Los pasados días 18 al 20 de enero de 2013 se celebró en
Roma el 10º Meeting Anual de la Sección de Oncología (ESOU) de la Asociación Europea
de Urología, con sede en el Sheraton Congress Centre y asistencia de más de 800
congresistas provenientes de unos 50 países distintos. La organización estuvo a
cargo del Prof. Maurizio Brausi, responsable de la ESOU, y el Prof. Vincenzo
Altieri como presidente de la organización local. En la reunión se abordaron
distintos aspectos sobre el diagnóstico y tratamiento del cáncer renal,
prostático, vesical, de vías urinarias, testicular y de pene. También se
celebró una nueva sesión STEPS, en la que participaron 15 jóvenes urólogos,
desarrollándose una Mesa sobre cáncer de próstata dirigida por P. Hammerer, una
sobre cáncer de vejiga dirigida por M. Soloway y otra sobre cáncer de riñón dirigida
por H. Van Poppel.
Sheraton Congress Centre de Roma. Sede del Meeting |
Cáncer de próstata
Según el estudio ERSPC, los pacientes sometidos a cribado poblacional tienen mayor supervivencia por cáncer de próstata que el grupo control, pero el sobrediagnóstico sigue siendo un motivo de preocupación. El cribado con PSA consigue reducir la mortalidad cáncer-específica, según estudios de la EORTC, pero a consta de pruebas y tratamientos que, en algunos casos, pueden ser innecesarios. Se postula la ética de la información, poniendo en conocimiento del paciente de los riesgos y beneficios del cribado para cada caso, teniendo en cuenta, además de la edad y PSA, los factores étnicos, historia familiar y valoración del tacto rectal.
Se especula que la inflamación crónica de la próstata pueda
ser un factor inductor de carcinogénesis. La inflamación ocasiona aumento de la
proliferación celular y formación de radicales libres que causan daño celular y
genómico. Se ha observado un riesgo aumentado de padecer cáncer de próstata en
pacientes con prostatitis crónica.
Para tumores de bajo riesgo se han propuesto todo tipo de
tratamientos: prostatectomía radical, radioterapia externa, braquiterapia o
terapia focal, cada una con pros y contras, sin que existan ventajas claras de
uno sobre otro. Pero existe el riesgo de sobretratamiento con el inconveniente además
de los efectos secundarios asociados que pueden afectar a la calidad de vida de
muchos pacientes, y para evitar este problema se ha propuesto la vigilancia activa. No obstante, este
proceder ha tenido pocos seguidores a pesar de haber mostrado su utilidad en
muchos pacientes. La vigilancia activa
ha sido rechazada por factores legales, económicos y emocionales
(cancerofobia), pero el mayor obstáculo ha sido la falta de criterios que
permitan distinguir entre tumores indolentes de los agresivos en el momento de
la biopsia. Los nomogramas son poco útiles para establecer un pronóstico. Recientemente
se ha propuesto el estudio de factores de expresión genética en células
cancerosas que nos ayuden a diferenciar estos tumores. Solamente los pacientes
con expresión genética mala, serían
los candidatos para un tratamiento invasivo.
En los tumores de alto riesgo se propone radioterapia
externa y hormonoterapia como primera opción terapéutica. El problema del
tratamiento hormonal son los riesgos cardio-vasculares. Algunos proponen la
prostatectomía radical en estos pacientes como un tratamiento de primera
opción, debido a que algunos estudios han mostrado una reducción de muerte
cáncer-específica respecto a los tratados con radioterapia externa, pero serán
precisos más estudios de carácter prospectivo que comparen estas dos
modalidades de tratamiento.
Aspecto general de la sala del Meeting |
Entre los pacientes sometidos a prostatectomía radical por
tumor localizado, un tercio muestran algún factor patológico adverso (márgenes
positivos, invasión de cápsula, infiltración de vesículas seminales…). El
manejo de estos pacientes es controvertido. Algunos estudios han demostrado
beneficios de la radioterapia externa adyuvante, con menor recurrencia
bioquímica que los controles, pero no debemos olvidar los efectos secundarios
de la irradiación. El mayor problema se plantea con los pacientes con márgenes
positivos. Se pueden radiar de inmediato o esperar, con monitorización de PSA,
indicando radioterapia externa en el momento de la recidiva bioquímica.
