Enrique Lluria el urólogo y científico
Al finalizar sus estudios de Medicina se traslada hasta Paris en 1889 incorporándose como médico interno por oposición, consiguiendo el número uno, en el recién creado Pabellón de Enfermedades de Vías Urinarias del Hospital Necker que dirige el profesor Félix Guyon y en el que figura como jefe de Clínica Joaquín Albarrán Domínguez, cubano como él y también licenciado en la Facultad de Medicina de Barcelona, con el que establecerá una estrecha y permanente relación, al punto que Guyon llegará a ponerle el sobrenombre de “la sombra de Albarrán”. También solía llamarle “le Grand Henri” por las dificultades que tenía para pronunciar su nombre. Durante su estancia en París asimismo realiza estudios en Histología de la mano del reconocido profesor Louis-Antoine Ranvier. Permanecerá en París hasta 1893 para trasladarse posteriormente a Madrid.
Hospital Necker de París a
finales del siglo XIX. (a) Entrada principal. (b) Sala de hospitalización de
Vías Urinarias. En este hospital Lluria hizo la especialidad de Urología
(1889-1893) siendo Félix Guyon director del Pabellón de Enfermedades de Vías
Urinarias
Su
admiración y fidelidad a la figura de Joaquín Albarrán se mantuvo a lo largo
del tiempo y como él mismo afirma “tuve la suerte de encontrarme en Francia
cuando… Albarrán comenzaba la tarea de transformar la especialidad llamada
génito-urinaria a los principios científicos”. De la intensidad de su trabajo
en aquella época deja constancia diciendo que “me pasaba todo el día en el
hospital para poder atender el trabajo intenso y variado que Albarrán llevaba
en su laboratorio y además las autopsias que en muchos casos teníamos que
practicar a horas avanzadas de la noche, burlando la vigilancia administrativa
del hospital, auxiliados con una linterna”.
De
su relación con Albarrán surgieron muchos trabajos científicos conjuntos entre
los que cabe destacar “Cateterismo permanente de los uréteres” donde dan
a conocer los primeros experimentos que realizaron en perros ante la Sociedad
de Biología de París en 1891 y que siguió de una publicación posterior. Con
esta técnica se podía determinar de forma separada el funcionalismo de cada uno
de los riñones. Constituye una innovación destacada el añadir una uña al
extremo del cistoscopio de Nitze para facilitar el cateterismo del uréter, que
pasaría a ser denominada desde entonces la “uña de Allbarrán”.
(a) Joaquín Albarrán Domínguez. Jefe de Clínica del Hospital Necker que establecería una relación permanente con Lluria desde su llegada a París. (b) Cistoscopios diseñados por Albarrán incorporando algunos una uña en su extremo distal para facilitar el cateterismo ureteral en cuyos estudios experimentales colaboró Lluria |
Otras aportaciones de Lluria a la Urología fueron la identificación de la red linfática de la vejiga mediante la coloración con azul de metileno, en colaboración con Ranvier, poniéndola de manifiesto por primera vez ya que aún no era suficientemente conocida. También desarrolló un instrumento en forma de beniqué compuesto de dos sondas metálicas y de una pieza intermedia a modo de un tabique que dividía la vejiga en dos compartimientos con el fin de recolectar separadamente la orina procedente de cada riñón para su estudio por separado presentando esta original aportación en el XIV Congreso Internacional de Medicina en Madrid celebrado en 1903. Por otra parte, propone el masaje prostático para el drenaje y cura de abscesos en la próstata que hasta entonces precisaban de intervención quirúrgica. Después de los buenos resultados obtenidos con once pacientes, este procedimiento quedó aceptado en el Hospital Necker como una alternativa terapéutica. Otra contribución a reseñar, que desarrolló en su última etapa profesional, fue la masoterapia renal para el tratamiento de la ptosis renal consistente en el masajeo externo del riñón para reposicionarlo y evitando así la corrección quirúrgica que era lo que habitualmente se realizaba. Con este motivo, el 16 de mayo de 1924 pronunció una conferencia en la Academia de Ciencias de La Habana con el título “Técnica para la fijación del riñón móvil” donde defendía el método sugerido de masoterapia renal provocando reacciones diversas a favor y en contra.
Cuando llega desde París a Madrid en 1893 se incorpora al Hospital de la Princesa en donde colabora con los urólogos Manuel Barragán Bonet y Alberto Suárez de Mendoza. Además abre una consulta privada, primero en la Plaza de las Salesas nº 3 y después en el Paseo de la Castellana nº 10, el Instituto y Laboratorio Lluria, inaugurado en abril de 1906 con la presencia de Joaquín Albarrán. Enrique despliega una importante labor publicitaria en distintos medios y acaba pronto consiguiendo una nutrida clientela correspondido por su elevada competencia profesional. Su buena reputación atrae como pacientes a personajes de alto nivel económico y social que le permiten introducirse en los círculos de la alta sociedad madrileña, en donde conocerá a Clara Iruretagoyena Lanz, también de origen cubano, con la que contrae matrimonio en 1894. Fruto del matrimonio nacerán sus tres hijos Enrique, Clara Emilia y María Teresa, pero Enrique quedará viudo de forma prematura por el fallecimiento de Clara en 1905. Su hijo Enrique llegó a convertirse en un médico y odontólogo de prestigio.
Durante su estancia en Madrid mantiene una notable actividad científica participando activamente en la Real Academia Nacional de Medicina donde el día 22 de mayo de 1897 se presentó la sesión sobre su trabajo “Lavado uretro-vesical por corriente doble y continua”, leída por el académico numerario Ángel Pulido Fernández, y en donde expone su personal aportación de una sonda tipo Nélaton conectada a una cánula de cristal de tres vías para realizar lavados vesicales. También cabe destacar sus ciclos de conferencias sobre patología uro-genital que impartía de forma gratuita para todos aquellos interesados en la materia. En 1908 fue nombrado delegado de la sección española del primer Congreso de la Asociación Internacional de Urología que se desarrolló en el anfiteatro de la Facultad de Medicina de Paris, entre los días 30 de septiembre y 3 de octubre, bajo la presidencia de Joaquín Albarrán, ya por entonces catedrático de la Universidad de París y director de la Clínica de Enfermedades de Vías Urinarias del Hospital Necker, y actuando como secretario general Ernest Desnos.
El alto nivel cultural de Lluria, su buen aspecto físico, sus elegantes y exquisitos modales, su carácter reflexivo y su facilidad para la relación social le permitirán introducirse fácilmente en cualquier estamento de la sociedad generando simpatía y buena aceptación allá por donde pasa. El escritor y político socialista Francisco Doménech lo define como “un hombre apuesto, elegante, rubio... poseía una verba chispeante y fértil y una inmensa bondad de sentimientos”. El periodista y político liberal Luis Morote lo define como “modesto, sencillo, poco hablador, como todo el que tiene muchas cosas que decir… con altísimas dotes de talento… la claridad de su juicio y, sobre todo, el sereno estado de su espíritu, que en medio de las mayores tempestades de la polémica se conservaba firme y entero, sin retroceder una línea”. En una entrevista realizada en el Diario de la Marina de La Habana por el periodista Miguel Ángel Mendoza, después de su retorno a Cuba en el año 1920, éste lo define como “notable hombre de ciencia… en quien parecen involucrase la sapiencia con la hidalga gentileza de un caballero… culto y refinado que me brinda el placer de breves momentos de charla encantadora… obsequiándome con los destellos de su alta mentalidad”.
