José Goyanes Capdevila fue un cirujano español, con especial dedicación a la cirugía vascular y también oncológica, que aportó importantes innovaciones en técnicas de sutura vascular siendo el primero en el mundo que utilizó un implante venoso para restablecer la circulación arterial. También cabe destacar su dominio en neurocirugía, cirugía pulmonar, plástica y tiroidea. Fue un gran publicista y también conferenciante habitual en diversos foros. Llegó a presidir importantes instituciones como el Instituto Nacional del Cáncer y la Asociación Española de Cirujanos. Fue editor de varias revistas médicas. Además de sus actividades profesionales y científicas fue un personaje polifacético con dimensión humanista que ejerció como literato, historiador, ensayista y viajero notable. Tuvo el debido reconocimiento en vida siendo distinguido con nombramientos, condecoraciones y honores por varias instituciones.
La anestesia intraarterial es
una aportación genuinamente española al campo de la anestesia regional que fue introducida
por José Goyanes después de comprobar que podían hacerse punciones en las
arterias sin que conllevase mayores complicaciones. Inició sus estudios en 1908
con experimentación animal publicando sus resultados en años sucesivos. Fue
perfeccionando la técnica y describiendo sus ventajas e inconvenientes, sobre
todo en relación con la anestesia intravenosa propuesta, casi al mismo tiempo,
por Bier. Sus conclusiones finales fueron expuestas en el IX Congreso
Internacional de Cirugía celebrado en Madrid en marzo de 1932. Por cierto, en
este mismo congreso fue cuando Achille Dogliotti presentó como original la
técnica de anestesia epidural ignorando la verdadera autoría para el cirujano
aragonés Fidel Pagés que ya la había publicado diez años antes.
Aunque el método de anestesia
intraarterial tuvo una adecuada difusión, incluso a nivel internacional, no
tuvo buena aceptación inicial y fue siendo utilizada cada vez con menos
frecuencia hasta casi su total abandono, lo mismo que había ocurrido con la
anestesia intravenosa. Sin embargo, la disposición de nuevos anestésicos
locales de mejores prestaciones y el magnífico desarrollo de la cirugía
ambulatoria hicieron que en los años 60 volviera a resurgir el interés por
estas técnicas anestésicas aunque con unas indicaciones muy limitadas. En la
década de los años 90, la anestesia intraarterial de Goyanes es introducida nuevamente
siendo indicada para la cirugía ambulatoria de la mano en pacientes artríticos
con venas frágiles y tortuosas y siempre que el tiempo de intervención no
supere los 90 minutos. Más recientemente ha sido aconsejada en niños con
difícil acceso venoso.
Perfil
biográfico
José Goyanes Capdevila nació
en Monforte de Lemos (Lugo) el 16 de junio de 1876. Realizó los estudios de
bachiller en los institutos de Lugo y A Coruña. En 1893 se desplazó a Madrid
para comenzar los estudios de medicina. Consiguió la licenciatura en 1900, con
muy buen expediente, y al año siguiente obtuvo el doctorado con una tesis sobre
la influencia de la tiroides en el crecimiento y desarrollo. En el Hospital Clínico
de San Carlos eligió la Clínica Médica para realizar su internado, pero fue requerido
por el profesor Alejandro San Martín para que pasara a la Clínica Quirúrgica. Este
profesor iba a ejercer una notable influencia en Goyanes y fue quien le inculcó
el interés por la investigación y por la cirugía, especialmente la vascular y
la oncológica. Con él colaboraría en estudios de cirugía experimental con
animales sobre anastomosis vasculares.
En 1902 fue ayudante del Museo
Anatómico y ese mismo año fue nombrado profesor auxiliar de Cirugía de la
Facultad de Medicina de Madrid. En 1905 obtuvo por oposición la plaza de
cirujano del Hospital General de Madrid, cargo que ocupó durante siete años. Simultaneó
el desempeño de esta plaza con el cargo de profesor agregado en la Facultad de
Medicina y con la atención de su consulta privada, que llegó a ser muy
concurrida por el gran prestigio que llegó a alcanzar en Madrid. Opositó a
cátedra pero quedó excluido, lo que le privó de una carrera universitaria que
le habría facilitado sus estudios de investigación y una mayor proyección
nacional e internacional.