Un 30% del total de los pacientes sometidos a prostatectomía
radical o radioterapia externa desarrollarán recurrencia local o a distancia a
los 10 años después de la terapia. Un 50-60% los de alto riesgo y un 10% los de
bajo riesgo. No obstante, solamente un 15% fallecerán por el cáncer. Se
considera recidiva bioquímica con un PSA superior a 0.2 ng/ml después de
prostatectomía, y un PSA superior a 2.0 ng/dl por encima del NADIR después de
radioterapia. Para el diagnóstico de recidiva, la resonancia magnética
endorrectal multiparamétrica parece una técnica más segura que la biopsia
transrectal guiada por ultrasonidos. El PET/CT colina es también útil incluso
con bajos niveles de PSA. La gammagrafía ósea y el TC/RMN están indicadas
cuando PSA superior a 20 ng/dl o velocidad de PSA superior a 20 ng/dl/año. Asimismo el PET/CT
colina y TC/RMN son técnicas útiles para la detección de adenopatías. Si existe
afectación ganglionar, algunos autores proponen la realización de
linfadenectomía de rescate para así evitar los efectos secundarios de la
hormonoterapia.
La prostatectomía radical de rescate puede estar indicada
después del fallo de la radioterapia. Los pacientes que más se benefician de
este procedimiento son aquellos que fueron tratados con LDR radioterapia o
tenían enfermedad órgano-confinada. También aquellos que, previamente a la
irradiación, mostraban un muy lento PSA-doubling
time (más de 12 meses) o que en la biopsia tenían menos del 50%
de carga tumoral. Algunos proponen este intento curativo como primera
posibilidad antes de la hormonoterapia.
En pacientes sometidos a radioterapia externa o braquiterapia, un 30% tendrán recidiva bioquímica, mayormente por recidiva local que por enfermedad metastásica. Por tanto, la mayoría puede beneficiarse de un tratamiento de rescate con intención curativa, aunque el proceder habitual es ofrecer hormonoterapia. Se puede indicar una prostatectomía radical de rescate o un tratamiento mínimamente invasivo como braquiterapia de rescate, crioterapia total o focal e HIFU. Con estas modalidades de tratamiento se han reportado una supervivencia libre de enfermedad a 5 años superior al 50%. Para estas terapias es preceptivo una biopsia de confirmación de recidiva y demostrar ausencia de enfermedad metastásica. Los resultados son mejores si el PSA previo es menor a 4 ng/dl, y el PSA NADIR post-terapia es menor de 1 ng/dl. El HIFU tiene mayor riesgo de fístula recto-uretral.
Se están estudiando varios agentes para el tratamiento de los pacientes con cáncer resistente a la castración. La abiraterona bloquea los enzimas productores de testosterona suprarrenal, en teste y tumor prostático. Con el uso conjunto con prepnisona se consigue una reducción del 26% del riesgo de muerte por tumor, en pacientes con fallo previo con quimioterapia basada en docetaxel. El MDV3100 (enzalutamida), un antagonista de los receptores androgénicos, ha mostrado una reducción del 37% de riesgo de muerte por tumor, con fallo previo de docetaxel. Otros agentes en estudio son el sipuleucel-T, denosumab, cabazitaxel, prevail, TAK-700, tasquinimod, cabozantinib y otros. La heterogenidad celular de este tumor nos obliga a una individualización del tratamiento.