Enrique Lluria el humanista y
emprendedor
Paralelamente
a su ejercicio profesional y científico, Lluria va a mantener una intensa
actividad en los ámbitos de la filosofía, la sociología, el pensamiento
político y la acción emprendedora. Sus inquietudes humanísticas van a tener
reflejo en la publicación de artículos en diarios y revistas en que colabora
como El Heraldo de Madrid, Juventud, Ateneo, La
Ilustración Española y Americana, La Correspondencia de España y
otras, en donde coincide con los escritos de personajes ilustres de la cultura
e intelectualidad española del momento como Valle-Inclán, Unamuno, Galdós,
Baroja, Machado, Maeztu, Benavente, Menéndez Pelayo, Valera, Blasco Ibáñez,
Costa, Pi y Margall, Romero Robledo, Giner de los Ríos, Ramón y Cajal y otros.
Su pensamiento social y político lo plasmó en varios libros publicados como “El
medio social y la perfectibilidad de la salud” (Madrid, Imprenta Fortanet,
1898), “Evolución super-orgánica: La naturaleza y el
problema social” (Barcelona,
Publicaciones de la Escuela Moderna, 1905) y “Humanidad del porvenir”
(Barcelona, Publicaciones de la Escuela Moderna, 1906). Todas estas obras
tuvieron una buena acogida siendo ampliamente reeditadas en décadas
posteriores. Tuvo críticas muy favorables considerándole “un evolucionista
impaciente y sensato, y de ningún modo un aturdido revolucionario”. Aunque
no todas las críticas que recibe por estas publicaciones son positivas, así el
escritor Azorín le rebate tildándole de “ingenuo e idealista”.
El pensamiento de Lluria evoluciona desde el darwinismo científico al positivismo llegando hasta el ideario socialista, al punto que llega a afiliarse al Partido Socialista Obrero Español en enero de 1915 impulsado por el horror causado por la Primera Guerra Mundial y “a la necesidad de… la cooperación y el mutualismo… para oponerse con éxito a la plutocracia imperante”. Desde su afiliación al PSOE comienza a tener una estrecha relación personal con su fundador Pablo Iglesias Posse. Entre 1989 y 1899 formó parte de la redacción de la revista Vida Nueva y posteriormente colaboró en el semanario socialista La Revista Socialista. Pronunció numerosas conferencias en el Centro de Sociedades Obreras de Madrid, el antecedente de la Casa del Pueblo, en las que frecuentemente abordaba los problemas sociales que padecían las clases más desfavorecidas. También fue miembro del grupo Escuela Nueva, de inspiración socialista. No obstante, en julio de 1918, Lluria se da de baja de militancia en el PSOE porque “me he encontrado siempre tan distanciado de él que bien puedo decir que he sido en él un extraño” y por desacuerdos en la estrategia de la lucha de clases y el abuso de las huelgas, siendo más partidario de fomentar la educación de la clase obrera, pero advierte de que “esto no acusa cambio en mis ideas. Fui un enamorado de la doctrina socialista y enamorado sigo de ella”. Asimismo, fue miembro fundador y secretario de la Liga Española para la Instrucción Popular, creada en 1907, y que tenía como objetivo el fomento y propaganda de la instrucción pública y de divulgar las múltiples aplicaciones que los descubrimientos científicos ofrecían al progreso de la actividad económica. En esta asociación coincidió en la junta directiva con los premios Nobel Santiago Ramón y Cajal y José Echegaray, además de con Luis Simarro y Joaquín Sorolla.
En su pensamiento, Lluria intentó probar que la solución a los problemas sociales se hallaba contenida en las ciencias naturales considerando que había una estrecha relación entre la sociología y la teoría de la evolución de Charles Darwin, y que solo con el conocimiento de esta última y la armonía de ambas podían suprimirse del mundo los males como la miseria, los dolores y el egoísmo, sacándolo del actual caos en que vivía. Llama “filosofía sana” a la que se basa en el conocimiento de la naturaleza y culpa a la intransigencia religiosa del gran atraso de la humanidad. Aplicó, como Herbert Spencer y otros sociólogos naturalistas, las leyes de la biología humana a los problemas sociales viendo a la sociedad en sí mismo como un organismo vivo. Opinaba que la evolución continuaba hacia el futuro sin ser el hombre el término definitivo de la escala natural. Pero divergía de algunas ideas de Spencer criticando las limitaciones de la aplicación de “la lucha por la existencia” de Darwin a los fenómenos sociológicos, dándole mayor peso a los estudios neurológicos. La humanidad la entiende como una entidad super-orgánica que tiene como fin dirigirse hacia el bien de forma que cuando se acabe descubriendo y sometiéndose a las leyes naturales habrá alcanzado la felicidad. Postula un progreso lineal en avance continuo y sin retroceso alguno que traerá consigo necesarias transformaciones de la mano de la ciencia y la tecnología.
(a) Carátula del libro de Lluria “Humanidad del porvenir” (1906). (b) Charles Malato. El pensador anarquista francés fundador de la Ligue Cosmopolite fue el elegido por Lluria para escribir el epílogo de este libro
En
su otra faceta de hombre emprendedor, cabe destacar su contribución al nuevo
proyecto de reforma urbana de la ciudad de Sevilla que presentó a la Cámara
Oficial de Comercio de la capital andaluza en 1902 y que plasmó en su libro “Proyecto
de ensanche y estación invernal de Sevilla. Implantación en España de los
juegos de sport” (Madrid, Imprenta Fortanet, 1901). En este proyecto,
Lluria suspira por un hombre nuevo generado por un nuevo modelo de ciudad a la
que otorga un poder regenerador como un espacio saludable. El hombre nuevo
sería físicamente más sano, salud que adquiría por medio del ejercicio físico y
muy especialmente la práctica de actividades deportivas. El resultante final
sería una población más saludable, lo que reportaría enormes beneficios
económicos.
(a) Pablo Iglesias Posse. El fundador del PSOE y UGT refuerza su amistad con Lluria después de su ingreso en el Partido Socialista en 1915. (b) Conferencia de Lluria en la Casa del Pueblo de Madrid el día 16 de diciembre de 1915 con el título de “La paz futura y la Internacional Socialista”
No
menos interesante fue su proyecto de constituir en 1906 una sociedad en la
provincia de Pontevedra para potenciar los distintos establecimientos
balnearios existentes y los que pudieran establecerse ya que, en su opinión,
son poseedores de unas aguas minero-medicinales de alta calidad para la salud.
