sábado, 23 de diciembre de 2023

El adolescente Pablo Picasso durante su estancia en A Coruña (1891-1895): Mecenazgo del Dr. Ramón Pérez Costales

Picasso en Coruña
    Ramón Pérez Costales fue un médico y político muy popular en A Coruña durante la segunda mitad del siglo XIX. Su fama llegó a extenderse más allá por haber creado el primer centro de vacunación animal y humana en Galicia contra la viruela y por ser nombrado ministro de Fomento por Pi y Margal durante la I República. También fue impulsor de múltiples iniciativas culturales y filantrópicas, y durante muchos años fue figura central del movimiento republicano en A Coruña. Su compromiso de servicio con los más necesitados le valió ser reconocido como el “médico de los pobres” a los que atendía de manera altruista. También fue un prolijo publicista escribiendo artículos de diversa índole, tanto de contenido médico como de opinión política, y tampoco tuvo reparo, aunque con menor éxito, de publicar algunos textos literarios de poesía y de teatro.

    Pérez Costales mantuvo una fuerte relación con la familia Ruiz Picasso actuando como un verdadero mecenas del adolescente Pablo Picasso durante todo el tiempo que permaneció en la ciudad herculina (1891-1895), después de que su padre, José Ruiz Blasco, obtuviera la plaza de profesor en la Escuela de Bellas Artes coruñesa. Costales, conocedor del potencial artístico de Pablo, le daba continuamente ánimos para que desarrollara sus aptitudes pictóricas, premiándole con dinero por las obras que aquél le pedía y consiguiendo que pudieran materializarse las primeras exposiciones públicas de las obras del jovencísimo pintor malagueño. Asimismo, tuvo que intervenir como médico de la familia del pintor en unos momentos trágicos al haber contraído la difteria Conchita, la hermana pequeña de Pablo, no siendo posible su curación falleció cuando contaba con solo siete años de edad.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Dr. Ramón Pérez Costales mecenas de Pablo Picasso durante su estancia en A Coruña (1891-1895): Biografía de un médico polifacético

Dr. Ramón Perez Costales

        El médico Ramón Pérez Costales fue una figura de gran relevancia en la sociedad coruñesa de finales del siglo XIX. A él se debe la creación de Instituto de Vacunación contra la viruela, el primero de su tipo fundado en Galicia, así como también del Colegio Médico de A Coruña del cual fue su primer presidente. De personalidad inquieta, formó parte muy activa en la política siendo el mayor referente del republicanismo federal en A Coruña donde fue diputado de las Cortes en varias ocasiones alcanzando su mayor proyección durante la instauración de la I República en 1873. Durante la presidencia republicana de Pi y Margal fue nombrado ministro de Fomento. Con la llegada de la Restauración monárquica se fue apartando progresivamente de la política para dedicarle más tiempo a las labores filantrópicas que, por otra parte, vino desarrollando a lo largo de toda su vida. Su participación fue decisiva para la creación de varias iniciativas benéficas como una Escuela de Párvulos para niños pobres o la Cocina Económica para atención de los indigentes. Igualmente fue destacada su contribución para la creación de la Real Academia Galega en 1905. Además, también hizo incursiones en el mundo de las letras publicando libros de poemas e incluso una obra de teatro, aunque sin mucha fortuna.

                    Tuvo una estrecha amistad con la insigne escritora Emilia Pardo Bazán, a la que sirve de inspiración para la creación literaria del personaje del doctor Moragas que incluye en varias de sus novelas. En la última década del siglo, Pérez Costales se convierte en el anfitrión de la familia Ruíz Picasso cuando el padre del pintor malagueño se traslada a A Coruña para ocupar su plaza como profesor en la Escuela de Bellas Artes. La admiración que Costales siente por el talento artístico que adivina en el adolescente Pablo, hace que fomente sus actividades artísticas gratificándole económicamente por los encargos que le propone y se encarga de organizarle las primeras exposiciones públicas de sus cuadros durante su estancia en A Coruña.

domingo, 12 de marzo de 2023

Isabel Zendal Gómez: Primera enfermera de la historia en misión internacional. Su papel en la Expedición Balmis para extender la vacuna contra la viruela en los territorios españoles de Ultramar