En pacientes sometidos a radioterapia externa o braquiterapia, un 30% tendrán recidiva bioquímica, mayormente por recidiva local que por enfermedad metastásica. Por tanto, la mayoría puede beneficiarse de un tratamiento de rescate con intención curativa, aunque el proceder habitual es ofrecer hormonoterapia. Se puede indicar una prostatectomía radical de rescate o un tratamiento mínimamente invasivo como braquiterapia de rescate, crioterapia total o focal e HIFU. Con estas modalidades de tratamiento se han reportado una supervivencia libre de enfermedad a 5 años superior al 50%. Para estas terapias es preceptivo una biopsia de confirmación de recidiva y demostrar ausencia de enfermedad metastásica. Los resultados son mejores si el PSA previo es menor a 4 ng/dl, y el PSA NADIR post-terapia es menor de 1 ng/dl. El HIFU tiene mayor riesgo de fístula recto-uretral.
Se están estudiando varios agentes para el tratamiento de los pacientes con cáncer resistente a la castración. La abiraterona bloquea los enzimas productores de testosterona suprarrenal, en teste y tumor prostático. Con el uso conjunto con prepnisona se consigue una reducción del 26% del riesgo de muerte por tumor, en pacientes con fallo previo con quimioterapia basada en docetaxel. El MDV3100 (enzalutamida), un antagonista de los receptores androgénicos, ha mostrado una reducción del 37% de riesgo de muerte por tumor, con fallo previo de docetaxel. Otros agentes en estudio son el sipuleucel-T, denosumab, cabazitaxel, prevail, TAK-700, tasquinimod, cabozantinib y otros. La heterogenidad celular de este tumor nos obliga a una individualización del tratamiento.
Coliseo Romano. Roma |
Cáncer de vejiga
En pacientes con cáncer de vejiga no músculo-invasor de alto
riesgo, la cistectomía radical es el tratamiento recomendado cuando falla la
terapia endovesical con BCG. Para algunos pacientes este proceder puede ser un
sobretratamiento, por lo que se han estado investigando nuevas alternativas
menos invasivas. La hipertermia inducida por microondas (MW-TCT) en combinación
con mitomycin C puede reducir hasta en un 59% la recurrencia comparado con
solamente mitomycin C. El EMDA de mitomycin C también ha sido utilizado,
mejorando período libre de enfermedad, tasa de recurrencia, tasa de progresión
y mortalidad total y cáncer-específica respecto a solamente BCG. El problema es
seleccionar a los pacientes que pueden beneficiarse de estos tratamientos.
La vigilancia activa puede estar indicada en pacientes con
tumores de vejiga Ta de bajo grado que recidivan, sin necesidad de efectuar
RTU, por el bajo riesgo de progresión, evitando así un procedimiento invasivo.
Estos pacientes deben ser controlados con cistoscopia y citología de orina cada
3-4 meses durante el primer año. Como alternativa a la RTU se contempla el
láser, la coagulación o instilaciones vesicales de citostáticos. Son malos
candidatos para vigilancia activa los tumores grandes recurrentes y los
pacientes fumadores.
Las instilaciones con BCG pueden inducir toxicidad vesical y
sistémica. Para reducir estos efectos adversos se puede optar por BCG a bajas
dosis y el uso de terapia antibacteriana (ofloxacino 200 mg, 2 veces después de
cada instilación). Las instilaciones en unidades especializadas con personal
experimentado reducen estos efectos adversos.
La morbi-mortalidad de la cistectomía radical en pacientes
de más de 75 años ha disminuido mucho en la actualidad (con mortalidad muy por
debajo del 7,5%), por mejoría de la técnica quirúrgica y anestésica, y de cuidados
postoperatorios. La derivación con vejiga ortotópica ha sido indicada en
pacientes más jóvenes, sin embargo, hoy en día, supone una opción aceptable
para los pacientes más añosos, aunque esta decisión debe ser individualizada
teniendo en cuenta la comorbilidad de cada paciente.
En pacientes añosos con cáncer de vejiga músculo-invasor, la
combinación de quimioterapia combinada con radioterapia supera a la opción de
sólo radioterapia. La combinación de 5-fluoruracilo y mitomycina C con
radioterapia convencional suele ser bien tolerado clínicamente (incluso con
presencia de insuficiencia renal), con baja necesidad de cistectomía de rescate
(solamente en 11% de los casos), y con un 48% de supervivencia a los 5 años. La
quimioterapia basada en cisplatino también es útil en estos pacientes.
