consagrándoos a Cristo, os habéis revestido de Cristo. Ya no se distinguen
judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, pues con Cristo Jesús todos
sois uno. Y si vosotros pertenecéis a Cristo sois descendencia de Abraham,
herederos de la promesa".
El Concilio
de Jerusalén, celebrado cerca del año 50, fue el primer concilio de la Iglesia
Cristiana y se convocó por los problemas surgidos con los gentiles para su
conversión al cristianismo. Los primeros cristianos fueron “judíos conversos”,
originarios de Palestina. A continuación, se produjo la conversión de “judíos
helenizados”, aquellos que vivían en regiones de influencia helena cuya cultura
era diferente de la hebrea. Posteriormente se incorporaron los cristianos
provenientes del mundo pagano, es decir, los gentiles, de ascendencia no judía,
que al principio eran una minoría. Es muy importante destacar que en aquellos
momentos los cristianos judíos se sentían como una continuación de la religión
judaica, como parte integrante del pueblo de Israel, al contrario de los
cristianos gentiles que no se identificaban con las costumbres hebreas y
sentían rechazo de la imposición de la circuncisión a los varones.
En la segunda parte de la
Epístola a los Gálatas, Pablo describe el enfrentamiento que tuvo con
Pedro en Antioquía. Este incidente fue provocado por el rechazo de los
judaizantes a los gentiles, rechazo del que ni siquiera Pedro pudo escapar, y motivará
que se convoque el Concilio de Jerusalén. En esta reunión, de importancia
capital para la Iglesia Cristiana, las tesis de Pablo de Tarso a favor de la
completa apertura de la buena nueva a los gentiles, que acabó contando con
la aprobación de Pedro, triunfarán frente a las defendidas por los fariseos
cristianizados que propugnaban la exclusión de los no judíos, con lo que el
cristianismo se abrió en favor de la universalidad. A partir de esta fecha
histórica, el mensaje de Cristo será proclamado a todos los pueblos de la
tierra sin importar raza ni lugar. En la decisión final del Concilio se hacía
saber que "el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles
ninguna otra obligación fuera de estas cosas necesarias: absténganse de la
carne ofrecida a los ídolos, de la sangre, de los animales sofocados y de las
uniones ilegítimas. Harán bien en alejarse de estas cosas. ¡Estén bien!"
(Hechos de los Apóstoles 15, 28-29). De esta forma, se liberaba a los
cristianos gentiles de la obligación de tener que convertirse al judaísmo y la
ley mosaica y, por tanto, de la imposición del rito de la circuncisión.
En la Sagrada Biblia Cristiana existen bastantes referencias y citas acerca de la circuncisión. En el Génesis (17, 10-14) se describe el pacto que Abraham realiza con Dios mediante la circuncisión. En el Libro I de Samuel (I, 18-25) se menciona la exigencia de Saúl a David de 100 prepucios filisteos como dote, para vengarse de los enemigos del Rey, siendo finalmente entregados 200. En la Epístola a los Gálatas (2, 1-5) el apóstol Pablo refiere que “ni siquiera Tito que estaba conmigo con ser griego, fue obligado a circuncidarse”. En la Epístola a los Gálatas (5, 1-12) se menciona que ni la circuncisión ni la reconstrucción prepucial tienen valor para Cristo. La única cosa que cuenta es la fe expresada en sí mismo a través del amor. En la primera Epístola a los Corintios (I7, 17-20), Pablo habla de la inutilidad de la circuncisión y que lo que de verdad cuenta es seguir los mandamientos de Dios. En la Epístola a los Romanos (3, 28-31) se menciona la circuncisión justificándola cuando se hace por fe. En esta misma Epístola (4, 9-12) se interroga si “¿es la bendición solamente para los circuncidados o también para los incircuncisos?”
En la Epístola a los
Efesios (2, 11-13) se señala que “recuerden que antiguamente ustedes que
eran gentiles por nacimiento y llamados “no circuncidados”, estaban separados
de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y extranjeros con fe y sin Dios
en este mundo. Pero ahora en Jesucristo ustedes están cerca de él a través de
la sangre de Cristo”. En la Epístola a Tito (1, 10-16) se menciona
que “hay mucha gente rebelde, charlatana y engañadora, especialmente aquel
grupo partidario de la circuncisión. A esos hay que taparles la boca.
Jesucristo, judío circuncidado exime a sus cristianos de tal pacto”. Pablo,
en la Epístola a los Romanos (II, 25-28) dice que “la circuncisión
sirve si observas la ley; pero si eres prevaricador de la ley, por más que
estés circuncidado, vienes a ser delante de Dios como hombre sin circuncisión”.
En el Evangelio según San Lucas se hace referencia a la circuncisión de
Juan el Bautista (1, 59-60) y también de Jesús (2, 21-30). De hecho, el día
primero de enero del calendario gregoriano, el octavo día después de la
Natividad, se conmemoraba el día de la Circuncisión de Jesús hasta que con la
reforma litúrgica de 1969 se sustituyó por la celebración de la Solemnidad de
Santa María, Madre de Dios. A pesar de su propia circuncisión, Jesús no
insistió en el sacrificio del prepucio como pacto del Señor "porque en
Jesucristo, ni la circuncisión ni la incircuncisión cuentan para nada” (Gálatas
5, 6).
Islamismo
Los musulmanes son el
mayor grupo religioso en el mundo que realizan la circuncisión de forma ritual
(khitan). Al igual que en el judaísmo, los islámicos confirman así́ su
relación con Dios a través del pacto bíblico con el profeta Abraham. Se le
atribuye además una función de pureza, de control del propio cuerpo y de
protección contra enfermedades, por ello también es llamado tahara, que
quiere decir "pureza"; y al hombre circunciso mutahhar, es
decir, "purificado". En Arabia era una práctica común que precedió al
islamismo. Ya era mencionada en la poesía preislámica y, de acuerdo con
Al-Jahiz (siglo IX), la circuncisión fue practicada por los árabes ya desde los
tiempos de Abraham y Hagar. Según escritos y colecciones del Hadith,
como los de Ahmad Ibn-Hanbal (siglo IX), se escribe que el califa “Uthman
Ibn-al-As fue invitado a la circuncisión, pero él se rehusó. Cuando le
preguntaron la razón él dijo: en los tiempos de Mahoma no practicaban la
circuncisión y no estábamos invitados para eso”. En la época de Mahoma, los
musulmanes eran libres de circuncidarse según sus propios deseos y, así, se ha
mantenido durante siglos después. En el libro sagrado del Corán no
existen referencias escritas sobre la circuncisión. La única mención explícita
está contenida en los versos 2:88 y 4:155, en los cuales se utiliza la palabra “no-circuncidado”
de manera metafórica, no literal. Por lo tanto, la circuncisión no es ordenada
por el Corán, sino que es aludida por la Sunnah, considerada la
segunda fuente de ley islámica, que recoge roles de conducta establecidos por
el profeta Mahoma, basándose en el mismo capítulo bíblico del Antiguo
Testamento que los judíos (Génesis 17). Con la expansión mundial del
islam, desde el siglo VII, la práctica fue adoptada por pueblos en los que
previamente no se realizaba.