Por aquellos años, la Corona
española decidió iniciar una campaña de lucha contra el cáncer. Para ello se hizo
construir el Instituto Príncipe de Asturias con fines asistenciales y el
Pabellón Victoria Eugenia destinado a la investigación, que más tarde acabarían
convirtiéndose en el Instituto Nacional del Cáncer. La inauguración tuvo lugar
en 1922 y José Goyanes fue elegido como el primer director. Una año más tarde
se creó la Liga Española contra el Cáncer del que fue comisario delegado. El
Instituto contaba con una dotación de 28 camas, quirófanos y área de consultas,
además de cuatro laboratorios de Radioterapia, Anatomía Patológica, Química
Biológica y de Experimentación Animal. En 1924 pudo contar con radium para
tratamientos. Goyanes fue cesado en 1935 por oscuros motivos, al ser acusado de
extravíos de este material radiactivo. Durante la guerra civil fue destinado a
Salamanca para la atención quirúrgica de heridos de guerra. A su finalización, regresó
a Madrid donde estuvo ejerciendo como cirujano hasta 1945, año en el que decidió
retirarse y desplazarse hasta las Islas Canarias por motivos de salud,
falleciendo en Santa Cruz de Tenerife el 17 de mayo de 1964 cuando contaba con
88 años de edad.
Tuvo el debido reconocimiento
por la comunidad científica siendo nombrado académico de número de la Real
Academia Nacional de Medicina en 1918, presidente de la Academia Médico-Quirúrgica
Española durante el periodo 1911-1912 y primer presidente de la Asociación
Española de Cirujanos en 1936. Fue el director y fundador de la revista
Archivos Españoles de Oncología y del Boletín de la Liga Española contra el Cáncer,
y también coeditor de la Revista Clínica de Madrid. Fue condecorado con la Gran
Cruz de la Orden Civil de Alfonso XII y fue nombrado Officier de la Légión
d’Honneur (Francia), doctor honoris causa
por la Universidad de Burdeos (Francia), caballero comendador de la Orden de
Santiago de la Espada (Portugal), socio de honor de la Academia Médica de
Gipuzkoa, de la Sociedad Internacional de Cirugía y la Sociedad de Cirugía de
Bruselas. Como tributo a su contribución a la medicina y a la cultura fue
publicado el Libro-Homenaje a Goyanes,
editado por Gaceta Médica Española en 1929-1930, que fue financiado por suscripción
popular y en el que participaron hasta 87 figuras de la ciencia y la cultura
española y extranjera. El 24 de junio de 2006 la Sociedad Centro de Angiología
y Cirugía Vascular le rindió un homenaje en Madrid con motivo del centenario de
la realización por Goyanes del primer bypass vascular en el mundo el día 12 de
junio de 1906.
Actividades
clínicas
Su principal actividad
quirúrgica fue dirigida hacia el campo de la cirugía vascular, por la que
sintió una especial predilección. Se puede considerar a Goyanes como uno de los
primeros cirujanos vasculares en España que llevó a cabo intervenciones de
notable dificultad y que además aportó varias innovaciones técnicas. Una de las
más conocidas es la endoaneurismorrafia, para la resolución del aneurisma de la
arteria poplítea, con restitución de la continuidad arterial mediante un bypass
in situ de la vena poplítea, conocida
como técnica de Goyanes-Lexer, y que fue publicada en El Siglo Médico en 1906. También
propuso el uso de suturas perforantes y reparadoras para las arterias y la seda
fina para la sutura arterial, ideó técnicas para las anastomosis arteriovenosas,
para la sustitución del uréter por la vena espermática, la reconstrucción del
conducto de Stenon con la vena transversal de la cara o para la anastomosis
mesentéricocava. Goyanes también diseñó nuevo instrumental quirúrgico como los
clamps para cirugía vascular o catéteres provistos de globo para oclusión temporal
de arterias. En algunos aspectos sus nuevas propuestas quirúrgicas se adelantaron
a las del cirujano vascular francés Alexis Carrel, premio Nobel de Medicina en
1912, pero la publicación de sus trabajos en revistas de ámbito solamente
español no trascendieron fácilmente más allá de nuestras fronteras.
Su amplio dominio y conocimiento
de la cirugía vascular, y tras demostrar que podían practicarse punciones
arteriales percutáneas sin que surgieran problemas, le llevó a considerar que
las arterias podían servir para administrar fármacos e incluso agentes
anestésicos. Es así como propone la anestesia regional intraarterial para
cirugía de miembros, la administración intraarterial regional de
quimioterápicos para el tratamiento de la tuberculosis o la narcosis cerebral
por vía carotidea.