En cáncer de vejiga músculo-invasor hay evidencia de mejores
resultados con quimioterapia neoadyuvante que adyuvante. La neodyuvancia,
basada en combinación con cisplatino, estaría indicada en tumores localmente
extendidos y con enfermedad metastásica en el momento del diagnóstico. Con este
procedimiento se consigue una mejor supervivencia con presencia de enfermedad
micrometastásica, buena respuesta en combinaciones con cisplatino, mejor
tolerancia del paciente y preservación de la vejiga. Los inconvenientes son el
retraso en realizar una terapia curativa y la posibilidad de recidiva en
pacientes con vejiga conservada. En tumores pT2, la cistectomía puede ser un
sobretratamiento en muchos pacientes.
Fontana de Trevi. Roma |
Cáncer de riñón
En tumores ≤4 cm, la biopsia percutánea se reserva para casos de pacientes añosos, con comorbilidad significativa, compromiso de la función renal, corta esperanza de vida o riesgo quirúrgico elevado. Si se confirma la malignidad de la lesión se decidirá vigilancia activa o una terapia ablativa. Para los otros tumores se indica nefrectomía parcial, sin necesidad de biopsia. Otras indicaciones de biopsia serían en pacientes con enfermedad metastásica (sin proceder a nefrectomía) para tener confirmación histopatológica. La biopsia se debe evitar cuando se sospecha un posible tumor de urotelio, tumor quístico o angiomiolipoma (por el riesgo de hemorragia).
Los tumores de pequeño tamaño (≤4 cm) son frecuentemente
diagnosticados, de forma incidental, por el uso generalizado de exploraciones
por imagen. Su historia natural no está bien definida. Tienen un ritmo de
crecimiento lento (unos 0,31 cm/año) y limitada tendencia a la progresión. La
mayoría cursan de forma asintomática. El tratamiento estándar es la cirugía
(tumorectomía) con muy buenos resultados. En pacientes añosos, con riesgo
quirúrgico alto y limitada esperanza de vida, y aquellos que rechazan la
cirugía, se debe proponer vigilancia activa recurriendo a cirugía si existe un
rápido crecimiento.
La cirugía laparoscópica y robótica está indicada para
cirugía conservadora del tumor renal con buenos resultados oncológicos,
quedando relegada totalmente la cirugía abierta. La cuestión está en elegir el
procedimiento que sea menos lesivo para el riñón. La isquemia es un factor
nocivo y debe evitarse siempre que sea posible. Cuando sea necesaria la
isquemia se debe reducir el tiempo al máximo y, mejor aún, usando hipotermia y
fármacos preservadores.
Presentación de una de las sesiones del Meeting |
Cáncer de vías
En pacientes con tumores de urotelio superior, se recomienda
la linfadenectomía pues permite mejor estadiaje y mejora la supervivencia. El
problema es que no están bien establecidos los límites de la misma, dependiendo
de la localización del tumor en el uréter y pelvis-cálices. Es preciso tener un
mejor conocimiento anatómico de las vías de drenaje de los vasos linfáticos en
el retroperitoneo.
La mayoría de los tumores de urotelio superior son
músculo-invasores y más agresivos que los tumores de vejiga. Los tumores
superficiales constituyen solamente un tercio de los inicialmente
diagnosticados, y tienen una historia natural más favorable que los tumores de
vejiga. El desarrollo de las técnicas endoscópicas (URS transuretral o
percutánea) ha propiciado el tratamiento mínimamente invasivo de este tipo de
tumores, con resultados comparables a la nefroureterectomía. La cirugía
laparoscópica consigue los mismos resultados oncológicos que la cirugía
abierta. Los pacientes con cirugías conservadoras deben ser sometidos a un
estricto programa de seguimiento.