Circuncisión según ilustración de
un tratado médico turco del siglo XV. Miniatura del Tratado de “Cirugía del
Sultán” de Serefeddin Sabuncuoglu (1466). Biblioteca Nacional de Francia, Paris |
En la actualidad, la
circuncisión es una práctica recomendada y valorada entre la comunidad
mahometana como una forma de purificación y de seguir los predicamentos del profeta,
pero sin la consideración de obligatoriedad, aunque supone un símbolo externo
muy importante para señalar la condición de musulmán. Entre las seis escuelas de
la ley islámica existentes (Sharia) solamente la escuela Shafi’í la
considera obligatoria mientras que las restantes se limitan solo a
recomendarla, aunque en realidad en todo el mundo musulmán se practica de forma
casi universal. Po otra parte, si un varón se convierte al islam no es
obligatorio que sea circuncidado. Del mismo modo, un varón nacido de padres
musulmanes puede seguir teniendo la condición de musulmán, aunque no esté
circuncidado. La justificación para realizarla en los niños musulmanes se basa
en el hecho de que Mahoma había nacido ya circuncidado. En consecuencia, se
practica la circuncisión a los niños para seguir al profeta y porque, con esta
ceremonia, se prepara al niño para establecer su identidad social y sexual, además
de obtener un nuevo rol entre sus familiares y amigos con el paso de la
infancia a la adolescencia. Entre los eruditos existe controversia respecto al
modo en que se realizó la circuncisión de Mahoma, habiéndose referido hasta
cuatro versiones distintas, de la cual él mismo afirmaba que “por motivo de
mi honorable posición en Dios, yo nací circuncidado y nadie vio mi pudor”.
En una primera versión, su biógrafo Ibn Kathir (1313-1373.) afirma que el
profeta había nacido sin prepucio (aposthia). Así lo corrobora el abuelo
de Mahoma, Abd-al-Muttalib, quien dijo que "el mensajero de Dios nació
circuncidado y con el cordón umbilical cortado. Este hijo mío seguro que será
importante". El suegro de Mahoma, Abu Bakr, sostenía que el profeta
fue circuncidado por el arcángel Gabriel. Otras dos versiones mantienen que
Abd-al-Muttalib lo circuncidó cuando tenía siete días de vida o, también, que
Mahoma había nacido incompletamente circuncidado y su abuelo seccionó el resto
del prepucio.
Instrumentos antiguos utilizados para la práctica de la circuncisión tradicional musulmana. De arriba a abajo: catéter. cúter y navaja |
Para escritor árabe
Bouhdiba, la circuncisión es una práctica musulmana más bien que islámica. Por
tanto, debe ser considerada una tradición del pueblo árabe como un acto festivo
equivalente a una boda, un momento de reunión familiar, vecinal o de amigos.
Los árabes consideraban el prepucio impuro y, por ello, se desataron críticas
contra los incircuncisos en poemas e invectivas. El poeta Al-Qays (siglo VI)
llamó despectivamente al emperador bizantino aghlaf, que significa “no-circuncidado”.
La orina del incircunciso es impura según la fracción Shiita del islamismo. En
el Hadith se escribe que “la tierra se vuelve profanada 40 días por
la orina de una persona no circuncidada … La tierra se queja vehementemente a
Dios por la orina de los no-circuncidados … Circuncida tus hijos cuando ellos
tienen 7 días de nacido y es mejor para ellos y la progenie crece más rápido”.
La circuncisión fue prohibida en los pueblos árabes sometidos durante el
imperio mongol liderado por Genghis Khan, que llegó a expandirse por toda Asia,
y también por los emperadores de China de la dinastía Yuan, por ser considerada
una tradición islámica. Esta prohibición provocó la rebelión de los musulmanes
chinos en contra del imperio mongol, lo que contribuyó al derrocamiento de la
dinastía Yuan en el siglo XIV y a instalar la nueva dinastía Ming, más
tolerante con las costumbres islámicas.
Circuncisión realizada a un niño según
una ilustración en el periodo del Imperio otomano. Wellcome Collection,
Londres |
La edad para realizar la
circuncisión, a diferencia de los judíos, es variable sin que exista acuerdo
unánime entre los estudiosos del islam sobre la edad más idónea. Según el
historiador judío Josefo (37-100), por aquel entonces, la edad en la cual los
árabes eran circuncidados era a los trece años en imitación de Ismael, el hijo
de Abraham. La tradición musulmana señala un tiempo recomendable para la
circuncisión, que se fija al séptimo día desde el nacimiento (aq), como indicaba
Mahoma. Como tiempo permisible se admite antes del séptimo día de nacido o
después hasta la pubertad. El período obligatorio se establece cuando la
pubertad llega, ya que coincide con las acciones de culto y reverencia,
purificaciones y plegarias, y solo se pueden hacer correctamente si el
individuo está circuncidado. En algunos países, como Irán, se acostumbra a
realizar en el momento del nacimiento, pero actualmente en la mayoría de los
países islámicos se realiza más tarde, entre los 7 y los 12 años. Lo importante
es que se llegue a la pubertad circuncidado. siendo una premisa que todo
musulmán debe estar circuncidado antes de contraer matrimonio.