Pero su actividad quirúrgica
se extendió también a otros campos. En neurocirugía abordó intervenciones de
grandes traumatismos y cuerpos extraños craneales, derivaciones por
hipertensión intracraneal, extirpación del ganglio de Gasser para la neuralgia
del trigémino, resección de tumores intracraneales e intervertebrales y el
tratamiento quirúrgico de la siringomielia. Para cirugía torácica diseñó una
caja de madera y cristal con cierre hermético para intervenciones de tórax que
permitía elevar la presión. Intervino varios procesos pulmonares como quistes
hidatídicos, bronquiectasias e inversión de costillas para colapsar el pulmón, y
adelantó que la cirugía pulmonar podría llegar a convertirse en una nueva especialidad
quirúrgica. En cirugía plástica dejó constancia de que los tejidos embrionarios
prenden más fácilmente que los adultos. Realizó ofrioplastias, plastias
cutáneas y osteoplastias para evitar en lo posible la amputación por heridas de
guerra. En oftalmología realizó blefaroplastias y cirugía orbitaria y de
cavidades vecinas, y diseñó en 1929 un procedimiento para la determinación
subjetiva del astigmatismo. También fue muy reconocido en la cirugía de la tiroides
y el cáncer de laringe. El célebre cirujano alemán Ferdinand Sauerbruch quedó
admirado por la destreza y rapidez de Goyanes en operar un bocio tiroideo.
La oncología fue otra de sus
prioridades llegando a hacer investigaciones en el laboratorio propio que tenía
instalado en el jardín de su residencia familiar, sobre todo en el campo de la
etiopatogenia y el diagnóstico de los tumores. Realizó estudios sobre la
producción de sarcomas por virus en la cresta del gallo, la influencia de los
parásitos en la génesis de tumores, la etiología múltiple de los tumores
malignos, el diagnóstico de los tumores por pruebas serológicas y los estudios
estadísticos de mortalidad por cáncer en España. Fue partidario de practicar intervenciones
amplias en la cirugía oncológica ya que a su juicio “la gran cirugía se hizo para tratar el cáncer, y es la más extensa, la
más plástica y la más difícil”. Propuso la mamografía con rayos blandos
para el diagnóstico del cáncer de mama, técnica que más adelante perfeccionaron
y popularizaron Leborgne y Cohen.
Aportaciones
científicas
Goyanes fue un gran publicista,
llegando a publicar más de 250 trabajos en distintas revistas sobre variados
temas, particularmente en el campo de la cirugía vascular y oncológica. En su
primera publicación Sobre la
angioplastia. Contribución al estudio de la cirugía de los vasos (1905)
expone sus primeras experiencias en cirugía vascular experimental. En la
comunicación presentada en la Academia Médico-Quirúrgica Española Un caso de pie equino traumático habitual
(1906) describe una tenotomía del tendón de Aquiles, la enucleación del
astrágalo y sutura a la arteria tibial posterior, técnica hasta entonces sólo
realizada en España por Ortiz de la Torre. En sus artículos publicados en El
Siglo Médico durante 1906, bajo el título Nuevos
trabajos de cirugía vascular hace referencia a la substitución plástica de
las arterias por venas (arterioplastia venosa) que describe como un nuevo método
del tratamiento de los aneurismas. En Sobre
la sutura lateral y circular de las venas (1907) muestra un caso de
resección y sutura circular de la vena subclavia. En el artículo Un caso de herida de la arteria femoral
profunda. Aneurisma difuso consecutivo (1909) describe su resolución por
sutura arterial. En 1911 presenta en Madrid una extensa memoria sobre La sutura en cirugía del sistema vascular.
Importante es el trabajo Sobre el cateterismo
de las arterias y de las venas (1918), donde pone de manifiesto las
ventajas clínicas del cateterismo de los vasos. En Ideas antiguas y modernas acerca del tratamiento quirúrgico de los
aneurismas (1923) hace una reflexión histórica del tratamiento de los
aneurismas. Sus conocimientos y experiencias sobre esta patología van a
culminar en un monográfico titulado Cirugía
de los aneurismas. La ligadura y la sutura de los vasos (1942).