Lluria era muy conocedor de esta región ya desde hacía unos años acudía como
invitado al castillo de Soutomaior por el marqués de la Vega de Armijo que
había conocido en Madrid. El objeto de esta sociedad sería establecer una red
viaria conveniente que facilitase el acceso a los balnearios, traslados en
automóviles, servicio de comunicación postal y telefónica, construcción de
hoteles y lugares de ocio para atraer visitantes (teatros, cines, actividades
deportivas, salas de fiesta) para así convertir a “esta región en una de las
de las primeras del mundo por sus aguas medicinales que atraiga no solo la
clientela nacional sino extranjera… lo que sería para esta región su principal
fuente de ingresos”. Para materializar este proyecto se pone en contacto
con personajes influyentes y empresarios de la provincia como el marqués de
Riestra, García Barbón, Peinador, Porrero, Curbera y otros, y también de
políticos como Bugallal, González Besada, marqués de Figueroa, Urzáiz, Quiroga
Ballesteros y Cobián. Se buscó el apoyo financiero de la banca tanto nacional
como internacional pero, a pesar de los esfuerzos de Lluria y la multitud de
apoyos recibidos, el proyecto no pudo ser desarrollado.
(a) Luis Simarro Lacabra. El célebre neuropsiquiatra vinculado a la Institución Libre de Enseñanza compartió amistad e ideología con Lluria. (b) Crónica del periódico Gaceta de Instrucción Pública del día 6 de mayo de 1907 sobre la creación de la Liga Española para la Instrucción Popular presidida por el marqués de la Vega de Armijo y formando parte de la junta directiva Lluria, Ramón y Cajal, Echegaray, Sorolla y Simarro entre otros
En
ese mismo año de 1906, Lluria también propone la creación de un sanatorio en el
término donde está establecido el prestigioso balneario de Mondariz, en la
misma provincia de Pontevedra, para tratamiento exclusivo del artritismo
debido a las beneficiosas propiedades terapéuticas que se atribuyen a las aguas
minero-medicinales provenientes de las fuentes de Gándara y Troncoso. En
principio cuenta con el beneplácito para su instalación de la familia Peinador
que es la propietaria de las instalaciones balnearias. El proyecto no carece de
ambición ya que “el sanatorio… se montará… de forma tal que ninguno le
superará y poquísimos le igualarán en Europa… Seguramente no habrá otro que en
condiciones y garantías se le aventaje. Y en España será el mejor”. Pero
finalmente tampoco será posible el desarrollo del proyecto. No obstante, su
objetivo de construir un sanatorio se hará realidad, como veremos más adelante,
unos cuatro años después en los aledaños del castillo de Soutomaior.
Matrimonio con María Vinyals Ferrés, exmarquesa de Ayerbe
Lluria
se casó en segundas nupcias en 1909 con la aristócrata María Vinyals Ferrés,
viuda de Juan Nepomuceno Jordán de Urríes y Ruiz de Arana, VI marqués de
Ayerbe, que había fallecido en 1908. María es nietastra del general Leopoldo
O’Donnell y sobrina política y ahijada de Antonio Aguilar Correa, VII marqués
de la Vega de Armijo y VI marqués de Mos, quien la tomó bajo su tutoría por la
temprana muerte de su padre en 1882, que era hermano de su esposa Zenobia
Vinyals Bargés. El marqués de la Vega de Armijo era un aristócrata muy
influyente en las esferas del poder político de aquella época coincidiendo con
el reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina. De ideología
liberal, el marqués llegó a ser varias veces ministro del Gobierno, presidente del
Congreso, presidente del Consejo de Ministros además de embajador en Francia y
presidente de la Diputación Provincial de Madrid. Asimismo, desarrolló una
amplia actividad cultural y académica presidiendo la Real Academia de Historia
y la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
María Vinyals Ferrés. Segunda esposa de Lluria que fue marquesa de Ayerbe por su anterior matrimonio con el marqués Juan Nepomuceno Jordán de Urríes. Fotos de juventud en (a) jardines del Castillo de Soutomaior y (b) estudio fotográfico
María aportará
un hijo de su anterior matrimonio con el marqués de Ayerbe, Antonio, y fruto de
su matrimonio con Enrique Lluria nacerá Roger. Los ideales políticos y sociales
progresistas de María Vinyals, con un fuerte matiz feminista y socialista,
serán totalmente coincidentes con los de Enrique Lluria, que además comparten
afición por el arte y la literatura. Enrique refiriéndose a María llega a decir
“que en mis ensueños de idealidad y de redención humana supo compartir
conmigo ese ideal sobreponiéndose a otros beneficios más positivos e
inmediatos. La adversidad, cuando se ha presentado, la hemos desdeñado, hemos
vivido preferentemente por el ideal”.
(a) María Vinyals junto a su tío y padre adoptivo el marqués
de la Vega de Armijo en una de las entradas al Castillo de Soutomaior a finales
del siglo XIX. (b) Carátula del libro de María Vinyals “El Castillo del marqués
de Mos en Sotomayor. Apuntes históricos” (1904) que fue ilustrado por el pintor
José Garnelo |
María era una
mujer polifacética que recibió una esmerada educación en diversos campos de la
cultura y artes plásticas, tocaba el piano y dominaba varios idiomas mostrando
interés en la literatura, la historia, la pintura y la fotografía. Desde muy
joven asiste a las tertulias que se celebran en los salones más aristocráticos
de Madrid, al que asistían los personajes más relevantes de la vida
sociocultural y política del momento. Fue escritora, pintora, activista social
y humanista con una ideología marcadamente progresista que le llevó a abrazar
el ideario socialista llegando a solicitar su ingreso en la Agrupación Femenina
Socialista del PSOE en 1917 por el deseo de “reconciliar a la señora con la
obrera” pero acabó abandonando el partido un año después, al igual que su
marido Enrique, por falta de convicción ya que “aquello es una capillita muy
cerrada, más fanática y cerrada que cualquier agrupación aristocrática”.
Pero, ante todo, María fue una decidida defensora de los derechos de la mujer
siendo considerada una de las precursoras del movimiento feminista en España.
Tuvo un papel destacado en la publicación de artículos en revistas y prensa
generalista como El Imparcial, El Fígaro, Blanco y Negro, La
Unión Iberoamericana, La Voz, Estampa, Vida Gallega, Galicia,
El Regional: Diario de Lugo o El Compostelano donde pudo expresar
su pensamiento político y social. También fue una prolífica conferenciante
participando en importantes foros como el Ateneo de Madrid, Casa del Pueblo de
Madrid, Recreo de Artesanos de Pontevedra o Círculo de Artesanos de A Coruña.