Niños musulmanes argelinos en
espera para someterse al ritual de la circuncisión vestidos con el traje
tradicional (2009) |
La mayoría de las
circuncisiones son realizadas por practicantes tradicionales, y sólo una
pequeña parte se realiza en un centro sanitario adecuado donde un cirujano
realiza la intervención bajo una estricta técnica aséptica y con anestesia. En
la ceremonia tradicional, el niño se mantiene sentado con las piernas
separadas. Para extirpar el prepucio se utiliza un catéter, un cúter de madera
y una navaja barbera. La operación se realiza sin anestesia, sin suturas y con
instrumentos no esterilizados. Para la hemostasia se utilizan cenizas de madera
incandescentes. Para dar un aspecto festivo a una ceremonia tan virulenta para
el niño, la ocasión se convierte en una especie de celebración donde asisten
familiares e invitados. Las mujeres cantan canciones culturales y, al final, se
sirve comida y dulces a todos los asistentes. El niño está vestido con prendas
festivas impregnadas de perfume y recibe regalos conmemorativos por los
presentes. Estas cerebraciones pueden variar según la región y cultura entre
los diferentes países musulmanes.
Época medieval y Renacimiento
La circuncisión continúa
siendo realizada de forma ritual entre los varones de confesión judía y
musulmana. En la Edad Media, los pintores representan con frecuencia, en
cuadros y frescos en las iglesias, el momento de la circuncisión de Jesús por
influjo de la cultura judeocristiana. En la época medieval se publican contados
textos médicos que describan las indicaciones y la descripción técnica de este procedimiento.
El médico árabe cordobés Abulcasis escribió en el siglo X el tratado Kitab
al-tasrif (La Práctica), que es considerado como uno de los libros
médico-quirúrgicos más importantes de la Edad Media, en el que describe con
detalle la técnica para realizar la circuncisión considerando que está indicada
en “el albather, la corrupción, la negrura y la adherencia que ocurre en el
prepucio y en la punta del pene”. En estas patologías del pene, unas de
naturaleza benigna y otras malignas, propone realizar su extirpación más
completa posible. Aconseja el uso de diverso material quirúrgico, como el cauterio
lunar para control de la hemorragia. Para tratamiento de las adherencias
preconiza evitar la circuncisión siempre que sea posible pues en los niños
suele resolverse espontáneamente y si existen infecciones conviene primero proceder
a la limpieza y el drenaje. Para realizar la circuncisión recomienda el uso de
tijeras y ligaduras con hilo, desechando el uso de navajas de afeitar y la uña
como habitualmente se hacía.
Asimismo, el cirujano
italiano Teodorico de Borgognoni, en su obra Cyrurgía (1267), sugiere la
necesidad de “extirpar la parte final (del pene) en el tratamiento de
verrugas negras y de tubérculos”, con lo que se van estableciendo una serie
de indicaciones médicas más allá de su práctica por razones exclusivamente
rituales y religiosas, aun cuando es probable que los cirujanos no realizaran
ampliamente la circuncisión por criterio médico hasta la segunda mitad del
siglo XIX. En el siglo XIII destaca la figura del influyente judío cordobés Maimónides,
médico y filósofo, al que se debe la obra Guía de perplejos (ca. 1190),
en donde propone la circuncisión para reducir el ímpetu sexual ya que “una
de las razones de (la circuncisión) es, en mi opinión, el deseo de provocar una
disminución de las relaciones sexuales y un debilitamiento del órgano en
cuestión … El dolor causado al miembro es el verdadero propósito de la
circuncisión. Ninguna de las actividades necesarias para la preservación del
individuo es dañada por ella, ni se hace imposible la procreación, pero
disminuyen la concupiscencia y la lujuria”.
La circuncisión estaba
repudiada en el Renacimiento por la mayoría de la población, salvo en aquellos casos
de extrema necesidad por razones médicas, ya que se pretendía evitar ser
identificado como un judío o musulmán. En esta época, también los pintores,
escultores y orfebres van a representar la temática cristiana de la
circuncisión de Cristo, incluso en mayor medida que en la época medieval, pues
pocos pasajes de los textos bíblicos van a quedar sin ser considerados por los
artistas renacentistas. No obstante, el modelo anatómico que va a prevalecer en
la representación de la figura humana seguirá los patrones establecidos por los
autores grecorromanos. Por tanto, quedará reflejado el modo griego clásico de
representar los genitales externos del hombre con el glande completamente recubierto
por el prepucio, incluso aun cuando las esculturas se refiriesen a personajes
de la historia bíblica hebrea, que cabe suponer debían estar todos circuncidados.
Sobre ello, han quedado muchos testimonios artísticos como las esculturas de
Miguel Ángel Buonarrotti, el David o La creación de Adán,
auténticos iconos del arte de este período histórico. Otros ejemplos
destacables serían la ilustración El hombre de Vitruvio de Leonardo da
Vinci o la pintura La expulsión de Adán y Eva del Paraíso de Masaccio.
Este estilo artístico no debe ser considerado solamente como una moda pasajera
sino como algo más profundo que forma parte del objetivo renacentista de
recuperar la antigüedad clásica.
Tribus africanas
subsaharianas
No está bien establecido
el origen de la práctica de la circuncisión por parte de las tribus africanas
habiéndose propuesto varias posibilidades. Para unos autores, fue llevada a las
tribus de habla bantú de África por los judíos tras algunas de sus expulsiones
de los países europeos, o por los musulmanes derrotados tras la conquista en
1492 por los cristianos de los últimos territorios hispanos ocupados. También se
ha propuesto que, en la segunda mitad del primer milenio, nativos del noreste
de África se encontraron con pueblos de Arabia, Oriente Próximo y África
Occidental y adoptaron las costumbres de estas poblaciones, incluyendo la
circuncisión. Posteriormente, estos nativos africanos migraron al sur y
formaron lo que se conoce hoy como el pueblo Bantú. En el momento actual se
practica en las tribus Yoruba e Igbo de Nigeria y otras de Sudán, Zaire, Uganda
y en el sur de África.
Máscara utilizada por una tribu de Mali para la ceremonia de la circuncisión de los adolescentes como paso para su edad adulta |
Para estas culturas
tribales, la circuncisión supone un ritual de iniciación que marca el paso
desde la pubertad, o el período inmediato anterior, a la edad adulta como un
indicador de madurez. El adolescente que toma parte de este ceremonial debe
seguir una larga preparación psicológica que comienza con sus primeros pasos
por la vida. El día que se anuncia su inminente circuncisión es rodeado por sus
compañeros y sometido a duras pruebas físicas y mentales. La ceremonia
propiamente dicha consiste en varias fases. En primer lugar, los adolescentes
son conducidos a un sitio apartado de la selva y separados, no solo de sus
madres, sino también de todo el resto de la aldea para poder encontrarse
consigo mismo, y en donde van a ser iniciados en los ritos de la tribu y en la
sexualidad. Después se procede a la extirpación del prepucio de acuerdo con el
método seguido por cada localidad. Se deja que fluya la sangre, como posible
señal del final de la infancia previo al renacimiento en una nueva vida. La
ceremonia finaliza con los pertinentes cuidados postoperatorios. El
procedimiento se practica sin anestesia, debiendo disimular los jóvenes el
dolor para no mostrar falta de valentía. Tampoco se toman medidas básicas de
asepsia, lo que condiciona la posibilidad de infecciones, lesiones deformantes
o incluso la muerte. La circuncisión, entonces, supone un doble ritual de
iniciación, para guiar al niño dentro de su identidad sexual y para llevarlo
hacia la responsabilidad adulta junto con su igual. También incluye el
aprendizaje de códigos masculinos, algunas veces con la adopción de nuevos
nombres, símbolos de renacimiento y testigo de nuevas responsabilidades que
serán conferidas al circuncidado.