Gregorio Marañón entrega el Libro-Homenaje a José Goyanes (en el centro de la imagen) durante el acto celebrado en la Real Academia Nacional de Medicina en Madrid en julio de 1930 |
Otro tema que fue motivo de
sus publicaciones fue el referido a la administración de fármacos por vía
intraarterial con fines anestésicos y terapéuticos. Los primeros artículos
sobre anestesia regional intraarterial son publicados en 1909 a los que seguirán
nuevas publicaciones como después quedará señalado. En el estudio Tratamiento quimioterápico directo por la
vía arterial de las tuberculosis locales (1914) describe su original método
de tratamiento regional intraarterial de la tuberculosis. A raíz de su
nombramiento como director del Instituto Nacional del Cáncer, sus publicaciones
se van a centrar en la oncología. Publica un estudio estadístico Sur la mortalité par le cancer en Espagne
pendant les vingt premières années du siècle present (1925) en colaboración
con José Die. Son también de destacar los artículos Tratamiento quirúrgico del cáncer (1931) y Sobre el problema etiológico del cáncer (1934). El 5 de diciembre
de 1930 pronuncia en Madrid una conferencia con el título de Relación de las sífilis con el cáncer. Valor
de la lucha antivenérea desde el punto de vista oncológico. Otras
publicaciones de interés son Terapéutica
de las estrecheces del esófago, con exposición de un nuevo procedimiento,
modificación del cateterismo sin fin de von Hacker (1912), Sobre un foco de bocio y cretinismo
endémicos en los valles altos del Tormes y del Alberche (1918), Cirugía del tiroides (1930), La transplantación en cirugía (1920), Casuística de cirugía del pulmón (1925),
Quiste dermoide del pulmón (1932) o Cirugía conservadora de los huesos
(1932). En 1917 pronunció una conferencia en la Real Academia Nacional de
Medicina en Madrid sobre Estado actual de
la cirugía plástica, sus problemas y sus conquistas. Incluso publicó artículos
de temática urológica como Un nuevo
procedimiento de nefropexia (1906), Sencillo
procedimiento para reconocer la presencia de la vejiga en el contenido hernial
durante las operaciones (1909) o La
ureterostomía como operación de urgencia (1919).
Dimensión
humanística
A los méritos científicos y
las grandes cualidades como cirujano de José Goyanes, se unía la posesión de
una vasta cultura y marcado sentido humanístico que le llevó a pronunciar
conferencias y a escribir sobre diversos campos del conocimiento humano. En
cierto modo, su perfil biográfico es coincidente con el de su contemporáneo
Gregorio Marañón del que, por cierto, compartió una estrecha amistad. Tenía
dominio de los idiomas alemán, francés e italiano. De sus conocimientos de
lenguas y culturas clásicas dieron testimonio sus publicaciones La leyenda y el culto de Esculapio en la
Grecia antigua (1925) y Excursiones
artísticas por Grecia (1926) que son fruto del viaje realizado a Grecia
para profundizar en la cultura y medicina griega clásicas. En su recorrido por
la historia de la medicina, dejó reflejados a varias figuras como Jean
Bergonié, el célebre cancerólogo francés, en una conferencia pronunciada en
1925 en el Instituto Francés de Madrid durante una velada necrológica. En San Martín y su obra (1926) hace un
rendido homenaje al ilustre cirujano que siempre va a considerar como su
maestro. Su inclinación sobre la patología vascular le conduce a revisar la
figura de Miguel Servet publicando el artículo Miguel Servet, teólogo, geógrafo y médico, descubridor de la circulación
de la sangre. Su vida y sus obras, sus amigos y enemigos (1933). En la Real
Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba pronuncia en 1935
la conferencia La personalidad médica de
Maimónides, en referencia al famoso médico y teólogo judío de origen
cordobés. En La cirugía de Abulcasis
(1953) ensalza la figura del médico andalusí. También hizo referencias sobre sus
contemporáneos Santiago Ramón y Cajal y Agustín del Cañizo.
Como ensayista analizó diversos
aspectos psicológicos como en Introducción
a la psicología del chiste (1929), Ensayo
sobre los tipos psicosomáticos de El Quijote (1931), Del sentimiento cómico en la vida y en el arte: Ensayo estético-
psicológico (1932), Introducción a la
psicopatología de las vivencias místicas (1934) o La sátira contra los médicos y la Medicina en los libros de Quevedo
(1934). Otros personajes quedaron retratados en sus escritos como Velázquez. Su vida y su obra (1936), El Greco, pintor místico (1936) o El tipo psicofísico de don Miguel de Unamuno
(1954). También llegó a enjuiciar las ideas biológicas de Goethe. Hizo
incursiones en el pensamiento filosófico con el análisis del existencialismo,
la virtud, la sexualidad, el bien y el mal, el misticismo alemán y la mística
religiosa en Aristóteles, Séneca, San Agustín, Kant y Mahoma. Incluso se
atrevió a publicar unos versos en Crisotemis:
Poemas breves de la vida breve (1925) y en Los Atlantes: Epopeya de los castellanos por el mar (1935), aunque
sin demasiada fortuna.