(a) María Vinyals en el despacho de su casa de Madrid a
principios del siglo XX. (b) María junto a su derecha el ministro de Instrucción
Pública Faustino Rodríguez-San Pedro y la escritora Emilia Pardo Bazán durante
una visita a la Exposición de Labores de la Mujer celebrada en Madrid en el año
1907 (Foto de Campúa) |
Como
escritora destaca la autoría del libro “El Castillo del marqués de Mos en
Sotomayor. Apuntes históricos” (Madrid, Imprenta Fortanet, 1904), la más
completa monografía hasta ahora publicada sobre el castillo, y la novela con
matices autobiográficos “Rebelión” (1905) en donde la protagonista se
rebela contra un matrimonio de conveniencia que no le aporta ninguna
satisfacción. Como pintora participó en las exposiciones nacionales de Bellas
Artes celebradas en Madrid en 1890 y en 1895. Al igual que su marido Enrique,
fue miembro de la Liga Española para la Instrucción Popular y socia de la
Escuela Nueva, donde coincidió con la pedagoga María de Maeztu. En 1906 es
nombrada académica correspondiente con motivo de la fundación de la Real
Academia Gallega. Asimismo, formó parte de la Junta de Damas de la Casa de
Salud La Gallega, institución médica que presidía la condesa de Pardo Bazán. A
comienzos del siglo XX participó en la Junta de Damas de la Unión
Iberoamericana, el Centro Iberoamericano de Cultura Popular Femenina y Escuela
de Madres de Familia, de la que llegó a ser presidenta, y en la Unión de
Mujeres Españolas y la Liga Sufragista de Mujeres Españolas, de las que llegó a
ser vicepresidenta, todas ellas organizaciones feministas con sede en Madrid y
que tenían como objetivo la educación de las mujeres capacitándolas para el
correcto ejercicio de sus tareas domésticas y profesionales. Entre sus
amistades estaban destacadas mujeres del movimiento feminista español como
Emilia Pardo Bazán, Carmen de Burgos, Margarita Nelken o María Barbeito.
(a) Mesa presidencial de la clase inaugural de Cultura Popular Femenina de la Enseñanza de la Mujer celebrada en Madrid el 9 de marzo de 1906 en la que aparece María Vinyals junto al ministro de Instrucción Pública Vicente Santamaría de Paredes. (b) Conferencia de María Vinyals en la Casa del Pueblo de Madrid el día 11 de diciembre de 1915 con el título de “La mujer, compañera del hombre”
Al
contraer matrimonio con María, Lluria fortalece marcadamente su posición
social, ya bastante amplia de por sí mismo, permitiéndole contactar con
destacados personajes de la política, las finanzas, la cultura y el arte. El matrimonio
se mueve con facilidad por los círculos de la intelectualidad y los salones más
frecuentados por la alta sociedad de Madrid que María conoce suficientemente.
Con ello, la actividad profesional de Enrique quedará consolidada dentro de un
sector con alto poder adquisitivo lo que le va a reportar beneficios
económicos. No obstante, su cada vez mayor compromiso político con los
movimientos de izquierdas y la lucha obrera, y su más frecuente relación con
políticos de esta tendencia, va a provocar un distanciamiento progresivo de
Enrique con las clases más conservadoras y de alto nivel económico, que eran
precisamente clientes habituales en su consultorio, lo que tendrá consecuencias
en la reducción de sus ingresos.
Traslado a Soutomaior (Pontevedra) y fundación del Hotel Sanatorio Lluria en el castillo de Soutomaior
En
1910, al poco de casarse, el nuevo matrimonio decide dar el paso de trasladarse
con sus cinco hijos desde Madrid hasta Soutomaior (Pontevedra) para instalar su
residencia permanente en el castillo de Soutomaior. Este castillo de origen
medieval, que remonta sus orígenes al siglo XII, se encuentra situado en un
espléndido paraje natural a unos 6 Km de la localidad de Arcade, donde existe
una estación de ferrocarril, y a unos de 15 Km de Pontevedra y unos 20 Km de
Vigo por carretera. El castillo había sido heredado recientemente por María
tras el fallecimiento en 1908 de su padre adoptivo, ya que éste no tenía ningún
descendiente directo. María tenía una especial devoción por este castillo,
lugar en el que había nacido y pasado largas temporadas como destino de verano
de su familia.
Castillo de Soutomaior en la provincia de Pontevedra. (a) Visión panorámica a finales del siglo XIX. (b) Entrada principal (Foto de Altable para la revista Suevia del 1 de enero de 1916). Esta fortaleza de origen medieval fue heredada por Maria Vinyals trasladándose allí con Lluria en 1910 para establecer su residencia permanente
El proyecto
que tiene el matrimonio, y que da sentido a su traslado al castillo, es la
instalación de un sanatorio en un reconvertido pabellón auxiliar de invitados,
usado también como teatro, que se encuentra ubicado en proximidad inmediata a
la fortaleza medieval. De la reforma integral del edificio se encarga al
prestigioso ingeniero León Domercq. El Hotel Sanatorio Lluria, como es
denominado, comienza su funcionamiento en 1911 contando con los más modernos
equipamientos sanitarios y disponiendo de todas las comodidades y adelantos de
la época. Las habitaciones eran muy confortables disponiendo de calefacción,
agua caliente, luz eléctrica, teléfono y lavabos individuales. En el sanatorio
existían despachos de consultas y quirófanos bien dotados sumando servicios de
masajes, hidroterapia y gimnasia al aire libre. Asimismo, se ofertaba una
estafeta postal, telégrafo, fonógrafo, cinematógrafo y un servicio de transporte.
Además de contar con extensos jardines, se construyó una granja agrícola, una
vaquería para producción de carne, leche y queso, gallinero con incubadoras
artificiales, colmenas y un molino para atender las necesidades de los
pacientes ingresados en el sanatorio.
Se hace una intensiva publicidad del sanatorio tanto en medios locales como nacionales, e incluso en el extranjero, ofreciendo “curas de aire, luz y reposo” con “especialidad en enfermedades de la orina” pero también se dispensa atención médica para “convalecientes, artritismo, obesidad y neurastenia” y advirtiendo de forma explícita de que ”no se admiten contagiosos”. El primer anuncio sobre el sanatorio aparece en el diario Faro de Vigo del día 8 de junio de 1911 destacando que “en el parque del recinto se encuentra un manantial de riquísima agua de reconocida virtud para el mal de piedra” y añadiendo que el doctor Lluria “teniendo en cuenta que muchas personas, por sus ocupaciones, no disfrutan más que del domingo, ha decidido establecer una consulta todos los domingos” y además en caso de avisar con antelación al sanatorio “se envía automóvil a la estación de Arcade” para la recogida del paciente. La buena reputación de Lluria como médico y la masiva publicidad consiguen que se produzca una rápida y alta demanda de pacientes que pronto van a cubrir la capacidad que las instalaciones ofrecen por lo que se decide acometer una serie de reformas y la ampliación del sanatorio con la construcción de un nuevo pabellón. En el verano del año de apertura de 1911, Lluria señala que “todos los cuartos estuvieron ocupados y algunos con dos camas”. En ese mismo año se añade un “servicio de restaurante para acompañantes, visitantes y personas que vengan a consulta” y se informa que los enfermos pueden hospedarse en el sanatorio “desde 10 ptas., todo incluido”. La incesante venida de pacientes hizo que a finales del año 1911 se ampliase la apertura del sanatorio para “todos los días del año”.
Con
motivo de la finalización de las obras de ampliación se celebró un acto
inaugural el día 15 de julio de 1913 acudiendo como invitados diversas
personalidades de la provincia y entre otros el gobernador militar general San
Martín, el juez de instrucción de Redondela López de Saa, los empresarios
Francisco Riestra y Federico Barreras, los periodistas Blas Agra, Leonardo
Estévez, Manuel Lustres y José Martínez Pereiro, y los médicos Heliodoro F.