Figura tradicional africana de un
hombre circuncidado (ca. 1900-25). Soul of Africa Museum, Essen |
Por tanto, en el ritual
de la circuncisión del adolescente africano, la vida, la muerte y el
renacimiento son los tres estadíos que deberá atravesar simbólicamente antes de
adquirir la condición de adulto, legitimar sus acciones sociales, permitírsele
casarse y adherirse al clan para demostrar su capacidad viril como futuro
cazador, pescador, guerrero y procreador. Lo califica para una vida sexual y lo
autoriza para vestir ropas. Le permite ser aceptado como un igual, le proporciona
cohesión social y le confirma al individuo su madurez. La circuncisión supone una
marca física e identificatoria y un pasaje obligado para obtener una perfección
mental, física y cosmogónica. En la sociedad tribal africana, los problemas
psicopatológicos son más prevalentes entre los incircuncisos quienes encuentran
mayor dificultad para su integración social y para participar en la vida social
de la comunidad. Se considera que el adulto incircunciso no es un hombre y no
puede tomar la palabra en una asamblea masculina, porque no tiene ningún valor.
Por tanto, en el continente africano no existe ningún imperativo religioso
subyacente para la práctica de la circuncisión.
Barra utilizada para
circuncisiones en tribu de isla de Goree (Senegal). Ilustración de Jacques
Grasset de Saint Sauveur (ca. 1796) |
Entre las distintas
etnias africanas existen algunas diferencias en el ritual de la circuncisión. Para
algunas, su naturaleza purificadora tiene que ver con la fertilidad. Una vez practicada
la circuncisión, se derrama dentro de la herida agua fría extraída de un río que
ha sido depositada en el interior de una calabaza y mantenida durante la noche.
Al carácter purificador del agua, se le añade la naturaleza inmutable del
tiempo, en eterno fluir como las aguas que discurren por el río. El uso de la
calabaza simboliza la fertilidad, recordando al huevo, la concha protectora. El
padre que sostiene a su hijo durante la ceremonia le indica la importancia de
la entrada al mundo viril. Otras tribus consideran este ritual como un símbolo
de sometimiento. Para los Masái, pueblo nilótico de Kenya y Tanzania, la
circuncisión marca la etapa de cambio de la adolescencia a la edad adulta
celebrándolo con danzas, cantos y pinturas sobre la cara de los iniciados. Al
finalizar la ceremonia se le considera ya como un adulto y tomará una primera
bebida compuesta por sangre fresca de ternera mezclada con leche agria. Se
suele pagar la ceremonia con una cabra, un alto precio que muestra la
importancia que se da al ritual. De forma excepcional, entre los etíopes Konso,
la circuncisión señala el final de la vida sexual, una vez cumplidos los 60
años, para posteriormente convertirse en travestís como si hubiesen llegado a
una especie de limbo sexual. Durante el ritual de la circuncisión de Madagascar,
el prepucio encerrado en una fritura es ingerido por un tío paterno o un
miembro anciano de la comunidad para que el niño pueda vivir tanto como él. El
sacrificio de un toro viriliza al niño transmitiéndole su masculinidad. El
ritual transforma al niño, un ser neutral cercano a la mujer en un completo
varón. En muchas culturas africanas (Dogo, Malinka, Bambara), el mito de la
circuncisión, tanto masculina como femenina, representa la intención de
suprimir el lado ambivalente de cada sexo, fijando al individuo en su propio
género.
Ritual ancestral de la circuncisión en adolescentes de la tribu bukusu, en el oeste de Kenia, que es realizada sin las mínimas condiciones de higiene y seguridad |
Para muchos grupos
étnicos africanos, el mantener la tradición tiene una importancia primordial
para realizar la circuncisión. En el estado de Bende, en el sur de Nigeria, el
43% de los hombres afirman en una encuesta que este fue motivo para
circuncidarse. En aquellos lugares donde la circuncisión es habitual, se
discrimina a aquellos hombres que no se han sometido a la intervención. Para
las tribus Lunda y Luvale en Zambia, o Bagisu, en Uganda, es inaceptable no
hacerlo, hasta tal punto que son frecuentes las circuncisiones forzadas. Entre
los Xhosa, en Sudáfrica, los hombres que no han sido circuncidados pueden ser
duramente castigados, intimidados y golpeados. A finales del siglo XX, África
ha tenido la desgracia de presentar cifras alarmantes de infecciones causadas por
el VIH, habiendo servido la circuncisión tradicional como un aliado en la lucha
contra la transmisión de dicha enfermedad.
Campañas en favor
de la circuncisión para combatir la masturbación durante los siglos XVIII y XIX
A finales del siglo
XVIII, en países avanzados como EE. UU., Reino Unido o Suiza, se instauró una
corriente de opinión contra la masturbación por considerarlo un acto pernicioso
y causa de algunas enfermedades. La circuncisión volvió a recobrar protagonismo
por la creencia de que su práctica podía restringir el hábito de la
masturbación. En 1722 se publica “Onania; or the heinous sin of
self-pollution”,, atribuido al inglés Dr. Bekkers, donde se afirmaba que la
sangre era producida dentro del semen y posteriormente purificada dentro de los
epidídimos. Por lo cual, el “vaciamiento” de los testículos, durante el acto
masturbatorio, consumirá la parte más fina y más balsámica de la sangre
provocando la degradación del esperma e impotencia. Asimismo, considera que la
masturbación es causa de enfermedades y anomalías físicas como epilepsia,
palidez, histeria, piernas y mandíbulas débiles. También advierte sobre la
degradación de la raza humana al asociar la masturbación con el nacimiento de
niños débiles y enfermizos. El médico suizo Samuel-A. Tissot publicó en 1760 “L´Onamisme.