Expedición Balmis
    Isabel Zendal Gómez fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud en el año 1950 como la primera enfermera de la historia en misión internacional por su decisiva participación en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna (REFV) contra la viruela en los territorios españoles de Ultramar, también conocida como Expedición Balmis en referencia al médico que la impulsó y la dirigió, Francisco Xavier Balmis Berenguer. La viruela fue una grave enfermedad infecciosa responsable de las mayores pandemias que ha sufrido la humanidad a lo largo de la historia y causante de una elevada mortalidad. El descubrimiento de una eficaz vacuna por Edward Jenner, a finales del siglo XVIII, elaborada a partir del virus bovino y de comportamiento clínico más benigno que la variante humana, supuso un avance de considerables proporciones en la historia de la medicina. En España, la vacuna se introdujo y distribuyó muy tempranamente. La Corona española, también preocupada por los brotes que frecuentemente afectaban a sus territorios ultramarinos, decide extender las campañas de vacunación por el entonces vasto imperio español en América y Filipinas. Después de la consulta al Consejo de Indias, el rey Carlos IV promulga el 6 de junio de 1803 la aprobación de este programa de vacunación de carácter universal, sin distinción de razas ni condición social, y con financiación a cargo de fondos públicos. Este proyecto se ha considerado como la primera misión de salud pública a escala internacional realizada en la historia y supuso un hito extraordinario en beneficio de la humanidad. Por el papel realizado en esta misión, muchos autores consideran a Isabel Zendal como la primera enfermera de la historia de la medicina hispana, en el concepto moderno del término.

    A Isabel Zendal se le encomendó la tarea del cuidado y la protección, tanto en mar como en tierra, de los niños expedicionarios que portaban el virus vivo de la viruela vacuna que era inoculado por el método “brazo a brazo” de forma secuencial y progresiva de un niño a otro a modo de cadena humana para conseguir la preservación del virus y poder así garantizar su eficacia en el proceso de vacunación. La misión expedicionaria de Isabel tuvo una duración de casi 4 años y comprendió dos derroteros diferenciados. El primero comprende su salida desde A Coruña el 30 de noviembre de 1803 con llegada a Ciudad de México el 9 de agosto del año siguiente. En esta ciudad permanecerá en el Real Hospicio de Pobres al cuidado de los veintiún niños españoles expedicionarios, con edades comprendidas entre dos y nueve años. Un segundo derrotero tiene como partida Acapulco el 7 de febrero de 1805 en dirección a Manila donde llega el 15 de abril del mismo año. Al igual de lo ocurrido en México, Isabel se instaló en el Hospicio de Manila y allí también se encargó del cuidado de los veintiséis niños mexicanos participantes en la expedición, con edades entre cuatro y nueve años, a excepción de un niño que tenía 14 años. Después de más de dos años en el archipiélago filipino, la expedición retorna a Acapulco donde llegan el 14 de agosto de 1807. A pesar de las divisiones que se produjeron en la comitiva expedicionaria a lo largo del tiempo, Isabel siempre formara parte del grupo dirigido por Balmis. El precipitado regreso de éste a España desde Filipinas en septiembre de 1805, por razones de enfermedad, motivará que Isabel quede bajo la dirección delegada de Gutiérrez Robredo hasta su retorno a Nueva España.

lunes, 16 de enero de 2023

La Expedición Balmis o Real Expedición Filantrópica de la Vacuna contra la viruela en los territorios españoles de Ultramar (1803-1812): Primera misión de salud pública en la historia a escala internacional

Espedición Balmis

    La lucha contra la viruela ha sido una constante de la historia a lo largo de los siglos. El carácter contagioso de esta enfermedad vírica causante de pandemias recurrentes, de distribución universal y con alto riesgo de mortalidad y de dejar secuelas muy incapacitantes hizo que fuera una de las enfermedades más temidas de las que ha padecido la humanidad por lo que se denominó “el ángel de la muerte”. Desde la más remota antigüedad se trató de prevenirla mediante la administración a personas sanas de fluidos procedentes de pústulas o costras de enfermos infectados. Este proceso, conocido como variolización, aunque tenía eficacia en muchos casos, no estaba exento de desarrollar la enfermedad en su forma grave e incluso la muerte. Un paso decisivo fue dado por Edward Jenner quien en 1796 consiguió las primeras inmunizaciones por inoculación de linfa procedente de las pústulas de la viruela contraída por las vacas que ocasionaba una forma clínica muy benigna de la enfermedad quedando las personas inoculadas inmunizadas para siempre al contagio de la viruela humana. Desde este momento se comenzó en Europa e inmediatamente después al resto del mundo la vacunación a gran escala siguiendo el método de Jenner.

    En España pronto llegaría la vacuna comenzándose las primeras vacunaciones contra la viruela en el año 1800. Para entonces, en el vasto imperio español también se producían continuos brotes de la enfermedad que diezmaban a la población. La Corona española no era indiferente a esta situación y, más bien al contrario, se mostraba muy receptiva para resolver las continuas demandas de los gobernantes de los territorios de ultramar. Después de un proceso de deliberación del Consejo de Indias asesorado por los médicos de Cámara, el monarca español Carlos IV aprueba un ambicioso y complejo proyecto para llevar la vacuna hasta la América hispánica y Filipinas, que será conocido por el nombre de Real Expedición Filantrópica de la Vacuna (REFV), una misión que precisará ser mantenida durante un período de ocho años y medio, de noviembre de 1803 a mayo de 1812, para alcanzar los objetivos propuestos. El proyecto persigue que la vacuna se distribuya por todos los territorios a la mayor población posible, se administre de forma totalmente gratuita a cargo del erario público y tenga carácter universal sin distinciones de raza, sexo ni condición económica ni social.