Compartió amistad con
Ferdinand Sauerbruch, William y Charles Mayo, Rudolph Matas, Alexis Carrel,
Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala entre otros. En
1922 recorrió junto a Gregorio Marañón y Enrique Bardají la región deprimida de
Las Hurdes (Cáceres) como miembro de una comisión oficial que se había
constituido. Sobre esta experiencia escribieron el informe El problema de las Hurdes es un problema sanitario. Avance de la
Memoria sobre el estado sanitario de Las Hurdes, redactado de orden del
Gobierno de Su Majestad por la Comisión compuesta por los doctores Goyanes,
Bardají y Marañón, que se publicó en la revista La Medicina Ibera en 1922. Sobre
este tema publicó además Las Hurdes,
baldón de España el 15 de junio de 1922 en el diario El Sol.
Introductor
de la anestesia intraarterial
Dado el dominio que Goyanes
tenía sobre la patología arterial y, tras comprobar que podían practicarse
punciones arteriales por vía percutánea sin que surgieran complicaciones, pensó
en utilizar esta vía para la administración de agentes anestésicos de forma
regional en las extremidades previa isquemia mediante vendajes oclusivos. Después
de realizar experimentos con perros, a principios de 1908 en el laboratorio de
Fisiología de la Facultad de Medicina, en el mes de noviembre de ese mismo año practicó
las primeras anestesias intraarteriales en pacientes con resultados
satisfactorios, siendo plenamente consciente de lo novedoso de la técnica
cuando él mismo señala que “gracias a mis
estudios anteriores de cirugía de los vasos, pretendí en dichos experimentos
emplear una nueva vía, quizá utilizable en la clínica…hasta entonces no
utilizada, fueron las arterias” .Por tanto, Goyanes puede ser considerado
el introductor mundial de una nueva variante de anestesia regional por
administración intraarterial de los anestésicos.
Las primeras publicaciones
sobre la nueva técnica aparecen en 1909 en la Revista Clínica de Madrid y en El
Siglo Médico con el título Un nuevo
método de anestesia regional, y que previamente había presentado en una
comunicación a la Academia Médico-Quirúrgica Española en noviembre de 1908. Una
nueva publicación Anestesia arterial
aparece en Revista de Medicina y Cirugía Práctica en 1910. En el III Congreso
Nacional de Cirugía celebrado en mayo de 1910, Goyanes presenta una serie de 23
casos con anestesia intraarterial (12 intervenciones de miembro superior y 11
de miembro inferior) con un solo fracaso en un paciente con amputación
supracondílea. En sucesivas publicaciones, señala resultados satisfactorios en
todos los casos de cirugía en miembros superiores y también para la cirugía del
pie. Interesante y extenso es el trabajo La
anestesia por la vía arterial que publica en la Revista Clínica de Madrid
en 1912, después de su exposición en el discurso inaugural del curso 1912-1913
de la Academia Médico-Quirúrgica Española. El artículo La voie arterielle en chirurgie publicado en 1922 en Archivos de
Medicina, Cirugía y Especialidades, sobre una conferencia pronunciada en la Facultad
de Medicina de París, y el opúsculo Nuestro
método de anestesia arterial en la exéresis de las neoplasias del miembro
superior publicado en 1931 en una imprenta de Bruselas, posibilitarán la
difusión de su técnica a nivel internacional. Después de más de 20 años de
estudios, José Goyanes tiene la excepcional oportunidad de resumir sus
experiencias en una ponencia presentada al IX Congreso Internacional de Cirugía
celebrado en Madrid en marzo de 1932.
La técnica original de anestésica
intraarterial descrita por Goyanes consistía en los siguientes pasos:
1. Isquemia del miembro mediante
venda de Esmarch, previa elevación del mismo durante unos minutos para
facilitar el drenaje venoso, se coloca por encima de la venda cerca de la axila
un tubo compresor, se retira la venda de Esmarch y se coloca un segundo tubo
compresor por debajo de la región operable quedando, por lo tanto, esta zona
limitada por los dos tubos constrictores circulares.