Dissertation sur les maladies produites par la masturbation” que se
convirtió en consulta obligada de las campañas contra la masturbación de la
sociedad de su tiempo. Llegó incluso a declarar que “la masturbación era más
perniciosa que los excesos cometidos con las mujeres, inclusive con prostitutas”.
Este errado discurso promovió la visita a los prostíbulos y, con ello, la
difusión de infecciones de transmisión sexual, tan devastadoras como la
sífilis. El cirujano inglés Jonathan Hutchinson, en su publicación “On
Circumcision as a preventive of masturbation” de 1890, también recomendaba
la circuncisión para reducir el hábito de la masturbación y prevenir ciertas
enfermedades venéreas.
Asimismo, en EEUU durante
el siglo XIX, surgirán voces contra la masturbación. Uno de los primeros
médicos en defender la circuncisión fue Lewis Sayre como una supuesta cura para
en jóvenes que presentaban parálisis o importantes problemas motores pues sostenía
que la estimulación excesiva de los genitales era una perturbación del
equilibrio del sistema nervioso y causa de problemas sistémicos. El pastor
presbiteriano y nutricionista Sylvester Graham predicaba la abstinencia y llegó
a elaborar productos vegetarianos para combatir el deseo de masturbarse, que en
opinión de este autor llevaba a todo tipo de problemas como el acné, migrañas y
epilepsia. Tuvo como seguidor al médico nutricionista John H. Kellogg que en su
libro “Plain facts about sexual life”, publicado en 1877, enumera hasta
39 signos de degeneración por la masturbación entre los que destacaban
somnolencia, morderse las uñas, hombros redondeados, sudoración, hábito
tabáquico y apetito caprichoso. En consecuencia, recomendaba a los padres
realizar la circuncisión a sus hijos, tanto varones como hembras, como
disuasivo para la masturbación. Este libro fue leído por millones de personas y
consiguió influir en las familias norteamericanas hasta bien avanzado el siglo
XX. En 1902, W. G. Steele publicaba “Importance of circumcision” en donde
afirmaba que con la masturbación podían producirse convulsiones, llanto
constante en los niños, enfermedades que simulaban afectación de las caderas,
enuresis, marasmo, incoordinación muscular, parálisis, neurastenia, esterilidad
y epilepsia, todo lo cual era curado o mejorado por la circuncisión. Robert B.
Powell, fundador de los Boys Scouts, en el manual de la organización
juvenil “Scouting for Boys” de 1908, sostenía que el onanismo “provoca
una debilidad de la cabeza y del corazón y si es persistente idiotez y locura”.
A partir de la segunda
mitad del siglo XIX fue cuando la circuncisión fue incorporada al campo de la
salud pública. Más allá del ritual, la circuncisión comenzó a ser valorada como
una práctica que promovía la higiene y la salud. A lo largo de este siglo se
fueron estableciendo las indicaciones estrictamente médicas para su realización
y fueron propuestas distintas modalidades técnicas en los manuales de cirugía.
La introducción de la antisepsia y la anestesia, a mitad del siglo, supuso un
gran avance para el desarrollo general de la cirugía. La indicación médica más
común para la circuncisión fue la fimosis, y también queda indicada para la parafimosis,
esclerosis prepucial o balanopostitis recurrentes, sobre todo después del
fracaso del tratamiento médico. No obstante, seguían manteniéndose indicaciones
improcedentes como aquellas relacionadas con el tratamiento o prevención de
varias enfermedades como las convulsiones, epilepsia, paraplejia, neurastenia,
histeria, enuresis, tuberculosis, eccema, elefantiasis, alcoholismo y otras, y también
para mejorar el control sexual y en casos de disfunción eréctil u otros tipos
de disfunciones sexuales.
Circuncisión en
niños neonatos en países occidentales en el siglo XX
Durante la primera mitad
del siglo XX se comenzó a practicar en EEUU la circuncisión en neonatos varones
de forma sistemática aludiendo razones de higiene y para prevenir ciertas
enfermedades. Posteriormente se difundió esta práctica a otros países como
Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. Las divergencias científicas
sobre los pros y los contras de este proceder provocaron opiniones contrapuestas
en la segunda mitad del siglo. Comenzaron a aparecer publicaciones en revistas
médicas que afirmaban que la circuncisión neonatal no se sostenía por ninguna
base científica por considerarse innecesaria en la mayoría de los casos y porque
los riesgos superaban a los beneficios conocidos, por lo que no era aconsejable
como operación de rutina y proponían que se redujera sustancialmente el número
de procedimientos.
En 1975, la American
Academy of Pediatrics declaraba que “no hay indicaciones médicas
absolutas para la circuncisión de rutina en el período neonatal” y en otra
declaración de 2012 afirmaba que “los beneficios no son lo suficientemente
grandes como para recomendar la circuncisión rutinaria para todos los varones
recién nacidos … los padres deben tomar la decisión final acerca de la
circuncisión, después de recoger información útil sobre los riesgos y
beneficios del procedimiento”. Posteriormente otras sociedades pediátricas,
como la australiana, canadiense, británica, alemana, sueca y suiza, se fueron
adhiriendo a seguir este criterio destacando la ausencia de beneficios médicos,
riesgo de complicaciones y problemas relacionados con la ética y la integridad
personal. En 1994, John P. Warren y Jim Bigelow publican el famoso artículo “The
case against circumcision” donde se manifiestan rotundamente en contra de
la circuncisión no estrictamente necesaria en todo neonato. En 2010, la Real
Asociación Médica Holandesa afirmaba que “la circuncisión no terapéutica
es una violación de los derechos del niño a la autonomía y la integridad
corporal”. En los últimos años, se ha ido reduciendo de forma sustancial en
los países occidentales el número de circuncisiones en niños neonatos, pasando
en EE. UU. desde un 68% en 1980 a un 58% en 2010.