Gastañaduy, Celestino Poza, Manuel Filgueira, Waldo Gil y Francisco de Haz. El
diario Faro de Vigo se hace eco del acontecimiento poniendo de
manifiesto la destreza del anfitrión, el Dr. Lluria, en la realización de la
litotricia transuretral en el Sanatorio subrayando que “las dificultades de
esta operación... continúan siendo para especialistas y cirujanos serios
obstáculos tan difíciles de vencer que casi todos prefieren hoy practicar la
cruenta operación de la talla... que requiere para la curación del paciente que
la sufre la permanencia en cama durante cuatro o cinco semanas”. En
contraposición, se hace destacar la habilidad de Lluria para la ejecución de la
litotricia sin necesidad de recurrir a la anestesia clorofórmica “a pesar de
lo cual los pacientes no sienten dolor ni sensaciones desagradables, viéndose
libres de sufrimientos en pocos minutos, sin necesidad de tener que guardar
cama y dedicándose inmediatamente después de la operación a su vida ordinaria”.
También se hace referencia a sus habilidades en la ejecución del cateterismo
uretral consiguiéndolo con éxito la mayoría de las veces sin tener que recurrir
al “desagüe de la orina por medio de una intervención cruenta”.
Hotel Sanatorio Lluria. (a) Aspecto de una sala interior. (b) Pasillo de acceso a habitaciones de los pacientes ingresados
Después
de esta reforma, el sanatorio amplía sus servicios como centro de reposo y
esparcimiento y, por tanto, no limitándose exclusivamente a la atención médica.
La nueva publicidad anuncia que “los neurasténicos encontrarán un medio
ambiente excepcional por el aislamiento y reposo que se disfruta en los
jardines y bosques de pinos, cedros y eucaliptos que rodean el Sanatorio, así
como en los frondosos castañares, que cuentan siglos de existencia. El letrado
y el arqueólogo ancho campo de investigación; el naturalista una flora
incomparable y variadísima. Los aficionados a los deportes, preciosos paseos,
pesca abundante y juegos de sport”.
Enrique
y María se reparten las funciones para la gestión del sanatorio. Enrique se
encarga de todo lo relacionado con la atención sanitaria y la provisión de los
recursos médicos necesarios. María se ocupa de las tareas administrativas,
restauración y contabilidad financiera. Mientras tanto la actividad del
sanatorio sigue en aumento al punto de que ya no se consideran necesarios más
mensajes publicitarios, apareciendo el último anuncio en prensa el día 7 de
noviembre de 1915. En el verano de 1916 la actividad es tan alta que incluso
María se ve obligada a implicarse aún más en la atención de los pacientes,
muchos de ellos provenientes de varios países europeos, por lo que era
frecuente verla “ataviada con blanco delantal de enfermera cubriendo la
cabeza con un pañuelo” y así María no deja de lamentarse por no poder
dedicarse más a sus escrituras porque “la instalación del nuevo sanatorio me
absorbe mucho”.
Publicidad en prensa del Hotel Sanatorio Lluria. (a) Anuncio en la revista Ilustración Gallega del 15 de diciembre de 1911. (b) Publicidad del sanatorio de 1913 en mosaico de azulejos cerámicos de Manises (colección del diario Faro de Vigo)
El matrimonio procurará darles a sus hijos la mejor educación posible incluyendo el estudio de inglés y francés, el arte y la historia. Es tanta la preocupación de María por la formación de sus hijos que llega a pedirle consejos a los reconocidos pedagogos Francisco Giner de los Ríos, María de Maeztu, Manuel Bartolomé Cossío y José de Castillejo, de los que guarda una gran amistad. Los dos hijos mayores, Antonio y Enrique se desplazan a Londres para cursar estudios en el prestigioso Dulwich College. Emilia es internada en el Instituto Internacional de Madrid, que mantenía relaciones con la Institución Libre de Enseñanza. La propia María auxiliada por institutrices serán los que procuren la formación de sus dos hijos más pequeños María Teresa y Roger.
Durante su permanencia en Soutomaior, el matrimonio recibirá en el castillo a personajes ilustres de la sociedad gallega y española como la escritora Emilia Pardo Bazán, que visitó el castillo junto a su hija Carmen en octubre de 1913, el político socialista Pablo Iglesias Posse, que acudió a la fortaleza en septiembre de 1915 aprovechando una visita a Vigo para dar un mitin, el intelectual galleguista Daniel R. Castelao, el pintor Joaquín Sorolla, el escultor Mario Benlliure e incluso personajes tan pintorescos como los populares aviadores franceses Jules Védrines en septiembre de 1911 y Léonce Garnier en agosto de 1912.
(a) Lluria y María Vinyals con sus hijos María Teresa y Roger en los alrededores del Castillo de Soutomaior (ca. 1912). (b) Francisco Giner de los Ríos. El ilustre pedagogo fundador de la Institución Libre de Enseñanza tuvo amistad con el matrimonio Lluria-Vinyals al que le solicitaron asesoramiento para la formación educativa de sus hijos
No
obstante, una serie de factores diversos harán que el proyecto del sanatorio
tenga que darse por finalizado definitivamente en 1917. María ya había señalado
ese mismo año que la familia estaba planeando abandonar el castillo de
Soutomaior porque “su forma de ser no le permite vivir alejada del mundo”.
Uno de los factores que se deben considerar es el inicio de la Primera Guerra
Mundial que provocó una considerable reducción de pacientes procedentes de los
países europeos en conflicto que suponían una significativa fuente de ingresos.
Otro factor hay que buscarlo en el activismo político de Enrique y María que se
confrontaba con la ideología conservadora predominante entre las clases más
acomodadas que, en definitiva, eran los principales clientes que acudían al
sanatorio. Para su mayor desprestigio surgieron rumores de que en el castillo
se acogía a sujetos subversivos y que se desarrollaban reuniones para
conspiraciones políticas en las que participaban destacadas figuras del
socialismo español como Pablo Iglesias o Giner de los Ríos. El malestar de esta
situación lo manifiesta María afirmando que como su mismo marido piensa “en
España no se sabe lo que es el socialismo ni lo que es feminismo“. El 17 de
agosto de 1917 llegó a producirse un registro en el castillo por parte de la
Guardia Civil y llegaron a estar advertidos de una posible detención por su
supuesta implicación en la huelga general revolucionaria convocada por el PSOE
y UGT en agosto de ese mismo año.
Pero
el factor más determinante de todos fue el económico al no poder hacer frente a
los préstamos solicitados para acometer las costosas reformas y la inversión en
recursos para la dotación del sanatorio. El día 7 de octubre de 1917 una orden
judicial, en demanda por los acreedores, dictaminó la subasta pública de todos
los bienes y propiedades que el matrimonio Lluria-Vinyals poseía en Soutomaior,
no siendo suficientes para evitar esta subasta los ingresos que habían obtenido
con la venta de algunos valiosos objetos que formaban parte del patrimonio
artístico del castillo ni la explotación de los recursos agrícolas ni ganaderos
existentes en el entorno del castillo donde también se había llegado a instalar
una moderna serrería para la producción de madera.
