domingo, 12 de marzo de 2023

Isabel Zendal Gómez: Primera enfermera de la historia en misión internacional. Su papel en la Expedición Balmis para extender la vacuna contra la viruela en los territorios españoles de Ultramar

Expedición Balmis
    Isabel Zendal Gómez fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud en el año 1950 como la primera enfermera de la historia en misión internacional por su decisiva participación en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna (REFV) contra la viruela en los territorios españoles de Ultramar, también conocida como Expedición Balmis en referencia al médico que la impulsó y la dirigió, Francisco Xavier Balmis Berenguer. La viruela fue una grave enfermedad infecciosa responsable de las mayores pandemias que ha sufrido la humanidad a lo largo de la historia y causante de una elevada mortalidad. El descubrimiento de una eficaz vacuna por Edward Jenner, a finales del siglo XVIII, elaborada a partir del virus bovino y de comportamiento clínico más benigno que la variante humana, supuso un avance de considerables proporciones en la historia de la medicina. En España, la vacuna se introdujo y distribuyó muy tempranamente. La Corona española, también preocupada por los brotes que frecuentemente afectaban a sus territorios ultramarinos, decide extender las campañas de vacunación por el entonces vasto imperio español en América y Filipinas. Después de la consulta al Consejo de Indias, el rey Carlos IV promulga el 6 de junio de 1803 la aprobación de este programa de vacunación de carácter universal, sin distinción de razas ni condición social, y con financiación a cargo de fondos públicos. Este proyecto se ha considerado como la primera misión de salud pública a escala internacional realizada en la historia y supuso un hito extraordinario en beneficio de la humanidad. Por el papel realizado en esta misión, muchos autores consideran a Isabel Zendal como la primera enfermera de la historia de la medicina hispana, en el concepto moderno del término.

    A Isabel Zendal se le encomendó la tarea del cuidado y la protección, tanto en mar como en tierra, de los niños expedicionarios que portaban el virus vivo de la viruela vacuna que era inoculado por el método “brazo a brazo” de forma secuencial y progresiva de un niño a otro a modo de cadena humana para conseguir la preservación del virus y poder así garantizar su eficacia en el proceso de vacunación. La misión expedicionaria de Isabel tuvo una duración de casi 4 años y comprendió dos derroteros diferenciados. El primero comprende su salida desde A Coruña el 30 de noviembre de 1803 con llegada a Ciudad de México el 9 de agosto del año siguiente. En esta ciudad permanecerá en el Real Hospicio de Pobres al cuidado de los veintiún niños españoles expedicionarios, con edades comprendidas entre dos y nueve años. Un segundo derrotero tiene como partida Acapulco el 7 de febrero de 1805 en dirección a Manila donde llega el 15 de abril del mismo año. Al igual de lo ocurrido en México, Isabel se instaló en el Hospicio de Manila y allí también se encargó del cuidado de los veintiséis niños mexicanos participantes en la expedición, con edades entre cuatro y nueve años, a excepción de un niño que tenía 14 años. Después de más de dos años en el archipiélago filipino, la expedición retorna a Acapulco donde llegan el 14 de agosto de 1807. A pesar de las divisiones que se produjeron en la comitiva expedicionaria a lo largo del tiempo, Isabel siempre formara parte del grupo dirigido por Balmis. El precipitado regreso de éste a España desde Filipinas en septiembre de 1805, por razones de enfermedad, motivará que Isabel quede bajo la dirección delegada de Gutiérrez Robredo hasta su retorno a Nueva España.