Los agentes anestésicos comienzan a utilizarse con éxito a partir de la mitad del siglo XIX. Por fin se había conseguido lo que durante mucho tiempo se había buscado: practicar intervenciones quirúrgicas en ausencia total de dolor y, con ello, evitar el terrible sufrimiento que experimentaban los pacientes durante la cirugía. En España se introdujeron rápidamente las técnicas anestésicas venidas fundamentalmente desde Estados Unidos y el Reino Unido. De entre las primeras ciudades que iniciaron su uso clínico destacan Madrid, Barcelona y Santiago de Compostela.
Aunque resulte sorprendente
que una pequeña ciudad, como Santiago de Compostela, tuviera un protagonismo
tan marcado en el inicio de la anestesia general inhalatoria en España, será
más fácil comprenderlo en el escenario que por entonces pasaba la Facultad de
Medicina de la histórica Universidad de Santiago de Compostela. Por aquellos
años surgió una pléyade de ilustres figuras en torno a la Facultad de Medicina,
que dieron en formar la llamada Escuela
Médica Compostelana, encabezada por el decano José Varela de Montes.
Personajes decisivos para la introducción de la anestesia fueron los cirujanos
José González Olivares y Vicente Guarnerio, aunque posiblemente no sería
posible esta investigación sin el concurso del químico Antonio Casares.