2. Disección de la arteria a
cateterizar mediante infiltración subcutánea de novocaína al 5 por 1000. En un
principio propuso para cirugía del brazo la cateterización de la arteria
humeral, para el antebrazo la arteria cubital o mejor la radial, la misma que
para la mano; y para la cirugía del muslo la cateterización de la arteria
femoral, para la rodilla la misma arteria o la poplítea, para la pierna la
arteria tibial anterior, la misma que para el pie o también la arteria pedia.
Sin embargo, las dificultades técnicas que conllevaba la disección de las
arterias en los segmentos más proximales de los miembros hizo que más tarde
Goyanes simplificara la técnica accediendo solamente por las arterias más
distales. Para el miembro superior se diseca la arteria radial con inyección
del anestésico hacia la periferia cuando se interviene la mano (anestesia
directa o descendente) o medialmente cuando se interviene el antebrazo, codo o
brazo (anestesia ascendente o retrógrada). Para el miembro inferior disección
de la arteria pedia con cateterización descendente para la cirugía del pie y
ascendente para la cirugía de la pierna, rodilla y muslo.
3. El anestésico utilizado fue
la novocaína, en disolución acuosa al 0.5 por 100 con 4 g de cloruro sódico por
litro, inyectada con una jeringa análoga a la de Roux en cantidades de 30, 50 o
100 cc según la extensión de la zona que se va a anestesiar y con
administración muy lenta. La penetración del anestésico produce inicialmente en
el paciente una sensación de calor. La insensibilidad se alcanza de forma
inmediata, con total ausencia de dolor pero sin desaparecer completamente la
sensación táctil. La sensibilidad se recupera en unos minutos, una vez que se
desactivan los tubos compresores. Para evitar efectos tóxicos sistémicos de los
anestésicos debe dejarse fluir sangre por la sección arterial previa a la
descompresión.
El principal inconveniente de
la técnica era la necesidad de disecar las arterias para su punción, aunque el
método simplificado del cateterismo de las arterias distales facilita mucho el
procedimiento. Las principales ventajas son las de evitar una anestesia
general, por las complicaciones que plantea o cuando está contraindicada, y
cuando otro tipo de anestesia regional no es suficiente o está dificultado. Goyanes
considera superior la anestesia intraarterial respecto a la intravenosa de
Bier, pues esta es más insuficiente precisando mayor cantidad de anestésico. Goyanes
aconsejaba la técnica para cirugía de extremidades superiores y también
inferiores, particularmente para cirugía del pie, aunque como el mismo dice “hasta ahora he empleado la anestesia
intraarterial solamente en operaciones de las extremidades, donde la isquemia
se obtiene con facilidad, pero tengo la esperanza de que una modificación de la
técnica permita emplearla en otras regiones y en otros órganos”.
La anestesia intraarterial no
tuvo mucha aceptación cuando fue propuesta por Goyanes, aunque tuvo algunos seguidores
como Vigueras, Esteban, Oppel, Ransohoff o Nasseti. En el manual de anestesia Local and regional anesthesia de Carroll
W. Allen, editado en 1918, fue incluido un capítulo sobre la anestesia
intraarterial pero sin lograr mayor repercusión. Con el paso del tiempo volvió
a ser reconsiderada por algunos autores. En 1965, Van Niekerk y Coetzee publican
una serie de 306 casos, usando lignocaína al 0.5% y consiguiendo resultados
satisfactorios para cirugía de extremidades superiores aunque la desaconsejan para
los miembros inferiores por inadecuada anestesia. En los años 90 hubo un nuevo
resurgir de la técnica por el grupo de Koscielniak-Nielsen recomendándola en pacientes
artríticos con venas frágiles y tortuosas, y siempre que la duración de la
intervención fuera inferior a 90 minutos. Otra indicación sería para cirugía
ambulatoria de la mano en pacientes con dificultades de acceso venoso. En
algunos casos observaban una desagradable sensación de calor inmediato a la
inyección de la lignocaína, pero sin encontrar efectos sistémicos.