La fimosis al nacimiento
se considera un estado fisiológico debido a las adherencias existentes entre
prepucio y glande. En los tres primeros años de vida se va acumulando el
esmegma segregado por las glándulas de Tyson, lo que favorece el progresivo
despegamiento de prepucio y glande. Una vez cumplidos los tres años, en el 90%
puede ser retraído el prepucio sin dificultad y en menos del 1% se diagnostica
fimosis a la edad de catorce años. No se aconseja la retracción temprana porque
pueden producirse esclerosis en el anillo prepucial de forma parecida a lo que
ocurre en la balanopostitis crónica. El dictamen de la American Academy of
Pediatrics de 1971 admite que son varios factores los que influyen para
realizar la circuncisión en los neonatos, como el criterio familiar, creencias,
tradiciones, cultura y religión, así como el consejo de cada pediatra. La
Academia considera que los padres deben estar suficientemente informados sobre
los posibles efectos beneficiosos como también de los perjudiciales, a corto y
largo plazo, antes de tomar la decisión final. Al día de hoy, ninguna sociedad
médica relevante recomienda la circuncisión de forma generalizada para todos los
niños como tampoco la prohibición del procedimiento. Algunos autores consideran
que la circuncisión neonatal es una especie de mutilación de tejidos sanos y
funcionales, y por lo tanto constituye una violación a la integridad física del
recién nacido, que por su edad no puede decidir por cuenta propia. Este último
aspecto genera controversia relacionada con la ética médica, la justicia, los
derechos humanos y la ciencia.
Indicaciones,
contraindicaciones y complicaciones de la circuncisión en el momento actual
Las indicaciones médicas
actuales para la circuncisión están actualmente bien establecidas siendo la
fimosis el motivo principal. Otras indicaciones son la parafimosis, balanopostitis
crónica, esclerosis prepucial, ciertas afecciones como el liquen o infecciones
virales recurrentes, lesiones premalignas o como tratamiento conservador para
tumores muy localizados y superficiales.
Las contraindicaciones
para su realización serían en niños prematuros o la existencia de trastornos de
la coagulación sanguínea graves como la hemofilia y otros. También está
contraindicada en presencia de ciertas enfermedades neonatales y anomalías
congénitas en los genitales externos como el hipospadias, epispadias,
incurvación peneana o genitales ambiguos porque puede ser necesaria la piel
prepucial para la cirugía reconstructiva.
Se estima una tasa de
complicaciones con la circuncisión del 1.5 al 11.2% según datos recogidos en
centros médicos acreditados. Más difícil resulta conocer la frecuencia de
complicaciones cuando el procedimiento se realiza fuera de un ambiente médico
estricto, aunque cabe suponer una mayor tasa debido a la falta de recursos
adecuados, ausencia de medidas antisépticas y baja cualificación del personal
operador. En un estudio realizado en Turquía en 1997, la tasa de complicaciones
era mayor cuando era ejecutada por prácticos (85%) respecto a la practicada por
facultativos cualificados (15%). Las complicaciones más frecuentes que pueden
aparecer son la hemorragia y la infección. Otras complicaciones son el dolor,
exéresis insuficiente o excesiva del prepucio, síntomas miccionales, retención
de orina, linfedema, estenosis de meato, fístula de uretra, necrosis por
isquemia distal, así como complicaciones por la anestesia. Están descritos
casos en que se produjo la muerte debido a alguna de estas complicaciones. En
EE. UU., la tasa de mortalidad en niños neonatos se estima en 1 de cada 500000
procedimientos realizados. A largo plazo puede producirse pérdida de la
sensibilidad y/o dolor durante el coito, fibrosis, cicatrices antiestéticas,
quistes de inclusión y trastornos psicológicos (ansiedad, depresión,
irritabilidad, falta de autoestima).
Niño con necrosis de pene tras
una circuncisión ritual. La falta de adecuadas garantías sanitarias para
realizar el procedimiento en ceremonias rituales aumenta el riesgo de
complicaciones |
Cuando se practica la
circuncisión en el niño neonato, por razones sociales o religiosas, tiene como
resultado una experiencia dolorosa y estresante para el niño. El posible
impacto de la circuncisión en la relación madre-hijo es evidente si se tienen
en cuenta la aflicción de algunas madres y los cambios de comportamiento que
muestran algunos niños. La ruptura del vínculo madre-hijo tiene implicaciones
para el desarrollo del niño. Los efectos psicológicos a largo plazo pueden ser
difíciles de determinar, ya que las consecuencias del trauma precoz sólo son
reconocibles por la persona que las sufrió en raras ocasiones. Está claro que
un trauma temprano, se recuerde o no conscientemente, puede tener efectos para
toda la vida.
Efectos beneficiosos después
de la circuncisión
En las últimas décadas se
han preconizado una serie de efectos beneficiosos que podría tener la
circuncisión como la facilitación de higiene y la profilaxis del carcinoma de
pene, cáncer de cuello uterino en la mujer, balanitis y balanopostitis,
esclerosis prepucial, infecciones urinarias e infecciones de trasmisión sexual
(ETS) como la sífilis, condiloma acuminado, virus del herpes simple tipo 2
(HSV-2), virus del papiloma humano (VPH) y VIH, como también los aspectos
desfavorables sobre el placer y vida sexual. En relación con la higiene, la
Real Asociación Médica Holandesa y la American Academy of Pediatrics
sostienen que no hay pruebas convincentes de esta mejora ni médica ni
fisiológicamente. Es indudable que mantener las condiciones de higiene es más
fácil en varones circuncisos, pero siempre que no exista fimosis, con una
higiene básica se puede mantener limpio de esmegma. No obstante, este posible
beneficio sigue siendo muy valorado por una parte de la población. En un
estudio realizado en EE. UU. en 1983, las madres declararon que la higiene fue
un factor determinante para decidir circuncidar a sus hijos recién nacidos. En
Ghana, la circuncisión masculina se considera parte de la higiene del recién
nacido. Un 23% de jóvenes circuncidados en Filipinas y en Corea del Sur
aludieron como razón la mejora en la higiene y también el 71% para prevenir el
cáncer de pene y el 78% para prevención de ETS y el VIH. En la provincia de
Nyanza (Kenya), el 96% de los hombres sin circuncidar y el 97% de las mujeres
afirmaron que, con independencia de sus preferencias, pensaban que a los
hombres circuncidados les resultaba más fácil mantener la higiene.