Nuevo traslado a Madrid y
posterior a Cuba
Cuando
abandonan el castillo de Soutomaior, el matrimonio se dirige hasta Madrid a
principios de 1918 estableciendo su residencia en la calle de Lista. En este
momento se produce la disgregación familiar por la emancipación de sus hijos
Antonio, Enrique y Emilia. No obstante, después de un breve paso por la capital
de España, deciden desplazarse hasta Cuba en 1920, junto a sus hijos María
Teresa y Roger, acuciados por serias dificultades económicas y sin poder
encauzar una nueva vida en Madrid. Al llegar a Cuba se establecen en La Habana
acogidos provisionalmente en la residencia de su primo hermano Ángel Lluria
Sánchez. El estado de salud de Enrique parece estar quebrado aquejado por
alguna enfermedad que le produce ciertas incapacidades. Enrique abre una
consulta médica en la calle Obrapía nº 359 que publicita reiteradamente con, al
parecer, una buena respuesta de pacientes que acuden. En el consultorio cuenta
con la ayuda de Rafael Ferrer del Castillo, por entonces estudiante de
Medicina. Además, Enrique imparte conferencias y publica nuevas ediciones de
algunas de sus obras. Por su parte, María escribe relatos y artículos de
opinión para diversas publicaciones periódicas como La Lucha, La
Nación, Heraldo de Cuba, Revista Social de La Habana, Bohemia,
Social, La Correspondencia de Cienfuegos, España Nueva o El
Eco de Galicia. Sigue exponiendo sus ideas feministas en conferencias en el
Centro Gallego de La Habana y se afilia al Club Femenino de Cuba.
Nuevamente van a tener problemas por su activismo político de izquierdas, en particular después de su adhesión a la filial cubana del Grupo Clarté del cual sería nombrado presidente Enrique. Esta agrupación internacional de intelectuales progresistas de orientación filo-soviética había sido iniciada en Francia por el escritor Henri Barbusse en 1919 con el fin de denunciar las desastrosas consecuencias de la Primera Guerra Mundial y promover la solidaridad con la Revolución Soviética de octubre de 1917, pero finalmente acabó siendo disuelta por el gobierno cubano. Enrique cierra su consulta en La Habana en 1925 y se establece en la ciudad de Cienfuegos con la apertura de una nueva consulta médica en la calle San Carlos nº 161. Fallece en esta misma localidad el 6 de octubre de ese mismo año de 1925 a la edad de 63 años a consecuencia, al parecer, de una septicemia secundaria a una inyección intravenosa de morfina. Según sus biógrafos cubanos, Enrique era adicto al consumo de morfina desde hacía tiempo lo que le había provocado un significativo deterioro de su estado de salud en los meses previos a su fallecimiento. Sus restos mortales fueron trasladados a Matanzas y en la actualidad existe una placa recordando su memoria en la casa nº 45 de la calle Manzaneda donde nació. La Biblioteca Pública de Matanzas, inaugurada en 1940, lleva el nombre de “Enrique Lluria” en su honor a propuesta de la asociación Amigos de la Cultura Cubana.
(a) Anuncio de la consulta de
Lluria en la calle San Carlos n.º 161 de Cienfuegos publicado en 1925 en el
diario La Correspondencia de Cienfuegos. (b) Esquela por el
fallecimiento de Lluria en reconocimiento por sus amistades publicada el 7 de
octubre de 1925 en el diario La Correspondencia de Cienfuegos
Con
la muerte de Enrique, y con todo el patrimonio extinguido, María acaba
encontrándose en una precaria situación económica y una grave depresión
psicológica. Decide trasladarse a La Habana junto a su hijastra María Teresa,
pues su hijo Roger había sido repatriado a España reclamado por sus familiares.
En La Habana pasa por graves dificultades económicas precisando ayuda de la
caridad pública. Para mayores males, María Teresa cae enferma de tuberculosis
falleciendo en 1926. Así las cosas, en 1928, gracias a una colecta en la que
participaron destacadas figuras de la colonia española en La Habana se pudo
reunir una suficiente cantidad de dinero para que María pudiera regresar a
España. Tampoco tendrá fácil su regreso por tener que soportar con pena el
distanciamiento con su hijo Roger del que pide por carta a una amiga que “no
le deje creer que su padre era una calamidad” porque no supo ganar dinero
ya que “ningún sabio entregado a especulaciones espirituales ha sido
financiero. Roger, sin embargo, posee un sentido práctico del que nosotros
hemos carecido”. Asimismo, sus hijastros Enrique y Emilia, ambos en buena
posición económica, no parecen estar interesados en acoger a María. El único
hijo con el que mantiene buenas relaciones es Antonio que reside en Madrid
actuando como representante de la General Motors Company.
A su regreso a Madrid, María vuelve a retomar su actividad periodística y literaria escribiendo para diarios y revistas como La Libertad, El Telegrama del Rif, La República de la Letras, La Correspondencia de España, El País y Royal: Revista del Gran Mundo donde manifiesta un estrecho compromiso con la recientemente instaurada República Española. El 13 de marzo de 1929 pronuncia una conferencia en la Casa del Pueblo de Madrid con temática feminista. Colabora en la revista El Socialista e ingresa de nuevo en la Agrupación Socialista Madrileña en 1931. En 1935 la revista Crónica publicó por entregas sus memorias, tituladas “La Europa que yo vi”, en donde se señala en el preámbulo que María “vivió... en el aturdido torbellino de la opulencia y decayó con ella en la angustia económica, en la derrota espiritual. Todo lo perdió generosamente menos el ingenio y la memoria”. Para obtener algunos ingresos tradujo del inglés en 1935 la novela “Los piratas de Venus” del escritor norteamericano Edgar Rice Burroughs para la revista Blanco y Negro. En noviembre de 1932 se produce la prematura muerte de su hijastro Enrique en Madrid con 35 años y posteriormente la de su hijo Roger en Vigo en agosto de 1933 con 24 años. Desde el año 1935 se pierde completamente el rastro de María que al parecer fallece en París, según cuenta una nieta de su hijastra Emilia, durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial (1940-1944) en el más absoluto abandono y pobreza.
Relación con personajes ilustres del mundo científico, social, político y artístico
El
prestigio como urólogo y la intensa vida social de Enrique le valió tener
relación y amistad con una serie de personalidades del mundo de la medicina, la
literatura, el arte y la política. Su unión con María hará aumentar de forma
considerable este círculo de amistades teniendo en cuenta su ascendencia
aristócrata y su propio protagonismo como intelectual y feminista militante.
Además de con los urólogos Albarrán, Barragán y Suárez de Mendoza, Enrique mantuvo relaciones con el compostelano Rafael Martínez Uzal, que fue ayudante suyo en el consultorio durante su estancia en Madrid, agradeciendo a Lluria la formación recibida en patología génito-urinaria. También compartió amistad e ideario político con el neuropsiquiatra Luis Simarro, vinculado a la Institución Libre de Enseñanza y ferviente seguidor como Enrique de las doctrinas evolucionistas, en particular de Ernst Haeckel.
