sábado, 25 de enero de 2025

Circuncisión de Jesús: Fundamentos bíblicos. Reliquia del Santo Prepucio. Representación en el arte cristiano


Santo Prepucio y Arte

La circuncisión representa un distintivo incuestionable del pueblo judío desde tiempos remotos, constituyendo uno de los principales rituales del judaísmo y una de sus celebraciones más señaladas. Para muchos investigadores, este ritual tiene un origen bíblico como un símbolo de la alianza que Dios estableció con el pueblo judío al ordenar la circuncisión del patriarca Abraham y su descendencia según revela el Antiguo Testamento. Con este pacto eterno, Abraham se compromete aceptar a Dios como la deidad de su pueblo a cambio de recibir el derecho divino de la tierra prometida como seña de ser el pueblo elegido. Al nacer Jesús como judío, en cumplimiento de la ley mosaica se procedió a su circuncisión a los ocho días posteriores a su nacimiento, momento en el que también se impuso su nombre de acuerdo al ceremonial hebreo. Posteriormente, cuando se cumplieron los cuarenta días de la purificación de la Virgen María, se produjo la presentación de Jesús al Señor en el Templo de Jerusalén. El prepucio extirpado a Jesús, denominado Santo Prepucio, ha formado parte de la leyenda de una de las muchas reliquias asociadas con Cristo, a la que se le han atribuido propiedades milagrosas. A lo largo del tiempo, diferentes abadías e iglesias de Europa han asegurado tenerlo en su poder, lo que ha sido motivo de varias polémicas.

Aunque Jesús fue circuncidado, sus seguidores dejaron de realizar este ritual pocos años después de su muerte, sobre todo por los mensajes difundidos por el apóstol Pablo, quien no lo consideraba necesario para la conversión al cristianismo ni para conseguir la salvación. Para los cristianos, la circuncisión espiritual tomó lugar sobre la circuncisión física. En los primeros momentos de la iglesia cristiana, los judíos cristianizados se sentían como una continuación de la religión judaica, como parte integrante del pueblo de Israel, al contrario de los cristianos gentiles que no se identificaban con las costumbres hebreas y sentían rechazo de la imposición de la circuncisión a los varones. Para resolver esta problemática se convocó el Concilio de Jerusalén, sobre el año 48 d. C., del que salió aprobado el Decreto Apostólico que posibilitaba una completa apertura de la iglesia cristiana a los gentiles, quedando estos liberados de la obligación de tener que convertirse al judaísmo y de cumplir con la ley mosaica y, en consecuencia, de la imposición de la circuncisión. Desde entonces, este ritual dejó de practicarse en la mayor parte del mundo cristiano. En la actualidad, el cristianismo no requiere la circuncisión ni tampoco la prohíbe siendo reemplazado este ritual judío por el sacramento del bautismo como un símbolo de la nueva alianza con Dios. No obstante, las distintas iglesias cristianas no han mantenido una postura uniforme sobre esta cuestión. Mientras que la iglesia ortodoxa oriental la condena enérgicamente, se sigue manteniendo el ritual en antiguas iglesias cristianas como la ortodoxa copta de Egipto y la ortodoxa de Etiopía y Eritrea, y también en algunas iglesias africanas como la iglesia nomiya de Kenia y algunas facciones en Zambia y Malawi; pero en todas estas iglesias, esta ceremonia no tiene la consideración de una conversión al judaísmo.