Las infecciones de orina
afectan a un 1% de los niños menores de dos años, pero no existen claras
evidencias de que la circuncisión reduzca esta tasa. Es más probable que pueda
beneficiar a los niños con alto riesgo de infecciones urinarias recurrentes debido
a defectos anatómicos. Esto se explica por un posible depósito de las bacterias
bajo el prepucio en niños no circuncidados. Los estudios sobre el efecto de la
circuncisión sobre la incidencia de ETS han proporcionado conclusiones
divergentes. En la primera mitad del siglo XX se preconizaba la circuncisión
por estimar que prevenía las ETS. R. A. Wilson en 1947 comprobó que la
circuncisión disminuía la frecuencia de ETS entre los soldados canadienses
durante la II Guerra Mundial y, así, se propuso la circuncisión para los
conscriptos al servicio militar. Un estudio de 2005 establecía que la
circuncisión podría reducir el riesgo de infección por Chlamydia trachomatis
en las parejas sexuales femeninas. Un metaanálisis de 2006 encontró que la
circuncisión se asoció con menores tasas de sífilis chancroide. No obstante,
estudios realizados en 1992 por la National Health and Lifestyle Survey
y otro en población británica en 2003 no encontraban ninguna evidencia de un
papel profiláctico para las ETS. Estudios realizados en varones homosexuales
han mostrado una insuficiente protección contra las ETS.
La infección de transmisión
sexual producida por el virus del herpes simple tipo 2 reduce su frecuencia en un 28% por la circuncisión. HVS-2 vistos con microscopio
electrónico de transmisión |
Con la aparición en las
últimas décadas de infecciones producidas por los virus del HSV-2, VPH y VIH,
la circuncisión toma un nuevo auge para tratar de frenar la transmisibilidad de
dichas infecciones. La OMS sostiene que la circuncisión brinda protección
parcial para toda la vida contra las ETS, en especial la causada por el VIH. Un
estudio de 2006 y otro de 2010 encontró que la circuncisión reduce la
incidencia de infecciones por HSV-2 en un 28%. El VPH es la infección de
transmisión sexual más común, y afecta tanto a hombres como a mujeres. Aunque en
la mayoría de los afectados cursa de forma asintomática, algunos presentan verrugas
genitales. Este virus favorece el desarrollo de cáncer de cuello uterino y
cáncer de pene. La circuncisión podría reducir la probabilidad de cáncer, si consiguiera
reducir la infección por VPH, pero no hay evidencia científica clara de que la
circuncisión ofrezca protección frente a esta infección; incluso existen
estudios que sugieren lo contrario. En 1986, se sugirió una reducción de la
tasa de VIH entre parejas heterosexuales con varón circuncidado. Ensayos
clínicos aleatorios realizados en Sudáfrica, Kenia y Uganda confirmaron que el
grupo de varones circuncidados tenían un menor riesgo de infectarse por VIH
respecto al grupo control. Está sin determinar si la circuncisión ofrece algún
beneficio a parejas homosexuales. Como resultado de estos estudios, la OMS/ONUSIDA
promovió la circuncisión en poblaciones de alto riesgo, como en el África
subsahariana, pero asegurándose de que hombres y mujeres comprendan que la
intervención no ofrece protección completa contra la infección. La circuncisión
masculina debe considerarse como un elemento más de un conjunto de medidas más
amplio para la prevención del VIH, entre las que se encuentran el uso del
preservativo masculino o femenino de manera sistemática y correcta, el retraso
en la iniciación de las relaciones sexuales y en evitar la promiscuidad sexual.
Se ha documentado un
efecto preventivo de la circuncisión contra el riesgo de cáncer de pene y el
cáncer de cuello uterino en las parejas sexuales femeninas de los hombres
heterosexuales. Ya en estudios de mitad del siglo pasado se hacía referencia a
la baja prevalencia de este tumor en la población judía, así como también del
cáncer de cuello uterino en mujeres judías. Se atribuyó este hecho a la
práctica ancestral de la circuncisión en el pueblo hebreo. Hoy se conoce que el
cáncer de pene es muy raro en las poblaciones de varones circuncidados
neonatalmente. Aunque en la infancia o la adolescencia la circuncisión se
asocia con un riesgo reducido de carcinoma de células escamosas invasivo, sin
embargo, existe un mayor riesgo de cáncer de pene invasor en la circuncisión de
adultos. La fimosis y la infección por VPH son factores de riesgo importantes
para el desarrollo del cáncer de pene, los cuales son soslayados por la
circuncisión. También se reduce el riesgo de cáncer de cuello uterino en sus
parejas femeninas al reducirse la prevalencia de VPH causante del tumor. En el
momento actual, debido a que el cáncer de pene es infrecuente, e incluso se
está reduciendo aún más su frecuencia debido a las campañas de vacunación
contra el VPH, y asumiendo que la circuncisión no está ausente de riesgos, esta
práctica no se considera especialmente valiosa en los países occidentales como
medida profiláctica contra el cáncer de pene.
La OMS promueve la circuncisión
en poblaciones de alto riesgo, como en el África subsahariana, dentro de un
conjunto de medidas más amplio, para frenar la transmisión de VIH |
Los efectos de la
circuncisión sobre la sexualidad son objeto de discusión permanente. Así,
mientras un estudio realizado en Dinamarca en 2011 afirma que la circuncisión
dificulta el orgasmo, otro estudio efectuado en Uganda en 2009 sugiere lo
contrario. No obstante, la mayoría de los estudios sugieren que no tiene
efectos sobre el placer sexual, la función eréctil, la prolongación del acto
sexual ni la eyaculación precoz. Estudios realizados en varones circuncidados a
una edad adulta, comparando el antes con el después, respecto a la sensibilidad
del glande se han dado los mismos resultados contradictorios como también a los
efectos psíquicos, variando desde una desmesurada actividad sexual posterior a
la circuncisión hasta una reducción de la misma. Otro efecto importante se
produce en las reacciones de las parejas sexuales, que en algunos países suelen
ser muy positiva, lo cual resulta en la mejora de las relaciones sexuales. En
un estudio realizado en EE. UU., el 63% de los pacientes afirmó haber experimentado
una mejora en su vida sexual, mientras que un 20% alegó un empeoramiento. Un
estudio paralelo en Corea del Sur proporcionó unos resultados contradictorios,
con solo 6% de los pacientes admitiendo una mejora en su vida sexual, el 20% un
empeoramiento y la mayoría afirmando no haber experimentado cambios
sustanciales.
