lunes, 8 de junio de 2020

La cirugía urológica en Galicia durante el siglo XIX

              
Siglo XIX
         El siglo XIX será un siglo de decadencia para España con inestabilidad política, guerras civiles, declive económico, pérdida de las colonias americanas y decadencia económica que van a tener una proyección negativa en todos los ámbitos de la sociedad. La descoordinación y continuos cambios en las políticas sanitarias serán un obstáculo para que se llevan a cabo las reformas que España necesita. En medio de este panorama, otros países europeos occidentales progresan y lideran el desarrollo del conocimiento médico. La cirugía, de forma particular, va a experimentar un avance espectacular con la aparición de la anestesia a mitad del siglo y, un poco más adelante, de la antisepsia. La desaparición del dolor y el menor número de complicaciones infecciosas, que eran causa de una notable morbimortalidad, va a posibilitar un mayor número de indicaciones para la cirugía, serán posible realizar abordajes de mayor grado de complejidad y van a mejorar los resultados. En este siglo, la cirugía va a experimentar un extraordinario crecimiento como especialidad y rápidamente va a alcanzar una relevancia hasta entonces desconocida. Se va a dignificar definitivamente la figura del cirujano, que debe obtener el correspondiente título en las Facultades de Medicina o Colegios de Cirugía para la homologación de su ejercicio profesional, y con ello irán desapareciendo a lo largo del siglo los cirujanos practicantes y sangradores que carecen de esta formación universitaria.

               En Galicia, será la ciudad de Santiago de Compostela la que lidere, de forma casi exclusiva, estos profundos cambios en el progreso de la cirugía. Durante buena parte del siglo XIX, Santiago es probablemente la más importante ciudad de la región galaica por su alto número de población y por ser centro administrativo, eclesiástico, universitario y cultural de toda Galicia. La existencia de una Facultad de Medicina, compuesta por prestigiosos profesores de cirugía, y del Hospital Real, con unas magníficas instalaciones y dotación, posibilitarán el desarrollo que la cirugía precisa en ese momento. Fuera de Santiago, solamente Ferrol y A Coruña pueden tener alguna actividad quirúrgica de cierta relevancia por existir en estas ciudades hospitales militares destinados a atender las demandas de la Armada y del Ejército, y que cuentan con recursos económicos y cirujanos bien formados, muchos de ellos en alguno de los prestigiosos Reales Colegios de Cirugía de Madrid, Barcelona o Cádiz.