A principios del presente
siglo, Lee y también Hartnell usaron lidocaína intraarterial para evitar el dolor
que se produce durante la realización de una angiografía periférica o para la
embolización hepática o esplénica. En 2005, Zhan utilizó también este
anestésico inmediatamente después de la embolización de fibromas uterinos,
consiguiendo un buen control del dolor. Más recientemente, el interés por la
administración intraarterial de agentes anestésicos se ha centrado en la
dificultad en el acceso intravenoso, fundamentalmente en pacientes pediátricos.
En 1988, Nicolson empleó una cánula arterial para administración de pancuronio
y fentanilo en un neonato. La buena experiencia inicial hizo que repitiera la
técnica en otros 50 niños de todas las edades. Fikkers en 2006 utiliza una
cánula, colocada accidentalmente en la arteria femoral, para la administración
de fluidos y atropina durante la anestesia de un niño de 14 meses. Un año más
tarde, Joshi y Tobias utilizaran la vía intraarterial para administración de
fluidos, vancuronio, atropina y fentanilo en dos casos de niños de 10 y 12
meses con cardiopatía congénita cianótica severa. Boucek y El Magd, en 2006, defienden
la vía intraarterial para anestesia en cirugía del trasplante para pacientes
con dificultades de acceso intravenoso. En octubre de 2010, durante las
sesiones de la Reunión Anual de la American Society Anesthesiologists, Hopmeier
y Roy presentan una comunicación haciendo un relato histórico de la anestesia regional
intraarterial, reconociendo la autoría inicial para José Goyanes.
José Goyanes puede ser
considerado como una de las figuras más sobresalientes de la cirugía española
en la primera mitad del pasado siglo que, además de sus meritorias cualidades quirúrgicas,
se debe destacar también su trabajo en investigación experimental con animales
y su amplia cultura y dotes humanísticas. El reconocimiento que tuvo en vida no
tuvo continuidad con el que se le dispensó después de su fallecimiento. Posiblemente
el retiro voluntario a las Islas Canarias en los últimos años de su vida, sin ejercer
actividad científica y social alguna, y sus conocidas ideas liberales y progresistas,
en contraposición con el poder establecido después de la Guerra Civil, pudieron
ser la causa de este olvido.
Para Goyanes, las cualidades
que debe reunir un buen cirujano son el oficio, la ciencia y el arte. Ensalzaba
la práctica quirúrgica y describió al cirujano como “un médico que además sabe operar”. Su labor divulgadora y de
formación de nuevos cirujanos fue permanente ya que pensaba que “todo cirujano está obligado a enseñar
desinteresadamente su ciencia y su arte a los alumnos y médicos que deseen
aprender”. Con su exclusión para la cátedra, la universidad española perdió
a un extraordinario docente que sin duda hubiese creado una escuela de prometedores
cirujanos. La erudición de Goyanes se extendía a múltiples áreas del
conocimiento humano y a decir de Pérez Ayala “su curiosidad es ilimitada…con Goyanes se pueda hablar de todo”. Su
dimensión humanística era considerada por él como consustancial a la profesión
médica y la justificaba “para luchar
contra la pesantez de sumergirse totalmente en las labores del oficio médico”.
Sus aportaciones a innovadores
técnicas en cirugía vascular serían suficientes para su entrada por la puerta
grande de la historia de la medicina, pero además contribuyó al avance de la
anestesia regional proponiendo una original técnica por administración
intraarterial de los agentes anestésicos que, aunque encontró dificultades de
aceptación por su complejidad técnica, aún hoy en día merece ser tenida en
cuenta. La indicaciones actuales de la anestesia regional intraarterial son muy
limitadas, restringiéndose prácticamente su uso para la cirugía ambulatoria de
la mano cuando existan dificultades de acceso venoso. Otra indicación sería
para administrar agentes anestésicos, como complemento a la anestesia general,
cuando la punción venosa es inaccesible.
Cómo citar este artículo:
Lancina Martín JA. José Goyanes Capdevila: La aportación española a la anestesia regional por vía intraarterial [Internet]. Doctor Alberto Lancina Martín. Urología e Historia de la Medicina. 2015 [citado el]. Disponible en: https://drlancina.blogspot.com/2015/01/jose-goyanes-capdevila-la-aportacion.html
Lancina Martín JA. José Goyanes Capdevila: La aportación española a la anestesia regional por vía intraarterial [Internet]. Doctor Alberto Lancina Martín. Urología e Historia de la Medicina. 2015 [citado el]. Disponible en: https://drlancina.blogspot.com/2015/01/jose-goyanes-capdevila-la-aportacion.html
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