Problemas éticos y legales
para la circuncisión en menores de edad
En la actualidad, se
están planteando cuestiones éticas y legales en relación con el consentimiento
informado y los derechos humanos cuando la circuncisión es practicada en recién
nacidos y niños por razones no terapéuticas. Esta problemática es motivo de
controversia y de debate medicolegal en todo el mundo. La National
Organization of Circumcision Information Resource Centers ha estimado que
13,3 millones de varones cada año son forzados a realizarse circuncisión sin
indicación médica. Se estima una relación de 100:1 a favor del número de
circuncisiones realizadas por razones no médicas respecto a las médicas. Este
modo de proceder ha sido considerado actualmente como una violación de los
derechos humanos por legisladores y organizaciones sociales. Además, la
circuncisión en el neonato es un procedimiento generalmente innecesario, desde
un punto de vista médico, puesto que debe esperarse al completo desarrollo del
pene hasta tomar esta decisión. Las tres partes involucradas en esta
problemática legal son el niño como paciente, sus padres o tutores y el
facultativo realizador. El cirujano está obligado a cumplir los principios
éticos de "promover el bienestar y no hacer daño", y así es el
responsable de velar por los mejores intereses del paciente y reducir al mínimo
los daños innecesarios. Por tanto, el cirujano puede adoptar una posición ética
de oposición a realizar el procedimiento cuando los beneficios médicos no contribuyen
suficientemente a superar los daños potenciales. En el caso de un recién nacido
o menor de edad queda cuestionado el respeto a su autonomía y el consentimiento
por no poder defender sus propios valores e intereses. Los especialistas en
ética y teóricos legales sostienen que resulta cuestionable que los padres
tomen una decisión para el niño que después le impida tomar una decisión
diferente por sí mismo.
La circuncisión en niños por razones no terapéuticas ha sido considerada actualmente como una violación de los derechos humanos por legisladores y organizaciones sociales |
Por otra parte, en los
países occidentales se cuestiona que el deseo y la autorización de los padres,
basados en motivos religiosos y amparados en su autoridad parental, basten para
que la circuncisión sea un acto legal. En algunos países como Alemania se han
aprobado leyes que permiten la circuncisión no terapéutica bajo determinadas
condiciones, mientras que la circuncisión rutinaria no religiosa es ilegal en
Sudáfrica y Suecia. La mayoría de los países que conforman la ONU consideran
que la circuncisión es una ofensa ética y legal del varón, a la edad que fuere,
cuando se realiza sin una causa médica debida, y cuando se decida por encima de
la opinión de la persona que la sufre. El Consejo de Europa considera que la
circuncisión ritual efectuada a los niños sin una razón terapéutica es una
violación a su integridad física. Desde el punto de vista de la medicina
contemporánea no caben indicaciones religiosas o culturales. Además, la
circuncisión debe ser realizada por cirujanos especializados bajo anestesia y
en condiciones adecuadas de asepsia. De no ser así, existe el riesgo de
producirse complicaciones que pueden producir secuelas irreversibles e incluso
la propia muerte. Cada año, más de cien bebés menores de un mes mueren en EE.
UU. debido a las complicaciones del ritual de la circuncisión.
En la Convención sobre los
Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1989,
se declara que “deberán tomarse todas las medidas apropiadas legislativas,
administrativas, sociales y educacionales para proteger al niño contra toda
forma de violencia física o mental, injuria, abuso, negligencia o tratamiento
negligente, maltrato o explotación, incluyendo abuso sexual, aun cuando
tuvieran el cuidado de los padres, o tutores legales o cualquier otra persona
que esté al cuidado del niño”. En el VIII Symposium sobre Circuncisión y
Derechos Humanos celebrado en Padova (Italia) en 2004 se llegaron a
conclusiones similares. Sorger señala en 1994 que “la circuncisión causa
dolor, trauma y una permanente pérdida del tejido protector y del tejido
erógeno … remover el tejido normal, saludable, funcionante por razones no
médicas tiene implicaciones éticas. La circuncisión viola la declaración
universal de los derechos humanos de las Naciones Unidas (Art 5) y la
Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (Art 13)”.
Fleiss refiere en 1995 que “a pesar de la crueldad irracional obvia de la
circuncisión, los incentivos provechosos en la práctica médica hacían que los
principios de los derechos humanos o los razonamientos científicos no pudieran
interrumpir la industria altamente lucrativa de la circuncisión norteamericana.
Es tiempo que las asociaciones médicas europeas condenen a la comunidad médica
norteamericana por participar y aprovecharse de lo que ha sido una mutilación
sexual barbárica sin sentido de niños inocentes”.
La sociedad actual debate sobre los límites de la libertad religiosa frente a otros derechos fundamentales mientras que musulmanes y judíos defienden su libertad de culto. Este ritual se cuestiona desde un punto de vista ético ya que un recién nacido no puede tomar sus propias decisiones para dar su aceptación. La libertad religiosa tiene sus límites cuando se contrapone a libertades fundamentales del individuo, como es el derecho a su integridad física. Este derecho se transgrede por una circuncisión si no hay consentimiento expreso. Sin menoscabo al respeto de culto que debe tenerse a las comunidades religiosas, para evitar la confrontación con los derechos civiles deberían debatir sobre la posibilidad de una adecuación contemporánea de este acto ceremonioso. Una solución podría consistir en un retraso del ritual hasta que el varón alcance la mayoría de edad, con la decisión consciente de todas las partes involucradas. Mientras no se llega a una solución, si un niño con capacidad cognitiva va a ser sometido a la circuncisión, por tradiciones sociales o religiosas, debe explicársele adecuadamente en qué consiste, cuáles son sus valores y porqué es imperativo realizarla. De esta forma, se le ayudará a comprender y aceptar un acto que le es impuesto y, al mismo tiempo, puede preservarse mejor el vínculo madre-hijo.
En la actualidad, la
circuncisión por indicación médica es muy poco frecuente suponiendo alrededor
del 1% a nivel mundial. Un 75 por ciento de los hombres del mundo permanecen
incircuncisos. Cada vez es mayor número de padres que están a favor de no
realizar la circuncisión en sus hijos. Debido a que la circuncisión casi nunca
es médicamente necesaria, se debe dejar a la consideración de cada individuo
para que decida cuando alcance la mayoría de edad. Lo que resulta claro es que
la circuncisión es un acto ligado a creencias e ideologías muy arraigadas sobre
el orden social. No es sólo una técnica de prevención, sino una práctica ligada
de modo casi inevitable a la expresión de poder. Lejos de ser una operación
banal o de rutina, la circuncisión es un acto con profundas connotaciones
sociales y consecuencias físicas y psicológicas muy duraderas.
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Como citar este artículo:
Lancina Martín JA. La circuncisión en la historia. Rito, religión y medicina [Internet]. Urología e Historia de la Medicina. 2024 [citado el día/mes/año]. Disponible en: https://drlancina.blogspot.com/2024/03/circuncision-historia-rito-religion-medicina.html
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