En tumores de uréter, el grado y el estadío son los factores
pronósticos más relevantes, y el 70% están localizados en su tramo distal. La
cirugía conservadora puede ser contemplada en casos de riñón solitario. El TC y
la URS nos permiten decidir la actitud terapéutica. En tumores de uréter
distal, la cirugía endoscópica ofrece buenos resultados solamente si son de
bajo grado y bajo estadío. Como tratamientos alternativos, en tumores no
invasivos, tenemos la ureterectomía segmentaria distal con reimplante directo
en vejiga, si el segmento resecado es corto, o mediante una plastia de Boari
cuando es largo. En tumores de uréter medio o proximal no músculo-invasores, si
el tumor no puede ser abordado endoscópicamente, se procede a ureterectomía
segmentaria y ureterorrafia, pero si el segmento resecado es largo se puede
recurrir a vejiga psoica con Boari o a sustitución del uréter con ileon, y en
los casos más extremos al autotransplante con pielovesicostomía.
Plaza de San Pedro. Ciudad del Vaticano. Roma |
Ca de teste y de pene
La cirugía conservadora está indicada en tumores benignos
como quistes epidermoides, tumores de células de Leydig, etc. Pero el problema
es poder conocer su naturaleza benigna previamente. La ecografía puede ayudar,
pero muchas veces se hace necesaria la biopsia intraoperatoria. También la
cirugía conservadora puede ser contemplada en pacientes con cáncer de teste
único o bilateral, para preservar síntesis de andrógenos, fertilidad y mejora
de la calidad de vida. La ecografía nos puede servir para delimitar la
localización y extensión del tumor (la RMN estaría indicada solo en casos de
cáncer multilocular). La cirugía conservadora estaría justificada siempre que
pueda mantenerse más del 50% del parénquima testicular. La ecografía
intraoperatoria puede ser necesaria para guiar esta exéresis parcial. Una vez
procedido a excisión, se debe hacer biopsia de márgenes que debe confirmar
ausencia de tumor. Con esta técnica, la recurrencia local es baja (un 6,3%), y se
consiguen niveles normales de testosterona en suero en un 81%. El seguimiento
debe hacerse con ecografía y palpación, recomendando al paciente exámenes de
autopalpación.
En las masas residuales en retroperitoneo post-quimioterapia
se aconseja linfadenectomía porque la mayoría son teratomas. Se realizará de
forma bilateral en masas de gran tamaño o si está localizada en lado
contralateral del tumor testicular. En masas pequeñas bien definidas (menores de 5 cm), la
linfadenectomía limitada con laparoscopia o robot consigue los mismos
resultados oncológicos que la cirugía abierta, reduciendo la morbilidad.
La cirugía del cáncer de pene no solo debe perseguir buenos
resultados oncológicos sino también cosméticos y de preservación de la función
eréctil. La técnica quirúrgica se ha ido refinando a lo largo del tiempo. Los
márgenes de 2 cm exigidos clásicamente no son necesarios para un buen
resultado, y actualmente se propone una cirugía con finalidad más cosmética,
sin márgenes tan amplios, tal como la glandectomía y glanuloplastia, ablación
con láser CO2 y otras. Con técnicas quirúrgicas reparadoras, en pacientes con
estadío T1-T2, a los 12 meses de seguimiento la recurrencia fue solo del 6%, se
consiguieron resultados cosméticos en 90% y preservación de la función eréctil
en 85%.
La linfadenectomía inguinal debe indicarse en pacientes con
sospecha de adenopatías. En caso contrario, su indicación es controvertida.
Tiene complicaciones en el 30-60% (en 10% edema invalidante). La biopsia del
ganglio centinela es actualmente el procedimiento estándar, previa realización
de linfoescintigrafía (SPECT-CT scanning) para ponerlo de manifiesto (falsos
negativos no superan el 5%). La linfadenectomía debe considerarse curativa, no
solamente para estadiaje. No sería efectiva por sí solo si hay afectación
extradenopática y/o afectación de
ganglios pélvicos. La supervivencia, con afectación unilateral no
extracapsular, es casi del 80%, con afectación bilateral el 70% y con
afectación pélvica o crecimiento extracapsular el 35%.
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