El popular médico coruñés José Rodríguez Martínez mantuvo una estrecha amistad con Lluria con el que compartía buena parte de ideales, pues militaba en el republicanismo más progresista, y en el pensamiento, pues se declaraba devoto darwinista. Ambos tenían especial querencia a la patología urológica, en donde Rodríguez había recibido formación de pioneros de la Urología en España como Enrique Suender y Víctor Azcárreta. Pero, además, coincidían en su talante creativo y emprendedor ya que Rodríguez, entre otras iniciativas, fue el fundador del primer sanatorio privado en Galicia en 1902 en la ciudad de A Coruña. Cuando Rodríguez comienza a padecer un cáncer bucofaringeo recibe en A Coruña la visita de Enrique en diciembre de 1911. Más adelante, en enero de 1912, Rodríguez se desplaza junto a su hija Eva al Sanatorio de Lluria en Soutomaior para pasar unos días de convalecencia que parecen prestarle bien.
(a) José Rodríguez Martínez. El célebre médico coruñés
mantuvo una estrecha relación con Lluria pues compartían su afición a la
patología génito-urinaria e ideales filosóficos y políticos. (b) Melquíades
Álvarez González-Posada. El político liberal fue el elegido como abogado en
defensa de los intereses hereditarios de María Vinyals (foto de Campúa) |
Cabe destacar
la amistad que tuvo con Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina,
durante su estancia en Madrid asistiendo a alguna de las clases que impartía
como catedrático de Histología y Anatomía Patológica en la Universidad Central
de Madrid y acudiendo en alguna ocasión a trabajar en su laboratorio. Es
conocida la afición a la Histología de Enrique por lo que siente admiración por
el ilustre histólogo, pero también compartían ideales políticos y filosóficos.
Lluria se ofrece para financiar la reedición y distribución del libro sobre el
discurso que pronunció Cajal para su ingreso en la Academia de las Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales el 5 de diciembre de 1897, y que llevaba por
título “Reglas y consejos sobre investigación científica”, al que en la
reedición se le añadió el subtítulo de “Los tónicos de la voluntad”
además de numerosos retoques y ampliaciones. En este libro, Cajal ofrece a los
jóvenes investigadores recomendaciones y consejos respecto a la actividad
científica en el laboratorio destacando el valor de la voluntad de forma que
con disciplina y trabajo, incluso por encima de las aptitudes excepcionales,
pueden producirse unos buenos resultados de investigación. El libro contiene
además reflexiones sobre el papel del científico en la sociedad y del Estado en
el fomento de su formación, poniendo de manifiesto la poca atención que se le
presta a los científicos en España viéndose muchas veces abocados a buscar
apoyo y reconocimiento en el extranjero, En el prólogo de esta 2ª edición de
1898, el insigne histólogo reconoce que “este discurso habría quedado
olvidado en los anaqueles de las bibliotecas oficiales, si un querido amigo
nuestro, el doctor Lluria, no hubiera tenido la generosidad de reeditarlo a su
coste, a fin de regalarlo a los estudiantes y a los aficionados a las tareas de
laboratorio” pues “cree el doctor Luria que los consejos y advertencias
contenidos en dicho trabajo pueden ser, como emanados de una apasionamiento de
la investigación, de algún provecho para promover el amor y entusiasmo de la
juventud estudiosa hacia las empresas del laboratorio”.
Esta
estrecha relación entre Lluria y Cajal se prolongaría en el tiempo, y éste como
agradecimiento acepta realizar el prólogo del libro “Evolución
super-orgánica: La naturaleza y el problema social”, que Lluria publica en
1905, donde elogia la labor del “Dr. Lluria en su hermoso trabajo. El cual,
ocioso es advertirlo, está escrito clara, amena, sugestivamente, y con una
valentía de pensamiento y serenidad de juicio que ya quisieran para sí muchos
flamantes tratadistas filosóficos y sociológicos”. En este libro, Lluria
dedica muchas líneas para exponer las teorías neurológicas de Cajal pues las
consideraba primordiales para fundamentar sus predicciones sobre la evolución
del hombre y de la sociedad desde la perspectiva socialista mecanicista.
Por
otra parte, cuando Lluria presenta el proyecto de reforma urbana para la ciudad
de Sevilla en 1902 busca el apoyo de Cajal para aportar autoridad y fundamentos
biológicos a sus tesis. Lluria incorpora a su propuesta una carta de Cajal en
la que da su aprobación al proyecto por sus buenas condiciones defendiendo el
valor de las prácticas intensivas de educación física porque la robustez física
produce de forma inmediata la robustez mental y proscribe las formas de vida
antihigiénica que por entonces eran comunes en las ciudades españolas.
Del mundo de
la política destaca su amistad con los socialistas Pablo Iglesias, Luis
Araquistáin y Francisco Doménech así como los liberales Luis Morote y
Melquíades Álvarez, a quien se confió como abogado en defensa de los intereses
hereditarios de María. El polémico activista anarquista francés Charles Malato
aceptó hacer el epílogo del libro de Lluria “Humanidad del porvenir”,
publicado en 1906, felicitándole expresamente por el trabajo realizado. También
tuvieron la amistad de Enrique y María los pedagogos Francisco Giner de los
Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, y María de Maeztu,
fundadora de la Residencia de Señoritas en Madrid.
José María
Llanas, farmacéutico, sociólogo y escritor modernista aragonés, tuvo gran
amistad y frecuente correspondencia epistolar con Lluria, del que siente gran
admiración y comparte sus ideas sociológicas. Llanas redacta un artículo de
presentación del libro de Lluria “Evolución super-orgánica: La naturaleza y
el problema social” en la revista Vida Nueva en donde afirma que “tanto
por los horizontes novísimos que descubre, como los originales conceptos que a
propósito de la vida, del organismo y sus funciones explana, ha de producir impresión
entre los aficionados a estos asuntos fisiopsicosociológicos”. Acepta
Llanas los conceptos mecanicistas de la psicología de Lluria, quien conceptúa
la vida como una parábola dinámica en la que las enfermedades restan velocidad
vital al organismo, reduciendo el problema social a una cuestión de salubridad
pública. Este libro socializador de la naturaleza desde la medicina, que hace
tan original crítica antropológica de la sociedad burguesa, despierta el
entusiasmo de Llanas que ve en él una promesa de remedios sociales y de mejora
de la sociedad.
La relación de
Lluria con el político y artista galleguista Alfonso Rodríguez Castelao se
establece a través del Recreo de Artesanos de Pontevedra donde coinciden en los
ciclos de conferencias que programa la entidad. El domingo día 9 de julio de
1916 son invitados por Enrique y María a visitar el castillo de Soutomaior unos
veinte personajes procedentes de Pontevedra que incluyen a miembros de la Junta
Directiva del Recreo y una serie de conferenciantes participantes en sus
sesiones, entre los que se encuentra Castelao. Otros invitados son el
odontólogo y pintor Prudencio Canitrot, que por entonces presidía el Recreo, el
periodista y escritor Manuel José Lema, vicepresidente, el notario y político
Rafael López de Haro, el médico y escritor Heliodoro F. Gastañaduy, el cantor
barítono Víctor C. Mercadillo, el abogado y político Manuel Casqueiro, el
político y periodista Juan Manuel Rodríguez de Cea, el abogado y político
Joaquín Poza, los políticos y periodistas hermanos Benigno y Cándido Barros, el
abogado y empresario Valentín García Temes y otros. A su llegada fueron
recibidos por Enrique y María que les mostraron el castillo y el sanatorio
finalizando la jornada con una comida en los jardines de la fortaleza que fue
amenizada por los cánticos de Mercadillo. Durante la visita, Castelao mostró un
especial interés por conocer cada rincón del castillo y sus aledaños llegando
incluso a tomar unas notas escritas.
a) Alfonso Rodríguez Castelao. El polifacético intelectual
galleguista realizó una visita al castillo de Soutomaior por invitación del
matrimonio Lluria-Vinyals el 9 de julio de 1916. (b) Dibujo de Castelao que
dejó estampado en el libro de visitas durante su estancia en el castillo con la
leyenda “Unha limosna, hermano, que me ha dejado inútil la Guardia Civil” |
Este
encuentro no tendría más transcendencia si no fuera porque recientemente se
conoció que en esta visita Castelao estampó un dibujo con una leyenda en el
libro de visitas del castillo del que no se tenía noticia hasta el momento.
Este libro, que tenía por título “Autograph”, estaba bajo la custodia de
la hija del matrimonio, Emilia Lluria Iruretagoyena, y ha sido revelado en
época reciente por su bisnieta Sofía Sampaio. El dibujo a lápiz muestra a un
hombre sentado, al que le falta un brazo, pidiendo limosna. Debajo de la
ilustración se puede leer “Unha limosna, hermano, que me ha dejado inútil la
Guardia Civil”. Para algunos estudiosos de Castelao, como Miguel Anxo
Seixas, este dibujo podía ser un precursor o un esbozo de la figura de “O
probe Xan” que el intelectual gallego retrató en varios dibujos posteriores
con una temática similar.
(a) Mariano Benlliure Gil. El afamado escultor valenciano tuvo una estrecha amistad con el matrimonio Lluria-Vinyals realizando una escultura del pintor Casto Plasencia que fue ubicada en los jardines del castillo de Soutomaior. (b) Luis Romea Avendaño. Pintor discípulo de Casto Plasencia y periodista que fue promotor y subdirector de la revista Blanco y Negro compartió amistad con Lluria y María
El
matrimonio Lluria-Vinyals tuvo una relación estrecha con varios pintores entre
los que destacan Joaquín Sorolla, Casto Plasencia, José Garnelo y Luis Romea,
así como con el escultor Mariano Benlliure. La amistad de María con Plasencia
se remonta a años atrás a través de su padre adoptivo el marqués de la Vega de
Armijo que actuaba como protector del pintor manchego. Garnelo fue uno de los
grandes retratistas españoles de entre siglos y posiblemente su amistad con
María date desde cuando coincidieron en la Exposición Nacional de Bellas Artes
de 1890. Garnelo pinta en 1906 a María, entonces casada con el marqués de
Ayerbe, junto al hijo de ambos Antonio, y es retratada sentada de cuerpo entero
en un pose elegante y distinguido. Este cuadro se encuentra hoy en el Museo
Garnelo en Montilla (Córdoba). También se conserva el bosquejo que el pintor
realizó de este retrato, muy parecido a la composición final, pero con una
perspectiva más lejana de las figuras. El pintor valenciano también sería el
responsable de ilustrar el libro que sobre el Castillo de Soutomaior publicó
María en 1904. Con Benlliure tuvieron una gran amistad al punto que actúo como
testigo en la boda de Emilia, hija de Enrique, con el médico Juan Hitzemann
celebrada en la parroquia de La Concepción de Madrid en enero de 1919. El
escultor valenciano sería el autor del busto de bronce que en 1900 realizó del
pintor Casto Plasencia y que acabaría siendo ubicado en los jardines del
castillo de Soutomaior.
(a) José Garnelo Alda. El pintor valenciano sería el encargado de ilustrar el libro que sobre el Castillo de Soutomaior publicó María Vinyals en 1904. (b) Retrato de María con su hijo Antonio pintado por Garnelo en 1906. Museo Garnelo de Montilla (Córdoba)
Más
estrecha, si cabe aún, fue la relación de Enrique y María con Joaquín Sorolla
con el que mantuvieron un frecuente contacto epistolar. Sorolla hizo varias
visitas al castillo de Soutomaior como la realizada en julio de 1910,
acompañado de Mariano Benlliure, y ese mismo año vuelve a visitar el castillo
en el mes de diciembre acompañado esta vez por José Benlliure, sobrino del
escultor. El pintor valenciano fue operado en agosto de 1906 en Biarritz
(Francia) por Joaquín Albarrán por una posible estenosis de uretra con buenos
resultados. El propio Lluria aconsejó que fuera Albarrán el ejecutor de la
intervención, posiblemente por las especiales dificultades del caso. Se encargó
Enrique de seguir el curso postoperatorio recibiendo instrucciones muy precisas
de Albarrán respecto al programa de dilataciones de uretra a seguir para que “limite…
los sondajes al nº 40 beniqué, sin tratar de ir más lejos y sin hacer masajes
de la uretra”. Esta colaboración de Lluria con Albarrán volvería a
repetirse cuando el insigne catedrático de Urología de la Universidad de París
se desplazó a Madrid en diciembre de 1907 para operar de una litiasis renal con
buenos resultados a la esposa del entonces presidente del Consejo de Ministros
de España, el político conservador Antonio Maura.
Sorolla hizo retratos tanto de Enrique como de María en 1910 cuando aún residían en Madrid. Estos cuadros están actualmente en paradero desconocido. El retrato de Enrique de medio cuerpo y semblante sobrio, que contiene la dedicatoria de Sorolla “A mi amigo Enrique Lluria”, fue vendido por sus descendientes a un particular en la década de los años 80 sin tener conocimiento de su actual localización. El retrato de María parece que acabó siendo comprado por un particular hacia 1926 y se le pierde la pista desde la época de la Guerra Civil. No se disponen de imágenes en color de este cuadro, en el que María aparece de cuerpo entero sentada en una jamuga, pero la historiadora Silvia Cernadas pudo localizar una fotografía de este retrato en blanco y negro en los archivos del Instituto del Patrimonio Cultural de España. Como gratitud a la amistad que Sorolla mantuvo con Enrique y María les regaló dos cuadros pintados en 1902, titulados “Estudios de mar” y “Una roca en el mar”, que colgaban expuestos de las paredes del castillo.
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Cómo citar este artículo:
Lancina Martín JA. Enrique Lluria Despau (1863-1925),
urólogo y humanista. Su matrimonio con la intelectual feminista María Vinyals
Ferrés y fundación de un sanatorio en el castillo de Soutomaior (Pontevedra) en
1911 [Internet]. Doctor Alberto Lancina Martín. Urología e Historia de la Medicina.
2020 [citado el]. Disponible en: http://drlancina.blogspot.com/2020/09/enrique-lluria-despau-1863-1925-urologo.html
Enhorabuena por l trabajo. Un cordial saludo
ResponderEliminarMaria Vinyals era descendiente de la casa Vinyals de Terrassa. Família muy acaudalada en su época, siglo XIX, venida a menos y fué la última persona en ostentar el apellido Vinyals como primer apellido. Con ella desapareció este linaje.
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